01/02/2017

Bariloche podría ser un destino turístico “anti envejecimiento”

- PARA ESTIRAR LOS AÑOS DE VIDA -  A las atracciones típicas para los turistas que hay en esta ciudad, se le podría sumar un nuevo punto de interés no tradicional, que tiene un potencial rentable según opina un grupo de emprendedores y científicos. Su idea: transformar a Bariloche en "la nueva Suiza" de la medicina anti envejecimiento.

Bariloche podría ser un destino turístico “anti envejecimiento”

Por Diego Llorente
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Así se desprende de un informe publicado esta semana por el diario La Nación, a partir de la "economía de la extensión de la vida", que incluye cambios en el mercado del trabajo. De esta forma, Bariloche podría convertirse en un centro de actividades para mayores.

"Con apoyo regulatorio del gobierno, contactos en el corredor de startups biomédicas de EE.UU. y China, algo de relaciones públicas y no demasiada inversión (en términos comparativos), podemos hacer que Bariloche sea la nueva Suiza para la clase media alta global, que busca opciones de punta en tratamientos antienvejecimiento", explicó Marcelo Rinesi, científico de datos, experto en matemáticas y miembro del instituto Baikal.

Este experto hace años estudia esta hipótesis: "hay una ventaja muy grande en ser el ‘jugador que mueve primero’, para instalarse como centro global, por eso habría que actuar rápido", entiende.

El racional de esta idea es que hay una ventana de tiempo regulatoria en los países centrales -donde se hacen la mayor parte de las investigaciones- entre los descubrimientos de base y su explotación comercial, que se podría aprovechar mejor en países de desarrollo intermedio. 

El interés de las startups por empezar a difundir sus productos en campo es enorme, y a eso se le suma que la Argentina tiene una muy buena tradición en medicina y biología. La oferta natural y cultural, cierran un combo perfecto para atraer millonarios en busca de unas décadas más de vida sana, afirmó Rinesi. 

De todas las líneas abiertas en el debate de la "singularidad" (la tesis que sostiene que ya entramos en una era de avance exponencial de la ciencia y la tecnología que traerá cambios drásticos en el corto y mediano plazo), la de la extensión de vida, por las consecuencias que implica, es una de las más interesantes.

Hasta hace pocos años, el debate estaba protagonizado casi exclusivamente por genios excéntricos como Aubrey De Grey, el gerontólogo que dirige la Fundación Matusalén, quien viene pronosticando que dentro de pocos años el proceso de envejecimiento celular podrá ser detenido, e inclusive revertido. 

Pero en forma más reciente, los avances en impresión 3D de órganos, clonación terapéutica o reprogramación de células madres, entre otros, elevaron esta discusión a un consenso, que ya incluye miles de investigadores, que una vida saludable mucho más extensa que la actual, será posible en un futuro no muy lejano. 

Por eso está emergiendo toda una "economía de la extensión de vida", que incluye consideraciones demográficas, de cambios en el mercado de trabajo y hasta de desigualdad: ¿qué pasaría si estos tratamientos son costosísimos y se limitan a un pequeño grupo de super millonarios, que seguirán acumulando riqueza durante cientos de años? Cálculos actuariales estiman que una vida sin enfermedades (igualmente nos podemos morir en un accidente, asesinados o vía un suicidio) duraría entre 4.500 y 6.000 años, según los supuestos que se tomen (que incluyen, entre otras variables, la velocidad con la que adoptaremos vehículos automanejados). Bien por encima de los 125 años que se sindican como la extensión "máxima" de vida, con el estado del arte de la ciencia actual.

"La mala noticia es que casi todo lo que está disponible actualmente para retrasar el envejecimiento no funciona. En el mejor de los casos es dejar de hacerse daño innecesario (sedentarismo, mala alimentación, etc); el equivalente a combatir un incendio dejando de echarle nafta", previene Rinesi.

La buena noticia es que el entendimiento científico de los mecanismos directos del envejecimiento, ya permitiría tratarlos de manera específica. No un entendimiento completo de todos los procesos, ni lo suficiente para prevenir o deshacer completamente el envejecimiento, pero sí como para ofrecer décadas de vida sana de las que hoy carecemos. "No sabemos si se incrementaría de manera significativa el rango máximo de vida, pero sí que es posible ofrecer una calidad de vida inmensamente mejorada a básicamente cualquiera con más de treinta o cuarenta años", afirma.

Más allá del aspecto humanitario, la oportunidad comercial promete ser enorme. En una economía mundial donde la demanda de productos y servicios por parte de las economías avanzadas crece muy lentamente. Es una de las pocas áreas industriales realmente masivas que todavía están en estado embriónico.

Paradójicamente, para una industria basada en biotecnología de punta, los países en desarrollo están en una posición muy buena para explotarla de manera competitiva, asociándose a institutos de investigación y empresas biomédicas que estarían increíblemente interesados en invertir a cambio de acceso a los datos obtenidos. Es uno de los muy pocos casos en los que un país en vías de desarrollo puede "ganarle de mano" a los países ricos y establecer una marca país en un área con enorme potencial de crecimiento.

¿El tamaño del mercado? Se espera que la cantidad de personas de más de 65 años llegue a mil millones en 2020 (22% de la población mundial) y alcance los dos mil millones en 2050. 

En la Argentina, la población adulta pasará de un 10,4% en 2010 a casi 20% en 2050. Un target interesante para mandarle folletos de viaje a Bariloche con "traslados incluidos, coordinador, excursiones, paquete de comidas y visitas a centros antiedad de primera línea, o similares". (Fuente: El Cordillerano y La Nación)

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