24/08/2018

Bernasconi es infinito

Al artista ya le queda chico el rótulo de ilustrador, si hasta filosofó en la charla con El Cordillerano…

Bernasconi es infinito
El artista, en plena faena.
El artista, en plena faena.

Un volumen precioso y hondo que tiene como sustento la sensibilidad, precisamente infinita de su autor.

Detenerse en las hermosas páginas de “El infinito” puede torcer el rumbo de una tarde. Leer sus breves poesías mientras se las intenta relacionar con las ilustraciones a su diestra implica redescubrir el disfrute… Una irrupción hacia otras dimensiones temporales, aunque el reloj no detenga su marcha y se aproxime la hora de entregar esta crónica a la Secretaría de Redacción. Manipularlo es re-enamorarse del libro como objeto y celebrar que detrás suyo resida un talento inmenso. Y que, además, sea vecino de Bariloche…

Definir a Pablo Bernasconi como ilustrador ya sería injusto. Si hasta filosofó en la charla con El Cordillerano. “Es una especie de secuela de un libro anterior que se llama La verdadera explicación, que proponía una hipótesis o especie de ensayo donde postulaba cuál era la diferencia entre belleza y verdad”, arrancó. El artista quiso ver “en qué momento la poesía podía explicar ciertas cosas que a los adultos y a los niños nos cuesta entender, de mejor forma que la verdad, como eje desde lo científico o de lugares más comunes, donde uno a veces intenta buscar soluciones a los problemas, algunos existenciales y otros súper terrenales”.

Entonces, “ese primer libro tenía como disparador la confianza o fe que tienen los niños en sus propios dichos, cuando procesan explicaciones a veces inventadas sobre por ejemplo, los fantasmas o los dinosaurios”, ilustró Bernasconi. “Por pura lógica infantil, esas explicaciones tienen mucho de verosímil porque ellos se ocupan de construir en su imaginario una solución verosímil al problema. Eso es hermoso, me parece fabuloso… Entonces, hice el ejercicio de intentar la explicación de un montón de cosas desde ese lugar: adopto un mecanismo que tuve de niño y un poco mantengo de adulto, y confío en él”, resaltó.

En “La verdadera explicación” existe “un pequeño texto que se llama El infinito y cuando lo leí, me pareció que podía tener un desarrollo más amplio. Se podía extender a un libro entero, entonces lo tomé, lo completé y generé este libro”, justificó el cada vez más escritor. “Tomando todo lo que dije antes, El infinito sostiene desde los argumentos poéticos esta concepción tan inasible de algo inabarcable: el infinito… Entonces, ¿cuál es el concepto de infinito desde la matemática?”, desafió.

Inabarcable para el humano

Acto seguido, explicó Bernasconi: “hay un montón de teorías, pero ninguna logra superar la abstracción total. El infinito es inabarcable para un humano, si alguien lo quiere explicar desde la matemática lo puede lograr, pero no se puede entender. Desde la física y desde la filosofía, desde Platón en adelante, es un tema que merodea continuamente”. Es ante estas imposibilidades que irrumpe en escena la poesía, porque “hay una confianza en sí misma para explicar conceptos que no tienen escala humana… Uno está inhabilitado a comprenderlos por lo abstracto y por lo inasible. El infinito es uno de ellos, pero desde la poesía uno se puede acercar y hay una cierta proporción que nos seduce como para entender”, compartió.

Así las cosas, “este libro es un mini poemario que tiene pequeñas definiciones desde diferentes lugares: algunas tienen algún grado de angustia, como conlleva el infinito… Cuando uno se aproxima al concepto, hay ciertos momentos en los que se angustia por su pequeñez. Hay otras que tienen mucho de humor y otras, hasta incluyen a la matemática. Otras tienen proporciones filosóficas, entonces cada definición que tomo intenta abarcar desde un montón de lugares siempre poéticos, el concepto”.

