Tras 35 años trabajando en CTV National News de Canadá, Lisa LaFlamme -su principal periodista- fue despedida por el vicepresidente de Bell Media, dueña del conglomerado de medios de comunicación. El motivo fue que se dejó de teñir el pelo y empezó a mostrar sus canas, una decisión personalísima que no requiere de consentimiento alguno. El clima de trabajo ya era hostil desde la llegada de este directivo, pero cuando preguntó “¿Quién había aprobado que el cabello se tornara gris?” la gota rebalsó el vaso.

La productora se excusó diciendo que fue una decisión comercial y la respuesta no se hizo esperar. Se juntaron firmas de personalidades respaldando a la presentadora de 58 años y empresas como Wendy’s de comida rápida cambiaron el color del cabello de la mujer de su logo y Dove Canadá empezó la campaña #KeepTheGrey (“mantén el gris”) con gran repercusión.

Lo interesante del caso es el debate en la sociedad. “El despido es por edadismo” fue el comentario más difundido. La Organización Mundial de la Salud (OMS) concluye que es la tercera causa de discriminación social después del racismo y el sexismo. Clasificar y encasillar a las personas por su edad, estereotipándolas, genera un perjuicio que menoscaba la dignidad. En algunos casos empeoran su calidad de vida y generan un mayor deterioro. No todas las culturas maltratan a sus mayores, pero la globalización aumentó el problema.

Lisa LaFlamme se animó a hacerlo público, a mostrar que a pesar de su profesionalismo y prestigio también fue víctima de maltrato laboral por su edad. Después de todo hace honor a su apellido y su profesión, iluminando la realidad sobre lo que pasa, aun en el primer mundo.