ORIGEN DE LA CONCENTRACIÓN DE TIERRAS EN PATAGONIA

| 27/11/2022

Cuatro millones de hectáreas para 545 “adquirentes” en Río Negro y Chubut

Cuatro millones de hectáreas para 545 “adquirentes” en Río Negro y Chubut
Las posesiones de la "Chile-Argentina" en 1909, una de las beneficiarias de la concentración de tierras.
Las posesiones de la "Chile-Argentina" en 1909, una de las beneficiarias de la concentración de tierras.

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Después de la Campaña al Desierto y mediante la aplicación de dos leyes, las tierras públicas recientemente incorporadas quedaron en poquísimas manos. Inicio de una problemática vigente.

Después de la concreción de la llamada Campaña al Desierto, unos 391 “beneficiarios” se quedaron con aproximadamente ocho millones de hectáreas, sobre todo en la Pampa Húmeda, aunque el 5 por ciento de las tierras que se distribuyó correspondió a la Patagonia. Por otros mecanismos de adjudicación, 545 “adquirentes” embolsaron cuatro millones de hectáreas en Río Negro y Chubut, procesos que están en el origen del acaparamiento de tierras que parece inseparable de la historia regional.

Fueron dos las normas que dieron principio a la distribución inequitativa. “Suele decirse que la Ley 947, de 1878, también llamada Ley de Fronteras o Ley del Empréstito, que financió la campaña militar, y la 1628 de premios militares, de 1885 que benefició con tierras a quienes las llevaron a cabo, fueron las formas más significativas de entrega de tierras públicas en los territorios nacionales, que derivaron en importantes concentraciones de la propiedad”.

Formuló la aseveración la historiadora Susana Bandieri, quien describió someramente el traspaso en “Historia de la Patagonia” (Editorial Sudamericana-2005), aunque en otros trabajos suyos pueden leerse profundos análisis sobre la cuestión. “Recuérdese que la primera de ellas –la 947– disponía que el gasto que demandase el establecimiento de la línea de frontera sobre la margen izquierda de los ríos Negro y Neuquén, previo sometimiento del indígena, se imputaría al producido de las tierras nacionales que se conquistasen”.

Entonces, “sobre esta base lanzó el Estado una suscripción pública para financiar la expedición militar por un monto estimado de 1 600 000 pesos fuertes, poniendo a la venta 4000 títulos sobre las tierras conquistadas por un valor de 400 pesos cada uno. Cada título otorgaba derecho a una extensión de una legua cuadrada (2500 ha), siendo la suscripción mínima de cuatro títulos”.

“Eos serían emitidos nominalmente o al portador, a opción de los suscriptores, pagaderos en cuotas de 100 pesos fuertes cada tres meses y producirían un 6 por ciento de renta anual abonada por semestres hasta su total amortización mediante la entrega en propiedad de las superficies”. La operatoria redundó en un negocio más que redondo: “De esta manera, a un precio de $0,37 la hectárea, se hicieron las primeras adjudicaciones de tierras públicas en los nuevos territorios, por un total de 8 millones y medio de hectáreas entre 391 beneficiarios, aun cuando hubiesen sido favorecidos por otras leyes”.

El mecanismo involucró a la Patagonia, aunque solo tangencialmente. “La mayoría de estas superficies, a elección de los suscriptores, se ubicó en la parte occidental de la provincia de Buenos Aires y en el este del territorio de La Pampa (7.832.227 ha), siendo escasamente representativa su participación en el área patagónica propiamente dicha (4,9 por ciento)”, estableció Bandieri.

No obstante, “también la Ley de Premios Militares concedió tierras a los expedicionarios al ‘desierto’ según su graduación militar, en bonos canjeables por superficies a elección que podrían ser transferidos. La mayoría de estos bonos fue cedida a terceros a un precio muy bajo –alrededor de $0,20 la hectárea– y quedaron en manos de especuladores o grandes compañías con intereses ganaderos previos en la región”.

En este caso y “por esta ley se distribuyeron más de 4 millones de hectáreas en los territorios del sur (26 por ciento del total) entre 545 adquirentes, más de la mitad ubicadas en Río Negro y el resto mayoritariamente en Chubut, lo cual es claramente representativo del proceso de acaparamiento que generó”, destaca el texto de la investigadora neuquina.

Siempre hubo favoritismos. “A pesar de la libertad de elección que se otorgó a los beneficiarios de una u otra norma legal, el Gobierno priorizó de hecho a los suscriptores del empréstito por sobre los premiados por sus servicios militares. Desde el momento mismo de emisión de la Ley 947 de 1878 se venían distribuyendo tierras con objeto de amortizar el empréstito. Para 1898 estas superficies habían sido repartidas casi en su totalidad, abarcando las mejores zonas del área húmeda de la pampa”. 37 y 20 centavos la hectárea, respectivamente. Hoy, una hectárea de campo cercana a Bariloche, cotiza a decenas de miles de dólares.

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