EL NAHUEL HUAPI Y LA CIUDAD INDUSTRIAL QUE NO FUE

| 25/09/2022

¿Quiénes proyectaron un lago artificial y un dique sobre el Ñirihuau?

¿Quiénes proyectaron un lago artificial y un dique sobre el Ñirihuau?
Ningún pozón en el río se prosperaban los planes industrializadores.
Ningún pozón en el río se prosperaban los planes industrializadores.

Hacia 1913 San Carlos de Bariloche ya existía, pero su fisonomía no cuajaba con los planes del entonces ministro de Obras Públicas y Agricultura de la Nación. Un geólogo estadounidense recibió el encargo de estudiar el emplazamiento para otra ciudad.

Entre Sierra Colorada y Nahuel Niyeu, a la vera de la Ruta Nacional 23, se alza la pequeñísima localidad de Ramos Mexía, que recuerda con su nombre a quien ocupara el Ministerio de Obras Públicas y Agricultura de la Nación. Cofrade del geólogo estadounidense Bailey Willis, si hubieran prosperado sus planes, en lugar de vivir en San Carlos de Bariloche estaríamos en la Ciudad Industrial del Nahuel Huapi. La dupla no andaba con chiquitas: había proyectado un dique sobre el río Ñirihuau para abastecer de agua al poblado, entre otras grandes transformaciones al ambiente.

Para 1913, el pueblo ya existía con un perfil agrícola y ganadero que todavía miraba más para Chile que hacia la pampa húmeda. Pero don Ezequiel tenía otros planes: “Parte importante del ambicioso proyecto de Ramos Mexía, fue la ciudad industrial del Nahuel Huapi. Él veía a orillas del lago Nahuel Huapi una ciudad industriosa, con su comercio, centros educativos y políticos, capital de una provincia andina que abarcaría toda la cordillera desde Junín hasta Colonia 16 de Octubre”, es decir, Esquel.

Se debe la referencia a Juan Martín Biedma, quien en su “Toponimia del Parque Nacional Nahuel Huapi” (Editorial Caleuche-2004) alude al norteamericano al examinar el nombre de la laguna y a los cerros que reciben su nombre. En el quehacer de Ramos Mexía, “la elección del asiento de la futura ciudad le es encomendada a Willis. Debía situarse sobre un ferrocarril transcontinental, en intersección con las vías de comunicación Norte-Sur”.

Con esos designios, el geólogo “Descarta la región oeste del lago reservada a Parque Nacional y (también) la ribera Este, demasiado expuesta a los vientos y se decide por un lugar a orillas de un lago artificial provocado con la construcción de un dique en la segunda angostura del Limay, llevando las aguas a nivel del Nahuel”, según la reconstrucción del investigador. “En esta forma, las embarcaciones podían navegar ambos lagos y se obtenía fuerza motriz con el desnivel del agua del dique”, justificó Biedma.

Las cosas avanzaron bastante: “El plan de la ciudad llegó a ser aprobado por una comisión de funcionarios de distintas reparticiones, ante la cual B. Willis expuso su proyecto. En julio de 1913 llega a Buenos Aires con sus asistentes”, pero “el principal impulsor de la Comisión Hidrográfica, el mismo Ramos Mexía, era objeto de una violenta oposición”. Es que los intereses agrícola-ganaderos que por entonces mandaban en la Argentina, no veían con buenos ojos un avance industrializador.

El geólogo aprovechó un impasse para retornar provisoriamente a su país y “en abril de 1914 salía de las prensas de la casa editora Charles Scribners and Sons, el primer tomo y único publicado de ‘El Norte de la Patagonia’, con un análisis cartográfico de gran valor”, resaltó Biedma. Cuando Willis retornó a la Argentina, el panorama político había cambiado sustancialmente y Ramos Mexía ya no era ministro.

No obstante, “su sucesor, el doctor Carlos Meyer Pellegrini, comprendiendo la importancia y los beneficios que para el país reportarían los estudios, prorrogó el contrato hasta junio de 1914”. Del estudioso norteamericano, claro. De regreso al área del Nahuel Huapi, “personalmente explora la zona comprendida entre laguna Frías y Brazo Tristeza en búsqueda de un paso donde trazar un camino carretero”.

En forma simultánea, “estudió en detalle los planos de la ciudad industrial. Willis levantó planos y se trazaron las avenidas con el corte de arbustos y se estudió la provisión de agua mediante un dique en el río Ñirihuau, que evitaba el bombeo desde el lago”. Para el Parque Nacional, la célebre Comisión pensó en el cerro Runge “como ubicación de un hotel y la península San Pedro como zona de villas de residentes y turistas”.

Pero los planes de Willis y su equipo dependían de Buenos Aires. En el otoño de 1914 asumió la presidencia Victorino de la Plaza, quien designó a otro ministro. El estadounidense estaba de nuevo en su país para completar el segundo tomo de su obra, cuando a través de un telegrama, supo que la Comisión de Estudios Hidrológicos ya no existía. Corría enero de 1915. ¿Un dique sobre el Ñirihuau? ¿Una ciudad industrial sobre el Nahuel Huapi? Quizá fuera mejor así.

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