PERIÓDICAMENTE ERA DEVORADO POR EL BOSQUE

| 29/01/2023

¿El antiguo Paso de los Vuriloches terminaba en Villa Los Coihues?

¿El antiguo Paso de los Vuriloches terminaba en Villa Los Coihues?
Hoy reconforta bañistas. Siglos atrás, el lago Gutiérrez marcaba el fin de un camino legendario.
Hoy reconforta bañistas. Siglos atrás, el lago Gutiérrez marcaba el fin de un camino legendario.

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Se atribuye a Juan José Guillelmo su descubrimiento, aunque él mismo confió que supo de su existencia gracias a un “soldado viejo”. También requirió de la guía de un “indio” para su localización.

Los antiguos moradores del lago Nahuel Huapi no tenían ningún interés en que los españoles de Chiloé pudieran atravesar la cordillera. Las expediciones esclavistas que probablemente tuvieran lugar entre los siglos XVI y XVII eran un recuerdo poco grato, de ahí que el así llamado Paso de los Vuriloches no fuera transitado con frecuencia y que su trazado, periódicamente fuera devorado por el bosque.

Se atribuye a un sacerdote jesuita su descubrimiento, aunque como se verá, existían datos anteriores sobre el recorrido. Según el historiador de la orden, Guillermo Furlong, “una de las grandes empresas del Padre Guillelmo fue descubrir el camino director, para ir a Chiloé”. El religioso estuvo en la zona donde actualmente se erige Bariloche a comienzos del siglo XVIII, cuando estaba en funcionamiento la misión que había reconstruido junto con su colega flamenco Felipe van Der Meeren, quien quedó en la historia como padre Laguna.

Furlong reconstruyó parte de la historia en su libro “Entre los tehuelches de la Patagonia” (1943). En sus páginas apuntó que el trayecto que se usaba para unir Castro con el reducto jesuita “era muy largo y molesto por tener que atravesar navegando las lagunas de Nahuel Huapí y de Todos los Santos, vadear muchas veces el río Peulla, traslomar las dos cuestas y andar por terrenos pantanosos desde el Peulla hasta el mar”. A grandes rasgos, se trata del trayecto que, en el presente, sigue la excursión “Cruce Andino”, entre Bariloche y la localidad chilena de Puerto Varas.

Entre 1706 y su fallecimiento 10 años después, Guillelmo tuvo la necesidad de cruzar la cordillera en repetidas oportunidades, de ahí la búsqueda de un camino menos trabajoso. “Un soldado viejo le comunicó estando en Castro, que por la ensenada de Reloncaví, cuya embocadura está a unas diez leguas del actual Puerto-Montt (sic), o sea de Melipulli, ensenada que ahora (es decir, en 1943) conocen comúnmente los vecinos de aquellos lugares por el nombre de ‘la boca del Reloncaví’, o simplemente ‘la boca’, se entraba a un camino llamado de Bariloche, por el cual los españoles iban antiguamente a maloquear a los Poyas; y no pudiendo ir en persona e encaminarlo por su mucha edad, le dio el derrotero”.

Furlong escribió a mediados del siglo XX. Erró al afirmar que el camino se llamaba Bariloche, porque esa denominación recién surgió en los 1800, cuando se difundió un texto con un error de imprenta. En tiempos de Guillelmo y sus compañeros, el paso se llamaba de Vuriloche o Buriloche, según aparecen en varios textos de la época.

La conquista española de Chiloé se consumó a partir de 1567 y la primera mención al Nahuel Huapi en crónicas de conquistadores españoles data de 1620, aunque resulta muy verosímil suponer que hubo expediciones anteriores. Las malocas fueron expediciones esclavistas que se generalizaron hacia al este de la cordillera después de que los españoles acordaran tratados de paz con los mapuches del occidente.

Con los datos que le confiara el “soldado viejo”, Guillelmo propuso lanzarse por el enigmático paso. Como no contaba con fondos, “fue recogiéndolos de casa en casa por Chiloé, pidiéndolos de limosnas a los vecinos; los cuales comprendiendo la utilidad de aquel descubrimiento, le dieron víveres, herramientas y cuanto necesitaba a este efecto”. Sin embargo, sus dos primeros intentos resultaron infructuosos, reseñó Furlong quien, a su vez, se basó en “Historia de la Compañía de Jesús en Chile”, de Miguel de Olivares.

“No rindiéndose su constancia, buscó un indio que hiciese también aquel camino; pero cuidó que no fuese poya, pues que éstos no querían se descubriese, por miedo de que los españoles volvieran por él a molestarlos. El tal indio le dijo que la entrada por Nahuelhuapí, o sea por el naciente de los Andes, estaba en un lugar llamado los Baños, en razón de unas aguas termales que nacen allí”, consideró Furlong.

Era la referencia que faltaba: “con los datos que le dio aquel indio de que el camino era por el lugar llamado los Baños, emprendió el Padre Guillelmo un nuevo reconocimiento, disponiendo que parte de los exploradores entrara por los dichos Baños y parte por Ralún, y así lo hicieron unos y otros, abriéndose paso con hachas, machetes y cuchillones, dejando señales en los árboles para orientación y guía de quienes viniesen después ellos”.

Según la fuente de Furlong y no sin contratiempos, “el camino quedó descubierto con grande alegría de todos”. Sin embargo, “no se llegó a fijar con toda precisión hasta el año 1715”. No obstante, al año siguiente, quedó abandonada la misión y recién, en 1791, el franciscano Menéndez volvió a recorrer el siempre esquivo Camino de los Vuriloches.

En síntesis, para el religioso historiador y “según las noticias de Guillelmo, de Menéndez y de (Emilio) Frey, el camino de los Vuriloches era desde Ralun hasta la laguna Calbetue o Cayetues y desde ese punto por el río Quitacalzones hacia el Este y Sud-Este hasta un arroyo que baja al río Blanco. Habiendo cruzado el río de este nombre el camino iba por faldeos y zanjones y derrumbes hasta los llamados Baños de los Vuriloches, de donde pasaba a los Cauquenes en dirección Sud-Este, ascendiendo después a lo que es llamado ahora Paso Vuriloche o Bariloche, al sur del Tronador, hasta llegar a la pampa dilatada, hoy llamada Pampa Linda, desde donde seguía por la costa boreal de los dos brazos del Lago Mascardi, y de aquí al lago Gutiérrez y al Nahuel Huapi, donde estaba la Reducción”. Quiere decir que el famoso sendero, finalizaba aproximadamente, donde hoy está Villa Los Coihues.

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