19/11/2022

¿Qué se sabe de la persecución de brujas en América Latina?: conoce los casos que ocurrieron en Argentina

El tribunal de la inquisición de Lima condenó a mujeres por prácticas diabólicas desde 1569 hasta 1820.

¿Qué se sabe de la persecución de brujas en América Latina?: conoce los casos que ocurrieron en Argentina

En 1703, cuando gran parte de América Latina era el Virreinato del Perú, en Tucumán (actual provincia de Argentina), Don Francisco Luna y Cárdenas denunció y llevó a juicio frente al tribunal de Lima a su esclava negra Inés, por hechizar a su esposa y provocar la muerte de sus dos hermanas. Un médico español, de apellido Vargas Machuca, ofició como testigo de la brujería. Él había convencido a Luna y Cárdenas de que su criada había “tocado la cabeza de su ama”, para luego intentar asesinar al mismo Don Francisco.

Frente al tribunal, el médico denunció que la mujer había vomitado “guesitos... que parecían ser de sapo... y unos palos de yerva [sic] y otras inmundicias, votones de asahar [sic] que no se pudo determinar lo que eran”. La declaración de Vargas Machuca era suficiente de por sí para que Inés fuera declarada culpable y encarcelada.

De acuerdo a los registros de la época,Inés fue brutalmente torturada. En su declaración, admitió que el diablo le hablaba y que vestía un traje español. Además, que “había hecho un trato de darle a su alma al tiempo que le enseñó el arte de la hechicería”.

También confesó cómo “desatar” el maleficio, para que Don Francisco y su mujer regresaran a la normalidad: debían buscar en un agujero tapado con una bayeta en un rincón del calabozo, donde hallarían un sapo color blanco, que en su barriga albergaba el encanto. El sapo debía ser puesto en la cabecera de la cama del matrimonio.

Según testificaron vecinos y notables de Tucumán de aquel entonces, el animal fue puesto donde se había indicado, y allí expulsó catorce espinas y tres cabellos del enfermo, entre otras inmundicias.

Inés fue considerada culpable, encarcelada y quemada en la hoguera.

Este es sólo uno de los tantos casos que ocurrieron en América Latina de hechicería y castigadas en territorio argentino, aunque es imposible saber con exactitud cuántas. 

 “El juicio de Inés se caracterizó por la brutalidad excepcional de la pena impuesta (la hoguera) y sería el primer caso documentado de pena de muerte por hechicería en las tierras que luego serían la Argentina”, señala Juan Bubello, director del Centro de Estudios sobre el Esoterismo Occidental de la UNASUR (CEEO)-organización académica independiente afiliada a la European Society for the Study of Western Esotericism.

Bubello recopiló en su libro Historia del Esoterismo en Argentina, cuatro casos de mujeres condenadas por el tribunal de Lima en territorios argentinos, entre los cuales aparece el de Inés.

Lee también: La historia del criminal nazi que vivió en Río Negro con total impunidad y nunca pidió perdón

En América del Sur, el tribunal de la inquisición de Lima funcionó desde 1569 hasta 1820. A partir de 1613 en Córdoba funcionó una comisaría de la Inquisición, dependiente del tribunal de Lima, hasta que fue abolida en 1813, por mandato de la Asamblea del año 13. “Aquí hubo una inquisición muy estricta. Así como en otras zonas de América. Se aplicaron todas las torturas peninsulares”, asegura Alicia Poderti, doctora en Historia e investigadora del Conicet, en una entrevista que cedió a National Geographic. La Santa Inquisición fue un tribunal creado por la Iglesia Católica Apostólica Romana dedicado a la supresión de la herejía. En 1484, el Papa Inocencio VIII llama a luchar contra la brujería en la bula Summis desiderantes affectibus.

El juicio más antiguo que se conoce, según Bubello, data del año 1595, cuando Ana de Córdoba debió pagar mil pesos de multa por “recurrir a indias hechiceras para que procurasen que su marido se muriese o no regresase a Santiago del Estero (Argentina)”. Ana había contraído matrimonio por segunda vez, con el capitán Blas Ponce, luego de que su marido Melchor de Villagomez viajara a España.

Indias y esclavas

En 1761 Lorenza y Francisca, nativas de la comunidad de Tuama, Santiago del Estero, fueron torturadas luego de haber sido acusadas de brujería. La tortura consistía en atarlas con una soga de manera tal que colgaran del techo, mientras que de sus pies colgaron un pesado hierro que no llegaba a tocar el suelo. En esta posición se las interrogó, pero ambas murieron antes de recibir una condena. Las “indias” habían sido denunciadas por el alcalde indígena, quien aseguraba que habían causado una enfermedad en su esposa María Antonia.

Los historiadores aseguran que, en su gran mayoría, las mujeres perseguidas por brujería eran “indias” y negras, quienes, “al practicar sus costumbres ancestrales, como adorar al Inka, fueron clasificadas por el aparato inquisidor como seguidoras del demonio”, explicó la doctora Poderti.

Bubello explicó que para los colonizadores españoles, las prácticas de los pueblos originarios eran “supersticiones” e “idolatrías” que debían ser “extirpadas” para poder enseñar la doctrina cristiana y en última instancia, si persistieran con la “hechicería”, serían castigadas (con encierros, azotes, pero muy excepcionalmente la muerte). 

Además, realizó una diferencia teórica entre la hechicería y la brujería: “Lo que vemos en las fuentes no son acusaciones de ‘brujería’, sino de ‘hechicería' (donde la construcción de pacto colectivo en un ‘Aquelarre’ no aparece y por ende, la sanción punitiva, en principio, es mucho menor)”.

¿Que opinión tenés sobre esta nota?


Me gusta 0%
No me gusta 0%
Me da tristeza 0%
Me da alegría 0%
Me da bronca 0%
Te puede interesar
Ultimas noticias