El fin de semana pasado Circuito Verde junto con personal de INTA Bariloche, realizaron un campamento de dos días con la meta de reforestar sectores de Loma del Medio en El Bolsón, área que fue afectada fuertemente por un incendio forestal iniciado por un fogón mal apagado.

Más allá de la plantación de nativas, la tarea que llevan adelante es mucho más profunda. El Cordillerano dialogó con Agustina Iglesias Louis, integrante de Circuito Verde para que amplíe detalles de la experiencia y la finalidad de lo realizado.

“Salimos desde Bariloche el sábado temprano en un micro, algunos integrantes de nuestra Asociación Civil y voluntarios que se sintieron motivados a sumarse a la iniciativa”, contó.

Llegaron a El Bolsón alrededor de las 10 de la mañana y se encontraron con el grupo de INTA de allí, en el sector de ingreso al sendero de Cascada Escondida. Luego de desempacar y organizar lo que sería el campamento brindaron una charla: “Contamos un poquito el porqué de la plantación y del sitio elegido y sobre lo que fuimos hablando con la gente de la zona”.

En su momento se supo, tanto por esos relatos como por lo que informaron algunos medios de comunicación que estaban en la región afectada, que por la fuerza del viento el fuego avanzó de manera totalmente descontrolada por la Loma del Medio, poniendo en riesgo viviendas.

“Luego de tres días lograron apagarlo pero se quemaron alrededor de 250 hectáreas de bosque nativo de cipreses y coihues” recordó.

Era necesario brindar el panorama para que los voluntarios comprendieran el contexto en el cual se planificaba la reforestación. Las dos especies mencionadas tienen una particularidad, luego del fuego no brotan a no ser que hayan quedado semillas esparcidas en el lugar.

No es solo ir a plantar

 En realidad no se trata solo de reforestar, se empieza mucho antes con la recolección de semillas, la producción de plantines y el seguimiento durante dos o tres temporadas hasta que están listos para llevarlo al territorio.

“También un equipo estuvo haciendo un relevamiento de las plantas que pusimos en ese sector con el INTA el año pasado, vieron la cantidad que había sobrevivido y haciendo mediciones de tamaño, altura y diámetro con respecto al crecimiento”, contó.

“Esa información nos sirve para saber si sirve lo que hicimos o si debemos modificar el sistema de plantación, saber concretamente cuántos sobrevivieron luego de la reforestación del año pasado.”

Plantas nodrizas

Este año pusieron en práctica un nuevo experimento relacionado con las plantas nodrizas. “Al ciprés le cuesta muchos años desarrollarse, por eso hay que ver dónde se pone cada plantín”. Necesitan tener alrededor determinadas especies (nodrizas) que lo protejan de las heladas y el viento en ese proceso de crecimiento.

1.000 plantines fueron donados por INTA, 1.700 aportaron desde Circuito Verde comprados en el vivero de Mallín Ahogado y otros 300 fueron donados por integrantes de la carrera de Viveros de la Universidad Nacional de Río Negro.

“Reforestamos 3.000 plantines de nativas pero también llevamos arbustivas, retamos, maitenes y lauras, éramos un total de 70 personas divididas en grupitos de 10, cada uno con un coordinador de Circuito Verde”, detalló.

Los plantines quedan demarcados con un GPS para una mejor localización al momento de realizar el seguimiento dentro de un año. “Al finalizar la primera jornada fuimos al campamento, donde compartimos una comida, hubo guitarreada y charlas sobre la experiencia de ese día”, dijo Agustina.

El segundo día desayunaron y volvieron a colocar los plantines restantes, con la misma dinámica de la jornada anterior. “Hicimos un cierre con reflexiones acerca de la experiencia y de los problemas ambientales en general, y luego regresamos a Bariloche”.