07/06/2018

En limpiar los océanos se juega la vida

El Día Mundial de los Océanos se conmemora hoy para recordarle a la opinión pública mundial el gran papel que juegan en la vida de la humanidad. En rigor, en todas las vidas… Los océanos funcionan como pulmones del planeta, ya que generan la mayoría del oxígeno que respiran los seres animados, no solo los humanos... La jornada es útil para generar conciencia sobre las consecuencias que la actividad humana tiene sobre tamañas masas de agua y para poner en marcha un movimiento ciudadano de alcance global a su favor.

La conmemoración del 8 de junio quiere movilizar y unir a la población mundial en torno a un objetivo: la gestión sostenible de los océanos. Éstos son una fuente importante de alimentos y medicinas, además de parte esencial de la biosfera. En definitiva, la fecha es un buen motivo para celebrar en conjunto la belleza, la riqueza y el potencial de los océanos, pero no solo desde un punto de vista meramente utilitario.

En 2018, el lema es “Limpiemos nuestros océanos”. La conmemoración gira alrededor de iniciativas que procuran prevenir la contaminación por plástico y proponer soluciones para transitar hacia océanos más limpios. Como dijimos en esta columna en ocasión del reciente Día Mundial del Medioambiente, la polución por plástico causa enormes daños en los recursos marinos.

Las pruebas al canto: el 80 por ciento de la contaminación que padecen los océanos es causa del accionar de los seres humanos. Por año, 8 millones de toneladas de plástico acaban en esos inmensos campos marinos, con los consiguientes estragos para la vida silvestre, la pesca y el turismo. El aporte de plástico contaminante cuesta por año la vida de un millón de aves marinas y de 100 mil mamíferos de la misma índole. Espeluznante…

El asunto no es problemas de otros: los peces comen plástico en los océanos y los humanos nos comemos después esos mismos peces. Los productos plásticos que van a parar a los mares generan gastos por 8.000 millones de dólares en daños a los ecosistemas marinos, año tras año. Si bien las respuestas deben ser políticas y a gran escala, las conductas individuales del día a día también pueden incidir en una reducción del consumo de plástico. Hay que usar menos y reciclar siempre el que no se pueda dejar de utilizar.

Un año atrás, entre el 5 y 9 de junio, se celebró la Conferencia de los Océanos, la primera de las Naciones Unidas sobre la temática. El cónclave significó una oportunidad única e inestimable para que el mundo asumiera poner fin al deterioro en la salud de los océanos y los mares a partir de soluciones concretas. El encuentro sirvió además para promover el avance del Objetivo 14, parte de la Agenda de Desarrollo Sostenible que adoptaron los 193 Estados miembros de la ONU en 2015. Éste hace un llamamiento para conservar y usar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos.

A través de su temperatura, la evolución de su química, las corrientes y su vida, los océanos mueven sistemas que hacen que la Tierra sea habitable para la humanidad y para las demás formas de vida. Las precipitaciones, el agua potable, el clima, el tiempo, las costas, gran parte de los alimentos e incluso el oxígeno del aire que respiramos provienen -en última instancia- del mar y cuentan con su regulación.

Por otro lado, históricamente los océanos y los mares fueron cauces vitales para el comercio y el transporte. La gestión prudente de los océanos como recursos esenciales es una característica clave del futuro sostenible. Sin embargo, la práctica de sobre-pesca y la contaminación marina, junto con los efectos cada vez más adversos del cambio climático -como la acidificación-, ponen en peligro los océanos.

Las tendencias globales señalan el deterioro continuo de las aguas costeras a raíz de la contaminación y la eutrofización. El último de los fenómenos obedece al exceso de nutrientes en el agua, a menudo consecuencia de la escorrentía, circunstancia que provoca la proliferación de plantas y la muerte de la fauna por falta de oxígeno. De los 63 grandes ecosistemas marinos que se evalúan en el Programa de Evaluación de las Aguas Transfronterizas, el 16 por ciento está en riesgo “alto” o “máximo” por eutrofización costera. Se ubican principalmente en Europa Occidental, Asia Meridional y Oriental, y en el Golfo de México.

Por su parte, la sobrepesca reduce la producción alimentaria, menoscaba el funcionamiento de los ecosistemas y disminuye la biodiversidad. La proporción de poblaciones de peces marinos que se mantienen en niveles biológicamente sostenibles disminuyó en todo el mundo del 90 por ciento en 1974 a más del 68 por ciento en 2013. La situación no permite dilaciones.

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