11/08/2017

Reflexiones sobre Seguridad y Policía abren las puertas al debate y el conocimiento

Ayer, en la Sala de Prensa del Municipio, se llevó a cabo una jornada de “Reflexiones sobre Seguridad y Policía”, organizado por la Universidad Nacional de Río Negro. Un encuentro de gran interés, teniendo en cuenta la riqueza de los oradores, apuntada la temática desde puntos de vista totalmente diferentes. A un año de la aparición del cuerpo del joven oficial Lucas Muñoz, crimen que aún sigue sin ser esclarecido. 

Reflexiones sobre Seguridad y Policía abren las puertas al debate y el conocimiento

Por Susana Alegría
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El esquema de dicha jornada fue dividida en cinco bloques, con tres panelistas por turno, que iniciaron Martín Lozada, Rubén Suárez y Walter Puebla Morón.

Eva Muzzopappa, una de las coordinadoras, enumeró los motivos que generó el encuentro, “la demanda de los familiares denuncia la violencia de Estado que se produce a través de ese rostro descubierto que resulta ser la Policía”. Agregó que “la desaparición, cautiverio y asesinato de Lucas Muñoz nos obliga a ampliar nuestra mirada sobre quiénes son las víctimas de esta violencia. Además de ser un oficial de Policía, fue un graduado como Técnico Universitario en Seguridad Ciudadana, que continuaba sus estudios aspirando a una licenciatura en Seguridad”. Algunos de los oradores lo conocieron como funcionarios o docentes de Lucas “de un marco de una política de seguridad que pretendió democratizar la formación policial y que lograron instalar una formación universitaria para la policía”.

Martín Lozada, Fiscal de Cámara de San Carlos de Bariloche, dijo que “el monopolio de la violencia legítima que detenta el Estado es una realidad tan contundente que se traduce en hechos tales como la existencia de 24 agencias de policías en la República Argentina, una por provincia, más una fuerza Federal, Gendarmería Nacional, Seguridad Aeroportuaria, Prefectura Naval y el ejercicio de Poder de Policía que depende de la Dirección Nacional de Migraciones. A esto, se suma la existencia de numerosos aparatos de Inteligencia y de miles de agencias de seguridad privadas. De modo tal que estamos hablando de legiones de empleados públicos que detentan el ejercicio del Poder de las Fuerzas”.  

Planteó una serie de interrogantes: “¿Cómo se hace para disminuir o minimizar el impacto del profundo divorcio que existe entre la producción académica alrededor de temas vinculados a la seguridad y Policía con el mundo institucional”, y agregó que pareciera que es agravante la distancia que existe entre ambos universos.

Resaltó que lo más grave es el “divorcio” de la voluntad popular, “del lugar de donde emana el poder para que otros nos representen”. Agregó que “en definitiva, las agencias policiales y su gobierno deberían tener, en esta sociedad democrática, un vínculo de conectividad entre el pueblo y el funcionamiento de esa agencia”.

Se preguntó, “¿Existe la posibilidad de hacer de este divorcio tan manifiesto algo diferente? ¿No llama poderosamente la atención que un área de la vida del Estado con tanta implicancia esté, una y otra vez, exenta de la voluntad popular?”. Agregó que, como sociedad, nos agravia cuando se toman decisiones sin ser consultados; sin embargo, no nos agravia cuando se trata del poder de la Policía, “estamos viviendo tiempos donde claramente está planteada la crisis de la democracia representativa, una gran brecha entre representantes y representados”.

Dijo que, como sociedad, cada vez más nos involucramos y nos hacemos oír cuando no estamos de acuerdo con un tema puntual pero, cuando se refiere al poder de Policía, el silencio es total. Entonces, se preguntó Lozada: “¿Será que la gente no tiene nada interesante para decir cuando del poder de la Policía se trata, será que los grupos más heterogéneos, sindicatos, organizaciones, minorías sexuales, personas discapacitadas, no tienen nada que decirnos acerca de cómo ejercer ese poder de la Policía? Pareciera que es así porque nunca son invitados a pronunciarse”. Dijo que uno de los desafíos “es el que se refiere a las posibilidades de acercar esos dos universos, lo que pareciera ser una verdadera afrenta democrática”. Finalizó diciendo que “los aparatos de policías están sometidos a controles internos, ¿cómo yo me controlo a mí mismo?”. Citó a un filósofo francés: “El poder es una bestia magnífica cuyas cualidades son la posesión, el control territorial, la neutralización de los cuerpos, el avasallamiento y la ruptura de todo mecanismo de contención”.

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Similitudes que asustan

Rubén Suárez, perteneciente el grupo de Investigación de la Universidad y parte de la Asociación de Familiares de Víctimas de Terrorismo de Estado de Río Negro, quien además fue profesor de Muñoz durante su paso por la Tecnicatura, al tomar la palabra dijo: “Lucas era parte de una promoción que todavía está sufriendo las consecuencias de haber formado parte de un espacio de mente abierta”.

