20/04/2017

Decidió abrir un merendero en su casa y necesita de la colaboración de la sociedad

- GENTE SOLIDARIA - Mariana Navarro, de calle Miramar y Beschtedt, para la pasada Pascua intentó conseguir huevos de chocolate para los nenes de su barrio y no tuvo buenos resultados, entonces decidió para ese domingo salir a pedir leche, cacao y galletitas para hacerles una merienda. Varios vecinos de la ciudad se sumaron con cosas ricas y pasaron una jornada muy emotiva con la presencia de más de 30 chiquitos.

Decidió abrir un merendero en su casa y necesita de la colaboración de la sociedad
La joven que se propuso abrir un merendero en su barrio.
La joven que se propuso abrir un merendero en su barrio.

Por Susana Alegría
[email protected]

Es por esto que ahora tomó la decisión de instalar en su casita, un merendero para que los nenes puedan acercarse a compartir alimentos y juegos, los sábados y domingos, “porque de lunes a viernes, algo comen en la escuela, pero los fines de semana algunos pasan hambre” dijo la joven a El Cordillerano.

Mariana Navarro tiene 30 años, se crió en el barrio 28 de Abril, Miguel -su compañero- era del Arrayanes, por lo que ambos saben las necesidades que vive mucha gente en ese sector de la ciudad. 

“Cuando decidimos vivir juntos nos fuimos a alquilar y después fue imposible seguir pagándolo porque me quedé sin trabajo, entonces vendimos un auto que teníamos y con ese dinero nos compramos un terrenito en el Nahuel Hue”. Esa no fue una buena experiencia porque apenas instalaron una prefabricada y se mudaron, ese mismo día les robaron absolutamente todo, incluso las herramientas.

Mariana comentó que “nos enteramos que una conocida vendía un terreno en Beschtedt y Miramar pero no teníamos plata ahorrada, igual hablé con ella y nos dio facilidades de pago, así fue como llegamos a este lugar”.

Dentro del terreno hay un tanque de agua, el primero que se utilizó para abastecer al 28 de Abril y quedó allí abandonado. “Estaba lleno de agua podrida y ratas, así que tuvimos que trabajar mucho tiempo para dejarlo limpio, como no teníamos casa nos mudamos al tanque”. Se calefaccionaban sólo con una tostadora y una bifera, por lo que se enfermaron los dos.

Ahora que se hicieron una cabaña, ese lugar lo utilizan como depósito, pero es increíble que lo hayan estado habitando durante tanto tiempo, el frío y la sensación de encierro son muy grandes en su interior.

Volver a estar juntos

Miguel tiene un hijo de 13 años, por ahora vive con sus abuelos porque no cuentan con lugar para que tenga su dormitorio. La visita de El Cordillerano coincidió con la de trabajadores de Tierra y Viviendas, quienes les llevaban las planillas necesarias para acceder a un préstamo para mejoramiento habitacional. Ahora sí podrán construirle la habitación al jovencito y volver a vivir los tres juntos.

Hace unos años Miguel tuvo un accidente automovilístico y quedó con una discapacidad en uno de sus brazos, eso no impidió que levantara toda la casa donde viven actualmente.

Espíritu solidario

“Mi papá era de ayudar a los vecinos, él tuvo la idea de hacer el playón en el 28 de Abril, cuando yo tenía 14 años, lo mataron para asaltarlo en Beschtedt y La Paz”. Mariana muy emocionada recordó con nostalgia el gran corazón de su padre para con las necesidades de la gente. “Si no teníamos nada para darle a la gente que venía a pedir, la invitaba a sentarse a nuestra mesa a comer con nosotros”, dijo.

El merendero

“Ya en diciembre le comenté a Miguel que me gustaría darles algo de comida a los nenes del barrio los fines de semana, él me dijo ‘¿y por qué no? Te ayudo en lo que te propongas’”. Agregó: “fui a la junta vecinal para pedir que me prestaran el Centro Comunitario y me dijeron que no, era una traba detrás de otra y me desanimé, por eso directamente decidimos ahora abrirlo en casa”.

Cuando pidió leche y cacao la semana pasada por las redes sociales y a algunos vecinos, se sorprendió, “me pasé todo el día llorando de emoción, golpeaban las manos y traían facturas, leche, golosinas”; un nene se acercó con un poquito de cacao en una bolsa, porque todo suma cuando se trata de ayudar.

Cree en la gente

Mariana es la hermana del joven que hace un tiempo sufrió un asalto cuando se dirigía a su trabajo, y que luego de quitarle sus pertenencias le desfiguraron la cara a golpes. “La pasamos muy mal pero sigo creyendo en la gente y cuando uno hace las cosas de corazón, se van abriendo puertas”, reflexionó.

A sumar entre todos

Serían 33 los nenes que comenzarían a ir al merendero, la idea de Mariana es arrancar dentro de un par de semanas, por lo que aquellos vecinos que quieran colaborar con harina, azúcar, leche en polvo o galletitas, pueden hacerlo. Ella prefiere que sean insumos porque rinden mucho más al momento de hacer tortas fritas o pan casero. Para comunicarse con ella pueden llamarla al teléfono +54 9 294 464-6773. Ahora se han contactado con ella trabajadores del CAAT para ofrecerle el Centro Comunitario, pero le parece mejor que funcione en su hogar, para evitar futuros conflictos con otros vecinos.

Te puede interesar
Ultimas noticias