OCHO MESES DE PRISIÓN EN SUSPENSO

| 22/03/2023

El adiestrador de perros que intervino en el caso Lucas Muñoz, condenado por “trucho”

El adiestrador de perros que intervino en el caso Lucas Muñoz, condenado por “trucho”

Marcos Herrero, el adiestrador de perros rionegrino que tuvo una importante participación en la investigación del secuestro y asesinato del agente policial Lucas Muñoz, fue condenado por la justicia mendocina a la pena de ocho meses de prisión en suspenso, por lo que la prisión domiciliaria que cumplía en Viedma de manera preventiva quedó sin efecto y recuperó su libertad. Lo encontraron culpable por los delitos de falsa denuncia, falso testimonio, usurpación de títulos y encubrimiento simple.

Un fallo firmado por los jueces Luis Correa Llano, Ramiro Salinas y Ariel Spektor, declaró culpable a Marcos Herrero por diversos delitos que cometió en el marco de su participación en un caso investigado en Potrerillos, mientras trabajaba en la búsqueda de Viviana Luna, una mujer desaparecida en el año 2016.

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Su presencia en Bariloche cobró gran relevancia cuando participó de la investigación del caso Lucas Muñoz y a partir de los resultados que aportó, derivó la investigación hacia un predio turístico del barrio Nahuel Hue, que a la postre fue allanado en reiteradas ocasiones sin que surja ningún elemento de interés para la causa.

Los fiscales Fernando Guzzo y Gustavo Pirrello, habían pedido una pena de 1 año y 4 meses de prisión de cumplimiento condicional, mientras que la defensa bregó por la absolución. Ahora el tribunal lo halló culpable y lo condenó a ocho meses.

La aparición de Herrero en Mendoza se dio en el año 2021, luego de desesperadas búsquedas de Viviana Luna (46), que no arrojaron ningún resultado positivo pese a todos los esfuerzos desplegados y la participación de grandes equipos de trabajo. Valiéndose de sus métodos tramposos ahora desenmascarados, en media hora aportó resultados impactantes: en un hotel abandonado encontró un cráneo, una carta semiquemada que hablaba de empresarios poderosos de Mendoza, de trata de personas y hablaba de Sofía Herrera, la niña de 3 años desaparecida en Tierra del Fuego hace muchos años, de un juez sospechado de corrupción, de María Cash y todo un entramado entre la justicia y los empresarios poderosos.

Pero la cosa no quedó ahí. Con el tiempo descubrieron que al cráneo supuestamente hallado por Herrero, le faltaba el maxilar. Luego detectaron que Herrero también había participado en la búsqueda de Marcela López (62), que desapareció en mayo de 2021 en Río Gallegos. Justamente en ese caso, Herrero había encontrado un maxilar.

Cuando profundizaron la investigación detectaron que tanto el maxilar que “supuestamente” había encontrado Herrero en Santa Cruz, como el cráneo incompleto que encontró en Mendoza, pertenecían a un hombre. Cuando indagaron un poco más, descubrieron que a Herrero lo vieron llegando a Mendoza con una mochila en la que llevaba huesos.

Para mayor certeza, el Laboratorio de Huellas Genéticas de Mendoza determinó que los huesos encontrados en Potrerillos pertenecían a un hombre y eran iguales a los que Herrero había hallado en un caso en Santa Cruz. Las dos muestras estaban contaminadas por el ADN del adiestrador de perros.

 

La premonición de Herrero en el caso Lucas Muñoz

Poco antes de cumplirse un mes del hallazgo del cadáver de Lucas Muñoz, Marcos Herrero se presentó en Bariloche para aportar en la investigación del caso que al día de hoy, sigue sin resolverse.

Cuando la investigación avanzaba a ciegas, sobre cualquier dato que aparecía en el expediente, Herrero se presentó con sus canes y recorrió un trayecto de aproximadamente ocho kilómetros, entre el lugar en el que hallaron sin vida a Lucas Muñoz y el complejo de cabañas del barrio Nahuel Hue, cuyo titular, casualmente, también es de apellido Herrero.

Fue esa situación la que motivó que especialistas en Criminalística invadieran más de una vez el complejo de Sergio “Chupete” Herrero en Nahuel Hue, y recorrieran todas las instalaciones secuestrando cuanto elemento les pareciera relevante para la investigación.

Naturalmente, no encontraron nada que vincule a Lucas Muñoz con el predio o con las personas que allí trabajaban.

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El fiscal Martín Govetto, que durante mucho tiempo tuvo a su cargo la investigación del crimen de Lucas Muñoz, no creyó del todo en la pesquisa practicada por Marcos Herrero, pero la parte querellante impulsó las medidas. La incredulidad de Govetto era razonable; durante los días que transcurrieron en la búsqueda de Muñoz y aún después de su hallazgo, sobre la ciudad arreciaron fuertes lluvias, vientos e incluso nevadas, lo que indudablemente ponía en duda la capacidad de los canes para realizar un rastreo odorífico.

Contagiados de cierto escepticismo, en aquel momento desde El Cordillerano buscamos la opinión de una eminencia: Mario Rosillo, doctor en ciencias veterinarias y distinguido a nivel nacional e internacional como uno de los más prestigiosos especialistas en odorología forense.

Rosillo fue distinguido con el premio Domingo Faustino Sarmiento por su aporte a las Ciencias Forenses. La técnica que instrumentó, es utilizada en distintos puntos del mundo y le ha valido numerosas invitaciones para dictar capacitaciones a las policías de Colombia, México, Panamá, Perú, Brasil, Barcelona, Portugal.

Explicó Rosillo a El Cordillerano que el cuerpo humano libera un olor muy característico en cada persona, casi un ADN. Esos olores provienen de escamas epiteliales que se desprenden del cuerpo a montones. Se trata de pequeñísimos compuestos orgánicos que en condiciones normales duran unas 36 horas y en condiciones especiales, el tiempo puede prolongarse mucho más.

El trabajo con perros, que tienen una elevada discriminación olfatoria con el entrenamiento adecuado, puede ayudar a seguir rastros tanto de víctimas como de autores de ilícitos, pero en la explicación fue categórico: “La duración de las bacterias contenidas en esas escamas, se reduce notablemente en condiciones desfavorables. Por caso, son muy sensibles a la exposición solar, lluvias intensas, fuertes vientos y nieve”, por lo que apuntando concretamente al caso de Lucas Muñoz enfatizó “hay que ser muy cuidadosos” y desaconsejó el trabajo con perros rastreadores en el caso. Ante el requerimiento periodístico aseveró que ese trabajo no correspondía, porque no hay forma de avalarlo científicamente y explicó “yo no lo creo, desde el punto de vista pericial forense no cierra”.

A su criterio el hecho de que el perro haya recorrido unos ocho kilómetros para indicar la presencia de rastros odoríficos en el interior del predio Cabañas del Nahuel Hue, puede deberse a “diversas motivaciones”, pero sin conocer en profundidad el caso, “no tiene sentido”, apuntó y aseguró “en un medio climático como el de Bariloche no hay ninguna posibilidad de éxito”.

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