Su  presentación se denomina “Muertes del segundo estado. Resoluciones anticipadas, complicidades y olvidos compartidos”. Dijo que su reflexión se basa en dos hechos, acercar el pasado con el presente, refiriéndose a un hecho que ocurrió en marzo de 1989 en Río Colorado. En ese momento, fueron asesinados dos pibes, una pareja de noviecitos de 17 y 19 años y, hasta hoy, el crimen está impune. “Cuando uno ve lo que sucedió con Muñoz y cómo se van dando las etapas del proceso, empiezan a aparecer puntos en común”.

“No hay ningún tipo de interpelación hacia el Estado ni de participación ciudadana en ese tema”. El caso puntual del que habló tiene tres puntos de análisis, “complicidad entre Policía, el Poder Judicial y la política”. Habló de “un poder oculto que, dentro de esos tres sectores, se manifiesta, actúa en consecuencia y después queda impune”.

Suarez comentó que hay más de 96 casos similares en la Provincia que no han sido resueltos, pero todos con una serie de pasos “establecidos”: un primer momento de asombro y confusión donde aparecen los cuerpos, un segundo momento de marchas y compromiso solidario de la comunidad, y un tercer momento donde todas las actuaciones se van entrelazando y confundiendo, y producen una matriz de desconocimiento que se traduce en incertidumbre y desazón”. Por eso, se justifica el nombre de su oratoria “Resoluciones anticipadas”. Charla que deja un sabor a pesimismo y falta de esperanza con respecto a la resolución de cada uno de los hechos sucedidos.

Informarse y ser parte

Cada uno de los oradores fue dando herramientas suficientes para tomar conciencia de la importancia de involucrarse a nivel social en cada una de las situaciones que se sienten como impropias. Uno de los oradores que cambió ampliamente el enfoque que se fue dando a lo largo de la jornada fue Carlos Roquer, ex Policía, instructor capacitado, titular de UNIPOLRN, quien anunció su participación como una posibilidad de escuchar la otra campana.

“La Policía de Río Negro es personal que viene de una institución civil armada. Su responsabilidad es proteger la vida de las personas pero lamentablemente sus derechos no los puede ejercer, no puede reclamar ni peticionar ante las autoridades porque si no es perseguido y yo soy un claro ejemplo de eso”.

Enumeró cada una de las acciones que realizó por las cuales fue sancionado y, con el tiempo, fue dejado fuera de la institución, todas relacionadas con representar a sus compañeros o exigir que se cumplan sus derechos. “La persecución que se genera contra el personal policial es terrible”. Dijo que se le exige al policía que proteja y cuide los bienes de los ciudadanos pero sus derechos no son respetados, las leyes por las que se rigen son de la época de la dictadura.

“La institución policial tiene una mentalidad arcaica que no deja pensar ni que se formen profesionales. Aquel policía que levanta la voz es sancionado y perseguido”, remarcó, en base a su propia experiencia.

“Había situaciones que no podía dejar de denunciar, yo era parte del Bora con una capacitación en Fueras Especiales. Andaba con uniforme mimetizado con chaleco antibalas y pistola, cuidando un camión que repartía vino y cerveza, cuando no había personal para proteger a los chicos cuando salían de las escuelas. Esas cosas no las pude callar”, dijo.

Se refirió a la frase de la Policía de Río Negro, “Sustine et abstine”, que significa soporta y abstente. “¿Qué es lo que tenemos que soportar y de qué nos tenemos que abstener? El policía tiene que soportar todo lo que ve y no lo puede decir porque no se lo permiten”.

Aclaró que todo lo expuesto es para que la sociedad tenga un pantallazo de cómo es la institución, aunque reconoció que la Policía de Río Negro es una de las mejores del país, pero que es necesario realizar una renovación de sus integrantes. “Necesitamos que la sociedad escuche a los policías, que los acompañe y que colabore para que se respeten sus derechos, que comiencen a ser vistos como seres humanos y como parte de la comunidad”.

Comentó que “cuando un policía vive una situación traumática, no tiene con quién hablarlo y canalizar lo que siente. Si acepta la intervención de un psicólogo, automáticamente le piden el arma, sin arma no puede hacer extras, sin extras no llega a fin de mes. Entonces, se guarda todo”.

Un panorama que intenta ampliar la visión de la sociedad con respecto a las fuerzas policiales, dando un pantallazo desde adentro, con situaciones puntuales y ejemplos claros.

También se presentaron Walter Puebla Morón con “Políticas estatales de seguridad y el valor de la vida policial en Río Negro”, Sofía Bordenabe de Abogados por la Igualdad, Juan José Guidi –Tecnicatura en Seguridad Ciudadana (UNRN), Susana Yappert – Centro de Estudios Patagónicos (CEP), Santiago Rey - En estos días- El contexto es la noticia, María Julia Spigariol y Juan José Guidi Docentes Universidad Nacional Comahue. (Curza) y, finalmente, el cierre con familiares de Lucas Muñoz. 

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