“Cacho”, cafetero por vocación

Por Wilge Delgado
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"Cacho" es para quienes lo conocen “todo un personaje”, todos los días invariablemente, llega a la esquina de Onelli y Elflein con su carrito en el que transporta termos y un recipiente con facturas para empezar su labor como vendedor ambulante que ofrece “café, té, mate cocido y facturas”, señaló. “Nunca tuve patrón”, agregó y recordó “hace años en Rosario, un señor señaló el techo del taller donde trabajaba y luego, el cielo y expresó, ‘con patrón será difícil ver el cielo’ y, desde entonces trabajo por mi cuenta”.

Sobre su llegada a Bariloche, "Cacho" recordó “vine de Rosario en la década del 80, empecé mi trabajo y lentamente me hice conocido”, rememoró también el Bariloche de entonces, indicando los diferentes comercios que se ubicaban en la zona. “Soy vendedor por vocación, me gusta lo que hago, me hace sentir bien”, explicó y como anécdota contó: “una vez un comercio de la zona, me ofreció trabajo como vendedor y le dije que no, recordé que prefiero ver el cielo cada día en lugar del techo”, confesó.

“Me siento orgulloso de mi familia”, señaló, y acotó “mi esposa es empleada municipal y tengo dos maravillosos hijos que trabajan, somos felices, tenemos nuestra casa propia y seguimos trabajando, porque siempre se puede trabajar, sólo hay que animarse a hacerlo”, sugirió. “Nadie me conoce por mi nombre”, sostuvo "Cacho", como siempre, sonriendo y ante la pregunta, confesó: “me llamo Alfredo Vargas, pero nadie me conoce como tal”. Envió “un saludo a todos los cafeteros y amigos que me conocen”, concluyó.