Hoy te compartimos un postre bien cremoso y dulce que te va a encantar. Ideal para todos los fanáticos de las frutillas. Para prepararlo necesitás un molde desmontable, de unos 20 centímetros de diámetro.

Ingredientes:

1 bizcochuelo o pionono del gusto que prefieras

400 gramos de queso crema entero y firme

200 gramos de crema de leche batida a medio punto

100 gramos de azúcar impalpable

10 gramos de gelatina sin sabor 

250 gramos de dulce de frutilla

1 taza de jugo de naranja

1 kilo de frutillas frescas

Hojas de menta para decorar (opcional)

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Elaboración:

1- Diluí la gelatina con 2 cucharadas de agua fría y echá ¼ de taza de agua hirviendo. Revolvé bien y reservá.

2- Pelá las frutillas y cortalas en láminas.

3- Cortá el bizcochuelo por la mitad. Cubrí el borde del molde con una tira de papel manteca para poder desmoldar mejor después.

4- Mezclá el dulce de frutilla con el jugo de naranja, tiene que quedar bastante líquido.

5- Colocá una capa del bizcochuelo en el fondo del molde y untala con la mezcla de dulce y jugo.

6- Batí la crema de leche, agregá el queso crema y el azúcar impalpable, hasta que se forme una crema lisa. Mezclá con la gelatina hidratada y revolvé bien.

7- Cubrí el bizcochuelo ya remojado con la mitad de las frutillas cortadas y ubicá láminas de frutillas contra el borde del molde que está forrado.

8- Cubrí con la mitad de la preparación del queso crema.

9- Poné la segunda capa de bizcochuelo y untala con la otra mitad del dulce de frutilla y jugo.

10- Cubrí con la otra mitad de la preparación de queso crema y decorá con las frutillas que quedan y las hojitas de menta.

11- Llevá a la heladera por lo menos 6 horas, idealmente durante toda la noche.

12- Pasado ese tiempo, desmoldá con cuidado, usando un cuchillo para despegarlo. ¡Listo!