El neurólogo argentino Ricardo Cruciani fue encontrado muerto esta mañana en la Prisión de Rikers Island, en Nueva York. Estaba recluido allí luego de ser hallado culpable en julio por el abuso sexual de seis de sus pacientes. Estaba a la espera de su sentencia, el próximo 13 de septiembre.

La noticia fue informada por el diario New York Daily News. Por su parte, el Departamento de Corrección de la ciudad todavía no confirmó el hecho.

De acuerdo con el diario neoyorquino, varias fuentes confirmaron que el prisionero fallecido es Cruciani. Su cuerpo fue encontrado en la zona de duchas comunes y se cree que se suicidó subiendo a una silla y ahorcándose con una prenda de ropa.

Frederick Sosinsky, el abogado del médico, confirmó que su cliente había muerto en un comunicado, pero no se refirió a las circunstancias del deceso. “Los abogados y la familia de Ricardo están conmocionados y entristecidos más allá de lo creíble por haberse enterado de su muerte violenta mientras estaba bajo custodia de la ciudad esta mañana”, expresó.

Además, el letrado pidió “una investigación inmediata y objetiva”, que indague si los funcionarios de la cárcel cumplieron con ponerlo bajo custodia protectora y bajo vigilancia suicida, como estableció una orden judicial en el momento de su condena.

“Hasta donde sabemos, ninguna de estas condiciones se cumplió nunca”, sostuvo Sosinsky. “Si lo hubieran sido, no estaríamos teniendo esta terrible discusión”, sentenció.

El departamento de bomberos dijo que respondió a una llamada de un recluso inconsciente en la cárcel alrededor de las 5:50 a.m. Los paramédicos intentaron reanimarlo, pero no pudieron y fue declarado muerto en el lugar. Según el Departamento de Corrección, la causa de la muerte está bajo investigación.

Cruciani había sido encontrado culpable de abusos sexuales, violación y comportamiento depredador contra seis pacientes. Además, les había prescrito altas dosis de opioides para el dolor, que les provocaron adicciones posteriores. También enfrentaba cargos a nivel federal por supuesto abuso de pacientes mientras trabajaba para prestigiosos hospitales de Nueva York, Pensilvania y Nueva Jersey.