TRAGEDIA EN CATEDRAL

| 15/08/2022

¿Aportará la justicia restaurativa una salida alternativa a la muerte de Germán Cofian?

¿Aportará la justicia restaurativa una salida alternativa a la muerte de Germán Cofian?
Foto Matías Garay
Foto Matías Garay

Una serie de circunstancias que se alinearon increíblemente a la perfección, derivó en el fallecimiento de Germán Cofian, el pasado sábado 30 de julio. Todo ocurrió cuando un operario en la parte baja de la montaña puso en funcionamiento el medio Cóndor II, sin tener conocimiento que Cofian trabajaba sobre la línea, en la parte más alta.

De la apretadísima síntesis relatada en relación a la mecánica de producción del hecho, se desprenden irremediablemente diversas preguntas cuyas respuestas podrán hallarse en el material probatorio que se recolectó en el marco de la investigación penal que se realiza del hecho.

El objetivo de la investigación penal es demostrar si alguien pudo por impericia, negligencia o inobservancia de reglamentos, haber aportado los factores determinantes para que ocurra la muerte de Cofian y en consecuencia resulte responsable penalmente por el fallecimiento.

¿Qué hacía Cofian reemplazando una barra de seguridad? ¿Era el medio que él operaba? ¿Estaba capacitado para hacer esa tarea? ¿Quiénes estaban con él? ¿Cómo son los protocolos que se siguen a diario durante las tareas de puesta en marcha de los medios de elevación? ¿Falló la comunicación durante este proceso? ¿Por qué fallo? ¿Qué motivó que un operario active el medio mientras Cofian trabajaba en él?

Todo confluyó en que el cable de acero del medio de elevación, seccione de manera completa una de sus piernas por debajo de la rodilla y provoque una hemorragia masiva que en muy poco tiempo lo dejó sin chance.

El accidente ocurrió el sábado por la mañana, cuando el medio de elevación Cóndor II comenzó a funcionar en el momento en que el operario realizaba tareas de mantenimiento, antes que ese medio abriera al público.

Cofian se desempeñaba hacía 18 años como operario en el cerro Catedral y lógicamente había desarrollado profundos lazos de amistad con sus compañeros, en un ambiente en el que la hermandad, la solidaridad y el sacrificio son aspectos claves. Por eso es que lo ocurrido provocó un estallido en el ánimo de los compañeros y amigos de Cofian.

En el marco de la pesquisa del hecho se habían presentado en el cerro los fiscales Silvia Paolini, Facundo D'Apice y Martín Lozada, comandando, apenas ocurrido el hecho, las primeras tareas encomendadas como medidas de investigación. Junto a la labor específica de Criminalística, los fiscales avanzaron rápidamente en entrevistas a numerosos empleados de Catedral Alta Patagonia S.A., miembros del grupo de rescatistas que llevó adelante las tareas de reanimación y otras personas que tuvieron acceso al lugar y que fueron testigos de algunas secuencias distintas del accidente.

De tal manera que apenas iniciada la investigación la forma en la que ocurrió el hecho quedó absolutamente clara. En el camino, el Ministerio Público Fiscal topa contra compañeros y amigos de la víctima, que podrían tener algún grado de responsabilidad en el hecho y ahí es donde ingresa justamente la justicia restaurativa.

Es que si la fiscalía obtiene elementos probatorios que certifiquen que son justamente los compañeros de Cofian los que cometieron alguna impericia, negligencia o actuaron antirreglamentariamente, deberá avanzar directamente hacia un reproche penal.

La justicia restaurativa propone un camino distinto al castigo a los responsables de un delito. El foco está puesto en las necesidades de las víctimas y evita el cumplimiento de principios legales abstractos.

Además, introduce el concepto de ofensor en lugar de criminal o delincuente, buscando así disminuir la estigmatización de las personas involucradas y propone que todos los involucrados en un hecho resuelvan de manera consensuada, cómo enfrentar las consecuencias de la ofensa.

Es decir que por un lado los ofensores deben asumir la responsabilidad por sus acciones y deben comprometerse a reparar el daño que han generado, pero particularmente son las víctimas las que definen cuál es la posible reparación de lo ocurrido. Las alternativas para dar por cumplida una reparación son variadas: un pedido de disculpas y un compromiso de no volver a provocar una ofensa; la restitución de algún elemento robado o en disputa; realizar tareas no remuneradas para la comunidad; donaciones, bienes muebles o inmuebles, o dinero y muchas más.

En consecuencia, es vital durante todo el proceso el diálogo entre víctimas y ofensores y en términos generales se asegura que esta forma de resolver los procesos penales provoca un mayor grado de satisfacción en las víctimas en relación a su deseo previo de justicia y por otro lado se afirma que los involucrados asumen una mayor dimensión de la responsabilidad que les cupo en el hecho.

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