LA EPOPEYA INGENIERA DE LA TROCHITA

| 02/10/2022

402 kilómetros a pico, pala y voladuras

402 kilómetros a pico, pala y voladuras
La Trochita en su tramo rionegrino. Foto: Facundo Pardo.
La Trochita en su tramo rionegrino. Foto: Facundo Pardo.

Lee también: ¡La de mates y churrasqueadas que habrá cobijado La Trochita!

La decisión de tender la línea entre Jacobacci y Esquel se adoptó en 1921 y recién se concretó 24 años más tarde. Un ferrocarril de ensueño que inspiró un diario de viaje de fama internacional.

En jurisdicción de Río Negro, el ramal recorre Ojo de Agua, Futa Ruin, Mamuel Choique, Aguada Troncoso, Cerro Mesa, Fitalancao y Ñorquinco. Del lado chubutense, sigue por El Maitén, Bruno Thomae, Leleque, Lepá, Mayoco, La Cancha y Nahuelpan. Son las pequeñas estaciones que jalonan la línea férrea que, con sus 402 kilómetros, une Ingeniero Jacobacci con Esquel. La vieja y querida Trochita, que en estos días resplandece en Buenos Aires, mientras se extiende la Feria Internacional de Turismo.

Para traer a colación la historia de la línea férrea, de nuevo hay que recalar en la figura de Ezequiel Ramos Mexía, un hombre que fue decisivo en la política argentina entre 1898 y 1913, al punto de ocupar los ministerios de Obras Públicas y Agricultura. En 1908, promovió la sanción de la Ley 5.559 de Fomento de los Territorios Nacionales, en cuyo concepto se incluía unir la cordillera con el mar a través de un ramal ferroviario.

Es una historia más o menos conocida, que recién tuvo un corolario feliz en 1934, cuando después de demasiadas demoras, el ferrocarril arribó a Bariloche. El ramal había llegado al actual emplazamiento de Ingeniero Jacobacci en 1917. Con su nombre, la localidad de la Línea Sur rememora a Guido Amadeo, quien precisamente, fue un ingeniero civil de origen italiano, quien desde 1908 se desempeñó como director general de los Ferrocarriles Patagónicos.

En 1921 se decidió conectar Huahuel Niyeu, nombre original del paraje, con Esquel. Al año siguiente, se encargaron las locomotoras y los vagones. El trabajo que se acometió fue doblemente hercúleo, porque se llevó a cabo sin maquinarias, solo con el esfuerzo directo de los trabajadores, a pico, pala y voladuras. Célebre por sus 600 curvas que recorren el paisaje estepario de la región, concretar La Trochita demandó más de 20 años de trabajo.

A su finalización no solo se opusieron las dificultades intrínsecas del proyecto, sino también los vaivenes económicos nacionales e internacionales. En 1941, el tendido arribó a El Maitén y en 1945, se coronó el objetivo de unir Ingeniero Jacobacci con Esquel. La primera de las localidades se llama así desde enero de 1925, en homenaje al italiano que no pudo ver la conclusión de su trabajo: falleció en Andalgalá (Catamarca) en 1922.

En sus primeros tiempos de funcionamiento, los pequeños convoyes solo transportaron carga, pero a partir de 1950 se convirtieron en un medio de transporte fundamental para los vecinos y vecinas de tantos parajes. Mantuvo ese rol durante las décadas de 1960 y 1970 pero luego, a medida que avanzó el asfalto en la región, se multiplicaron los servicios de ómnibus y los fletes a través de camiones. En consecuencia, el espíritu nostálgico que caracteriza a La Trochita se acentuó.

Su evidente obsolescencia y la ofensiva antiferroviaria que desató el Gobierno nacional en la década de los 90, hizo que, en 1993, el trencito dejara de funcionar, a pesar de la resistencia popular. Después de unos años de abandono, los gobiernos de Río Negro y Chubut impulsaron su reaprovechamiento turístico a través de recorridos parciales, que son los que hoy se promocionan en el acontecimiento que se desarrolla en el predio de la Sociedad Rural Argentina.

El atractivo que el recorrido implica para viajeros y viajeras de índole internacional está reflejado en el libro “El viejo expreso de la Patagonia: un viaje en tren por las Américas”, que en su versión original data de 1979. Quiere decir que su autor, el novelista y cronista de viajes Paul Theroux, fue quizás el primero en advertir el potencial turístico de La Trochita. Su trabajo se tradujo al castellano 22 años atrás.

Si bien en la actualidad cuenta con 81 años, se dice que Theroux continúa con su manía viajera. Su obra más renombrada es “El gran bazar del ferrocarril” (1975), precisamente un diario de viaje sobre otro periplo mítico: Gran Bretaña, resto de Europa, Medio Oriente, el sur y el este de Asia hasta llegar a Japón, para luego retornar al punto de partida a través de la interminable Rusia, que por entonces era la enigmática Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

En realidad, en “El viejo expreso de la Patagonia”, el estadounidense plasmó su viaje de seis meses por el gran continente americano, a tal punto que su recorrido arrancó en Boston (Estados Unidos), siguió por México y Centroamérica, para precisamente, finalizar donde termina La Trochita. “Ahí, en la ciudad de Esquel, acababan los trenes. No había ninguna línea hasta la Tierra del Fuego”, lamenta el norteamericano en su libro. Una vieja joya, ahora con la identidad de Tren Patagónico, busca volver a resplandecer.

¿Que opinión tenés sobre esta nota?


Me gusta 0%
No me gusta 0%
Me da tristeza 0%
Me da alegría 0%
Me da bronca 0%
Te puede interesar
Ultimas noticias