En Bariloche también se habló de la Revolución de Octubre

La señal Encuentro puso en pantalla varios documentales sobre cómo la recibieron y acompañaron los artistas o sobre cómo evolucionó el cine como lenguaje artístico de la nueva dirigencia. Le Monde Diplomatique Argentina le consagró uno de sus Atlas monográficos. De manera previsible, Rusia Televisión también dedicó varios de sus espacios a repasar los acontecimientos centrales… En Bariloche, el Partido Obrero cerró recientemente un curso de tres encuentros al que tituló “A 100 años, de la Revolución de Octubre y su vigencia”.

Para realzar el acontecimiento llegó hasta aquí Rafael Santos, dirigente nacional de la fuerza de izquierda y evidentemente, especialista en aquel período turbulento. ”El Partido Obrero está realizando una campaña política. Di charlas en Neuquén y acá culmina un curso de tres charlas. La semana que viene (por esta) en Buenos Aires y en provincias habrá charlas, debates y hasta el sábado 11, un gran seminario en la Facultad de Ciencias Sociales con centenares de personas, paneles y mesas redondas con dirigentes de izquierda del mundo y Latinoamérica, historiadores y politólogos para sacar conclusiones”, realzó en diálogo con El Cordillerano.

Según Santos, “la Revolución Rusa fue un hecho muy importante y de alguna manera, hay que hablar de un antes y un después. Si bien hoy en Rusia no existe el socialismo ni un gobierno de los trabajadores, alteró por completo el mapa político del mundo. Recordemos que la Revolución Francesa triunfó en 1789 pero en 1830 de nuevo había un gobierno monárquico. Sin embargo, el paso que dio esa revolución fue trascendental para la humanidad, porque se expandió y tuvo características universales. La Revolución Rusa lo mismo, en otra etapa y con otro contenido de clase”, estableció.

Los sucesos de aquel octubre repercutieron “en la Argentina en particular y rápidamente, porque en enero de 1918 se rompió la juventud del Partido Socialista y se formó el Partido Comunista, o sea dos meses después de triunfada la Revolución. También tuvo importancia porque en 1918 fue la Reforma Universitaria, que mamó directamente de las ideas que planteaba la Revolución Rusa y las reivindicó. Y sabemos que la Reforma Universitaria tuvo una trascendencia latinoamericana muy importante, porque en todos los países de Latinoamérica miles de militantes y de activistas tomaron sus ideas”.

La Semana Trágica

El lejano triunfo de los bolcheviques hizo que aquí “el propio movimiento obrero diera saltos muy importantes: tuvimos una huelga general en 1919 de una semana y la Patagonia Rebelde. Todo se radicalizó enormemente y fue un faro, porque fueron los obreros rusos los primeros que lograron obtener las ocho horas de trabajo… A partir de ahí se diseminó una conquista que se venía discutiendo desde la Segunda Internacional en 1890. El triunfo fue un freno a la súper explotación capitalista porque todo el mundo tuvo una referencia concreta, ya no se trataba de una utopía sino de algo concreto”.

Por primera vez, “los trabajadores pudieron tomar el poder en un lugar y sostenerlo. Había habido otros ejemplos: en 1871 la Comuna de París, pero duró tres meses… En este caso, tomaron el poder y aguantaron años, pudieron colocar un programa político que situó a Rusia y a la Revolución en el centro del debate político y cultural del mundo. Fue un hecho nuevo. La Revolución siempre fue pensada por los dirigentes revolucionarios como Lenin y Trotsky como un hecho universal, no era que se trataba de un fenómeno ruso”, recordó Santos.

En efecto, “siempre se pensó que la Primera Guerra Mundial iba a dar lugar al desarrollo de la Revolución en todo el mundo, en particular en los grandes países industriales. La burocratización de la Revolución y el paso atrás que dio, es un accidente histórico y parte de un proceso contrarrevolucionario que para imponerse, mató dos millones de opositores. De todo el Comité Central que había dirigido la Revolución, en 1940 quedaban dos personas: Stalin y Trotsky. Y Stalin lo persiguió en México y lo terminó asesinando”, rememoró.

Para el dirigente del PO, “no es que la Revolución generó eso, (ese hecho) fue producto de un proceso contrarrevolucionario que también se vio en otros procesos. La Francesa también tuvo su etapa de alza y después los grandes líderes que aplicaron las medidas revolucionarias como Robespierre o Danton, ellos mismos terminaron guillotinados y vino Termidor: la reacción”. Sin embargo, su influjo quedó indeleble hasta la actualidad. De Octubre del 17, seguimos hablando un siglo después.

Tendencia a la disgregación

Para los adherentes a las ideas de izquierda, traer a colación a la Revolución de Octubre 100 años después tiene sentido “cuando uno ve hoy el desarrollo del capitalismo, porque no ve que haya una perspectiva de progreso. Hoy en día estamos viviendo 15 o 16 guerras importantes: Irak, Siria, Libia, Afganistán… Permanentemente el mundo está en guerras locales que son guerras imperialistas, porque son los grandes potencias las que intervienen para re-colonizar sectores de los países semicoloniales”, dictaminó Rafael Santos, dirigente del Partido Obrero.

Esos hechos hablan del “fracaso del capitalismo. Cuando se disolvió la Unión Soviética se declaró el Fin de la Historia, hubo una campaña de los ideólogos de la burguesía: la historia llegó a su fin con la democracia capitalista, que con sus defectos va a seguir siempre una ruta de progreso y nos va a ir mejor… 30 años después ese pronóstico no se produjo, tenemos un país como Yugoslavia que desapareció del mapa, totalmente balcanizado”, ejemplificó.

También trajo a colación que “se azuzan los odios raciales y tenemos en Europa, países como España donde la desocupación de la juventud es del 25 por ciento con ninguna posibilidad de progreso. Eso al mismo tiempo, explica por qué el fenómeno de Cataluña: es una reacción a la crisis capitalista y a la opresión del Estado español sobre el resto de las comunidades nacionales. Además, el Brexit y las tendencias en general no son a la cohesión del imperialismo y el progreso, sino a la disgregación”, sentenció.