HÉCTOR ARCORE

| 28/09/2023

Atajadas y algo más

Atajadas y algo más

No conozco muchos casos donde un jefe que deje de trabajar provoque tristeza entre las personas a su cargo.

De ahí el sentido de estas líneas.

Héctor Arcore anunció que ya no estará al frente de este ámbito de seres extraños llamados periodistas.

Foto: Facundo Pardo.

Cuando entré a escribir en El Cordillerano, él era secretario de redacción.

Ahora –porque todavía faltan unas horas para que deje el puesto– es el director.

Todo un logro para aquel muchacho que empezó como cronista en las calles –y en las canchas– porteñas, allá lejos y hace tiempo.

Pero acá no se trata de trazar un currículum, sino, simplemente, de decir que lo vamos a extrañar.

En lo personal, me dio confianza de entrada.

Me permitió “volar”.

Sentí, cuando lo necesité, que me respaldaba.

Además, está el personaje. En el ámbito moderno de redacciones asépticas, su sola figura hace resurgir los ambientes del viejo periodismo –que no es lo mismo que periodismo viejo–, donde se discutía tratando de formar un ámbito de camaradería, transpirando tinta, respirando al ritmo de máquinas de escribir antiguas –¿dónde habrán ido a parar aquellos armatostes a los que tanto les “pegamos”?–, sintiendo la noticia.

Igual, pese a ese espíritu de diario de papel, se adaptó mejor que nadie a lo que los tiempos han impuesto a partir de los medios electrónicos.

Reitero, se lo va a extrañar.

También a sus bigotes… No sé cómo conseguirá despegarlos de la redacción, porque han pasado a ser parte de la decoración…

Ya no se escucharán sus hazañas de arquero (siempre debidamente “condimentadas”), ni tampoco cuestiones relativas a lesiones de partidos de salón, donde poco más, en su boca, se transformaban en la quebradura de Andoni Goikoetxea a Diego Armando Maradona.

Por mi parte, voy a echar de menos los cafés que de vez en cuando invitaba.

¿Qué será de la redacción sin su voz de barítono…? No, era chiste. Lo suyo, más bien, es una garganta con arena bastante áspera.

Sé que sueña con días paradisíacos, alejados de la sombra de las noticias diarias y con Independiente ganando (esto último explica por qué dije que soñaba).

Pero estoy seguro de que el periodismo, complicado como es, lo va a perseguir.

Y serán muchas las jornadas en que, más allá de la tranquilidad, él también va a extrañar.

Encima, hoy -28 de septiembre- está de cumpleaños.

Los pirulos se amontonan y él los ataja.

Volviendo a su decisión de decir “chau”, todavía no me lo creo.

Héctor, en serio… ¿Te vas? ¿O era una joda?

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