En 1981 Tina Turner se animó a dar testimonio sobre los que sufrió en manos de su exesposo a la revista People que en ese entonces tenía unos treinta millones de lectores. Ambos conformaban un dúo musical de gran éxito, pero detrás de escena ella vivía aterrorizada. Él la obligó a ver un espectáculo de sexo en un burdel la misma noche de bodas, le pegó con un ensanchador de calzado durante su embarazo, le tiro café hirviendo en la cara, le partió la mandíbula de una trompada, la empujó por una escalera y abusó con una percha metálica. También la violó.  Ella intento quitarse la vida.

Había nacido con el nombre de Anna Mae Bullock, en el seno de una familia pobre de cosechadores de algodón, con un padre golpeador y abuelos conservadores en materia religiosa.

Un día la madre se fue del hogar con sus dos hijas, a quienes dejó al cuidado de familiares. A los 17 fue madre soltera. A esa edad conoció a su primer marido, quien la integró a su banda de soul y le impuso el nombre artístico. De esa unión nació su segundo hijo y adoptó otros dos que tenía él de una relación anterior.

Un día tomó coraje y se fue. En el divorcio su exmarido la acusó de haberlo abandonado y exigió quedarse con todo. Tina accedió con la sola condición de quedarse con el apellido de casada, no quería volver a cambiar de nombre.

 A los cuarenta años debió empezar de cero, con shows pequeños, apariciones esporádicas en televisión, acompañando a otras figuras sin lograr que las discográficas se arriesgaran. Hasta que se decidió a contar que le había sucedido. Apoyada en su fe budista y con el empujón que le dio una vidente, aceptó dar el reportaje. Su relato sirvió para demostrar que la violencia doméstica no era una cuestión exclusiva de la pobreza y alentó, sin proponérselo, a que otras mujeres se animaran a denunciar a sus golpeadores. Incluso dentro de las celebridades.

Luego de este paso el éxito la acompañó, llegaron los videoclips, los papeles en varias películas, las giras musicales internacionales y los libros autobiográficos (“Yo, Tina” de 1986 y “My Love Story” de 2007). Pero el periodismo la siguió maltratando, con preguntas impropias y situaciones incómodas.

“Mi vida fue muy diferente a lo que piensan. No fue una buena vida. Lo bueno no alcanza a compensar lo malo. Así que no quiero más recordar todo eso”, dijo en un reportaje. Tal vez por ello se fue a vivir a Suiza, alejada de los escenarios, junto a su segundo marido con quien tuvo más de 30 años de felicidad.