PRIMERA OBRA DE LA BARILOCHENSE GUADALUPE COLOMBO PAZ

| 07/02/2023

“Intersticios”, el libro que toda madre (y padre) debería leer

“Intersticios”, el libro que toda madre (y padre) debería leer
La descubridora de intersticios.
La descubridora de intersticios.

En la actualidad, la autora trabaja en el equipo de cuidados paliativos del Hospital Zonal. Pero su prosa no tiene que ver con la autoayuda o el ensayo médico: es literatura con mayúsculas.

Antes del atentado a las Torres Gemelas, las cadenas estadounidenses de documentales todavía admitían cierta fascinación por culturas asiáticas o africanas. En un capítulo de una serie cuyo nombre no recuerdo, fue protagonista el pueblo boro boro, gente nómada que por el norte comparte territorio con los tuaregs. Entre otras facetas de su cultura, me sorprendió que, según la voz en off, cuando una boro boro es madre, el padre se ausenta durante dos años para no interferir en el ejercicio de la maternidad y no entorpecer en el vínculo entre nueva criatura y mamá.

No tan indirectamente, leer “Intersticios (notas de voz)”, de la barilochense Guadalupe Colombo Paz, ayuda a entender esa ausencia que, en Occidente, resultaría incomprensible y hasta objeto de ironía. Además, evidencia qué tan torpes podemos ser los hombres en una circunstancia similar, aunque el propósito de la autora no tenga como cometido poner en evidencia conducta masculina alguna. Al menos, no centralmente.

Por las dudas, aclaremos que no estamos ante un libro de autoayuda o algo así. El trabajo forma parte de la colección Prosa Guacha de Ediciones Las Guachas, que se presenta como “editorial independiente, feminista y cooperativa, radicada en la Patagonia”. No obstante, Colombo Paz no encaja en el estereotipo de la feminista, si es que existe tal cosa. En un párrafo, se presenta a sí misma y veremos que tampoco es una escritora más o menos estándar.

“Soy actriz y psicóloga. Me especialicé en psicooncología y en cuidados paliativos. También me dedico a la psicología laboral. El arte y la terapia, la vida y la muerte, enfermos y sanos, niños, niñas y adultos. Sobre todo eso, leí muchísimo. Aprendí miles de palabras en este recorrido, pero de ‘intersticios’, no. Nada. Se puede atravesar gran parte de la vida ignorando la existencia de algunas definiciones. Algunos términos específicos, como determinados libros o lecturas, tienen su momento. Y ahora, a mi vida, llegó esta”.

La autora venía de explicar en qué circunstancia había escuchado la palabra que finalmente, dio título a tu libro. Fue durante una circunstancia escabrosa para cualquiera que no sea médico y más bien dramática para cualquier familia que atraviese un momento similar. Un profesional de la salud quiso explicar a un angustiado hijo o hija: “Lo que tu papá tiene enfermo es el intersticio pulmonar, que viene a ser el espacio que hay entre las células”.

Comparte Colombo Paz: “La reunión siguió, terminó y yo me quedé pensando en esa palabra que nunca había oído antes, intersticio, y su significado, espacio entre. Me fui callada. La idea me rebotaba por todos lados. Sin terminar de comprender todo lo que quería decir, ya estaba clavada en la palma de mi mano como astillas de leña fina”. La metáfora tiene sustento: la escritora no solo es “nacida y criada”, sino también caminante de la montaña. Se supone entonces que periódica usuaria de fogatas.

Par de páginas después, ahonda: “El intersticio es algo que me empezó a pasar. Podrían decirme que mi palabra de época es ‘maternidad’. Acabo de ser mamá por primera vez. Pero no, no es esa la palabra que me define ahora. La palabra, el concepto, la revolución de esta época que estoy transitado es ‘intersticio’. La maternidad me trajo la suma de varios intersticios hechos acto, situaciones, desafíos”.

Con el correr de las páginas, explicitará cuáles son esos espacios entre. Algunos serán fácilmente reconocibles para las mujeres madres: el que existe entre ellas ahora y la que eran antes del primer parto; el que empieza a mediar con el trabajo cuando llega el detestable momento de retornar; el que se ahonda ante la pareja (de ahí la sabiduría de los boro boro); el que se establece frente al resto de las y los familiares y finalmente, por orden de aparición cronológica, el que también aparece mínimamente primero y más concreto después, frente al propio hijo o hija.

Pero los intersticios no son rupturas. Dice en el prólogo Daniela Pasik: “Esas grietas en las que (Guadalupe) se busca a sí misma para ser más que solo una mujer que cría y da la teta, son el espacio propio. Para volver a la chica que toma whisky, la que está enamorada de su pareja. También la nueva mujer que arrulla y se maravilla con ese conjunto de células que es un nuevo humano en el mundo. Y desde ahí encontrarse en ese mix, de disfrutar sin sobreactuar una alegría que no existe y padecer sin dramatizar un martirio”. Notable síntesis.

El que firma quisiera elaborar una frase que redondee esta reseña para El Cordillerano, pero precisamente, ya está escrita por la prologuista: “La literatura del yo, que está tan de moda actualmente, no es más que un nombre para el mercado, un rótulo encasillador (sic) que pide el mundo para entendere. Acá hay una autora que usa una porción de su vida como materia prima, pero va más allá de cualquier rótulo. Ella construya narrativa con su verdad”.  Gran literatura, hay que añadir. Imperdible.

“Intersticios (notas de voz)” se puede conseguir en librería Cultura o bien, a través de las redes sociales de Ediciones Las Guachas.

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