08/02/2018

Condenaron al acusado de prestar colaboración fundamental para un asesinato

DRAMATICOS TESTIMONIOS LO IMPLICARON SERIAMENTECristian Alberto Ballejo fue declarado responsable por su participación necesaria para el homicidio de Noé Gabriel Ravicule. Portando un arma de fuego había amenazado, gatillado y retenido a los acompañantes de la víctima mientras era acometido por Juan Pablo Cuadrado, quien ya fue condenado como el autor de las cinco puñaladas mortales. El monto de la pena será definido más adelante.

Condenaron al acusado de prestar colaboración fundamental para un asesinato
Cristian Ballejo fue declarado culpable, en algunos días se conocerá el monto de la pena que deberá cumplir.
Cristian Ballejo fue declarado culpable, en algunos días se conocerá el monto de la pena que deberá cumplir.

Por Mariano Colombo
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Con el voto rector de la jueza Romina Martini y la adhesión de sus pares Juan Martín Arroyo y Sonia Martín, el tribunal de juicio condenó por unanimidad a Cristian Alberto Ballejo, como autor del delito de homicidio simple en calidad de partícipe necesario. El fallo fue dado a conocer ayer, luego de un cuarto intermedio que se dictó tras el pronunciamiento de los alegatos de las partes. Todos los argumentos de la sentencia, se darán a conocer el próximo 19 de febrero, abriéndose a partir de allí el juicio de cesura en el que se definirá la pena que corresponderá al sujeto.

Para los jueces, no quedaron dudas sobre la existencia del hecho investigado, la presencia del acusado en el lugar y el despliegue que efectuó para convertirse en un partícipe necesario del crimen, que concretó su acompañante, Juan Pablo Cuadrado. En ese sentido, apuntaron que su comportamiento fue determinante para que quienes compartían la velada con la víctima, ingresaran a la vivienda y se vieran impedidos de ayudar a Ravicule, quien fue ultimado fuera del domicilio, enfrentándose en soledad al hombre armado que le quitaría a vida.

El episodio investigado ocurrió el 21 de marzo de 2016 en una vivienda de la calle Los Cipreses del barrio Usina de El Bolsón. Allí la víctima y varios integrantes de su grupo familiar, festejaban el cumpleaños de Luciano Apodaca. Cuadrado y Ballejo se presentaron en estado de ebriedad y fueron invitados a retirarse. Con insultos se alejaron del lugar en búsqueda de un cuchillo y un arma de fuego, con los que regresaron pocos minutos después para amenazar a los presentes y dar muerte al mencionado Ravicule.

Ballejo empuñaba un arma de fuego con la que le apuntó e incluso gatilló a varios de los presentes, diciéndoles que los iba a matar e impidiendo de ese modo que salieran en defensa de Ravicule, que había quedado fuera de la vivienda, a la merced de su agresor, Juan Pablo Cuadrado, quien le propinó cinco puñaladas que a la postre resultaron mortales.

En ese sentido los jueces tomaron los dichos de un testigo para desestimar la posición defensiva que apuntó que Ballejo no había querido el resultado fatal y no había ido hasta el lugar a matar a nadie. “Vos también querés morir” le había dicho Ballejo al testigo mientras lo apuntaba con el arma de fuego que portaba y gatillaba sobre su cabeza. “Sabía que quien estaba afuera sólo frente a Cuadrado iba a morir”, concluyeron los jueces.

Los alegatos

El fiscal Martín Lozada y los abogados querellantes Elio Gallardo y Daiana Puchy habían sostenido la acusación en sus respectivos alegatos, pidiendo la condena por un concurso real entre los delitos de homicidio simple en calidad de partícipe necesario y tenencia y portación de arma de fuego de uso civil sin la debida autorización legal.

Para Lozada “nunca hubiera podido Cuadrado concretar su impuso homicida sin la ayuda de neutralizar de Ballejo”. Para los querellantes, “más allá de la intimidación, apuntó y gatilló a los presentes con la intención de matar” y finalizaron que “sin su participación, el resultado no hubiese sido el mismo”.

El defensor particular Rodolfo Rodrigo ya había adelantado que también pediría la condena de su asistido, aunque evaluando distintos aspectos de lo ocurrido, consideró que a su asistido le correspondía la responsabilidad como partícipe secundario del crimen e ingresó sobre un terreno de tecnicismos para cuestionar el dolo y reclamar el encuadre del caso en la figura del dolo eventual.

El descargo del acusado

Antes de los alegatos el acusado pidió brindar su versión del hecho y dijo que aquel día estaba afectado por una profunda borrachera que le impedía en la actualidad recordar todos los detalles de lo ocurrido y que le impedía comprender por qué había ido hasta ese lugar.

“Yo les pido perdón, aunque sé que eso no va a solucionar lo que pasó, estoy arrepentido”, manifestó y agregó: “Anduve un año y pico escondido y tampoco fue vida para mí. Un día le pedí a Dios que me ayude y a los días me detuvo la policía, así que esa habrá sido la solución que tenía para mí”.

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