16 HORAS PARA HACER POCO MÁS DE 400 KILÓMETROS

| 02/10/2022

¡La de mates y churrasqueadas que habrá cobijado La Trochita!

¡La de mates y churrasqueadas que habrá cobijado La Trochita!
La Trochita siempre provoca sonrisas. Foto: Facundo Pardo.
La Trochita siempre provoca sonrisas. Foto: Facundo Pardo.

Si bien la decisión de construir el célebre ramal se tomó en 1921, la primera formación ingresó a Esquel el 25 de mayo de 1945. Antes, se pusieron en marcha recorridos parciales. Floreció hasta la década de 1970.

Cuando finalizó la Primera Guerra Mundial, los tendidos ferroviarios de trocha angostan estaban en boga a costos relativamente bajos, porque se habían utilizado intensivamente detrás de los frentes de batalla para el traslado de las tropas y suministros. De ahí que para construir el ramal Ingeniero Jacobacci-Esquel se optara por una trocha de 75 centímetros. Que hubiera material de rezago en Europa y Estados Unidos disponible incidió en la determinación.

En estos días, una formación mínima de la célebre Trochita se convierte en atractivo de la Feria Internacional de Turismo. El acontecimiento se desarrolla en el predio que la Sociedad Rural Argentina posee en el barrio porteño de Palermo. El traslado de una locomotora y un vagón comedor por las rutas de la región y de la provincia de Buenos Aires generó gran interés entre lectores de El Cordillerano.

La determinación de unir el entonces paraje de Huahuel Niyeu con la localidad chubutense se adoptó en 1921, aunque hubo que esperar un par de décadas para que la obra finalmente llegara a su fin. No obstante, los pequeños convoyes comenzaron a circular a medida que se completaban los tramos, desde 1935 en adelante. En 1941, la línea llegó a El Maitén, donde se construyeron instalaciones para su mantenimiento.

En la actualidad, residen en el pueblo unos 4000 habitantes, en un valle de historia humana –como mínimo– varias veces centenaria. Sin embargo, el poblado comenzó a tomar forma como enclave agropecuario en los tiempos de la célebre Compañía de Tierras del Sud Argentino. Con la llegada del trencito, su fisonomía cambió vertiginosamente y, durante mucho tiempo, su perfil ferroviario fue el predominante.

A 160 km de Esquel y a 240 de Ingeniero Jacobacci, se instalaron los talleres principales de La Trochita. En sus mejores tiempos, llegaron a trabajar en esas instalaciones más de 100 operarios, muchos de los cuales ingresaron como aprendices y pasaron toda su vida como trabajadores de Ferrocarriles Argentinos. La empresa del Estado fue orgullo de la gran familia ferroviaria, hasta que, durante el menemismo, se decidió su privatización y desguace.

El taller de El Maitén también forma parte del atractivo legendario de La Trochita, porque en 2022, las locomotoras que allí se mantienen son auténticas reliquias. La ausencia de repuestos nuevos hace que su mantenimiento y reparación sea un trabajo auténticamente artesanal. No queda otra, porque cierta pieza data de 1890, por dar un ejemplo. Allí se desempeñan torneros, soldadores o ebanistas. Es posible recorrer sus instalaciones una hora antes de la salida del tren o en las mañanas de los días que no hay servicio.

Viaje inaugural a Esquel, desde Lepá. 1945.

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La primera formación llegó a Esquel el 25 de mayo de 1945. Sin embargo, pasajeros y pasajeras tuvieron que esperar hasta 1950 para valerse de los servicios de larguísima distancia de La Trochita. En efecto, funcionó una combinación que unió Esquel con Ingeniero Jacobacci para hacer el trasbordo hacia otro convoy, con destino a Constitución. En el Viejo Expreso Patagónico, uno de sus nombres históricos, a viajeros y viajeras no les quedaba otra que amigarse con los duros bancos de madera.

En los pequeños vagones había estufas a leña, en las cuales era posible hasta cocinar, pero básicamente se utilizaban para preparar mate y poner a punto alguna churrasqueada. Como el recorrido tan intrincado –más de 600 curvas– no permitía el desarrollo de grandes velocidades, era habitual que las viajeras y viajeros caminaran a su largo en algunas de las secciones. Para completar los poco más de 400 kilómetros de recorrido, La Trochita invertía nada menos que 16 horas.

El servicio de carga se utilizó con intensidad en las décadas 1960 y 1970, en particular cuando el Gobierno nacional impulsó la construcción de una represa hidroeléctrica sobre el río Futaleufú, cuyos trabajos se llevaron a cabo entre 1971 y 1978. El embalse quedó a unos 12 kilómetros de Trevelin. Ese período también apuntaló el crecimiento de El Maitén, en función de los talleres. En 1999, seis años después de su cierre, se declaró a La Trochita Monumento Histórico Nacional. En el presente, aunque con nuevas finalidades, vuelve a cobrar vida.

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