Su autor tomó el libro y leyó para el cronista: “el infinito es / esa pesadilla / en la que estoy dentro de la lluvia del televisor / y me toca / barrerla con escarbadientes… Es uno de los textos que claramente, pega en un lugar de angustia. Sin embargo, hay otros que toman elementos muy cercanos y los relaciona con la ambigüedad: el infinito es / un tapiz blanco y gigante / que esconde la primera cana / de una oveja negra… Como es un libro ilustrado o álbum, cada una de esas pequeñas poesías está completada por una imagen que cuenta desde otro lugar la metáfora. El libro propone una serie de metáforas que son universos en sí mismas. Cerca de 32 definiciones, cada una empieza y termina en una doble página”, describió. En realidad, no es tan así. “El infinito” no reconoce principio ni final…

Al comienzo, la palabra

En “El infinito”, al principio fue la palabra. “Siempre escribí primero. No siempre es así en mis libros, pero en este caso, el texto vino primero porque propone la abstracción para encontrar la imagen. Al conformarse por palabras, que son términos, motorizan la metáfora... La imagen, a veces completaba aspectos que la palabra no había llegado a sostener e incluso, a veces la negaba”, aseveró Pablo Bernasconi, enigmático.

Pero dio unas pistas: “por ejemplo, el infinito es / una hormiga que perdió la fila / y deambula confiada / por entre las patas de un elefante… A veces, la imagen está en un universo paralelo (un hombre diminuto camina entre monumentales rascacielos) donde se aproxima a cosas del texto pero agrega otras. El infinito es / una idea que no quiere, no se deja, / se rehúsa a ser / en una palabra… Entonces, toma aspectos de la literatura, de la filosofía, de la matemática”, insistió.

Además, el libro contiene algunos mensajes un tanto ocultos. “El folio de cada una de las páginas, es decir su numeración, es muy errática pero tiene un asidero… Un folio arranca en 6, el próximo es 22, el que sigue 75 pero todos tienen relaciones reales, por ejemplo, con la matemática, la física, la química, la quiniela, la poesía, la literatura”.

Otro ejemplo: “el infinito es / un cuento / que sobrevivió a la infancia / y recién ahora lo entiendo, pero ya soy grande. / ¿Es muy tarde? Su número es B612, el asteroide de El Principito”, reveló Bernasconi. “Todos los folios tienen chistes escondidos, muy sepultados, algunos son muy difíciles. Son acertijos porque lo que más interesa al generar este tipo de libros, es que uno los redescubra en cada lectura”, pidió.

Su autor no quiere que “termine el libro con la última página, sino que uno necesite volver a iniciarlo porque va a encontrar un montón de nuevas pistas e incidentes que lo van a aproximar a una relectura. Para mí, es muy placentero cuando leo a otros autores y redescubro cosas que había pasado por alto, no por no prestar atención sino porque no era el momento adecuado y uno también se mueve y asimila nuevas cosas. Con este libro, también tuve esa iniciativa como propuesta”, explicó. Si el infinito es poesía, ¿el retorno será eterno?

Más “Mentiras y moretones”

Polifacético, Pablo Bernasconi retornará al escenario de la Biblioteca Sarmiento con “Mentiras y moretones”, al que define como “un concierto de literatura que habla de la forma en que tomamos las caídas, los golpes y de cómo uno se repone apelando al arte, el juego y la poesía. En el espectáculo se encontrarán con astronautas telúricos, elefantes y telas de araña, monstruos bajo la cama, trompetas que cobran vida, hamacas rebeldes, bomberos enamorados y muchas más historias que ejemplifican y conducen simbólicamente los relatos” desde su impronta estilística.

”Mentiras y Moretones” se convierte “en un experimento teatral muy especial gracias al dibujo en pantalla gigante, al diseño de objetos, el recitado, la actuación, la música y los cuentos” del propio artista. Además, participan en el espectáculo Pablo Ríos en guitarra, Eugenio Davide en la actuación. Bernasconi se ocupa del dibujo en vivo, piano y recitado. La obra estará mañana sábado y el domingo desde las 18.30 en el espacio del Centro Cívico.

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