EXPONE EN INSTITUTO ARTE Y PARTE

| 05/07/2022

Desde Ancud, Calfu Kurruf también se hizo “Viento nómade”

Desde Ancud, Calfu Kurruf también se hizo “Viento nómade”
Calfu Kurruf, bajo la mirada atenta de Takanak. Foto: Facundo Pardo.
Calfu Kurruf, bajo la mirada atenta de Takanak. Foto: Facundo Pardo.

Lee también: Florencia Burton reconecta con la naturaleza después del paréntesis

Forma parte de la muestra que curó Ángeles Irala, de la que también participan Florencia Burton y Cora Langbehn. Dos obras muy distintas entre sí, pero de llamativa potencia.

Debería escribirse las dos veces con k, pero Calfu Kurruf (viento azul en idioma mapuche) elige que su seudónimo artístico se escriba así para reivindicar su condición mestiza. Reside habitualmente en Ancud y si no nos perdimos de nada, es el primer artista plástico trasandino que expone en Bariloche después del aflojamiento de la pandemia. Participa de “Viento nómade”, la muestra que, con curaduría de Ángeles Irala, también reúne trabajos de Florencia Burton y Cora Langbehn.

El Cordillerano dialogó con el plástico mientras la muestra se colgaba en Espacio La Gloria, la sala de exposiciones del Instituto Arte y Parte. “Traje dos obras. Una se llama Pandémico y fue literalmente, una experiencia de arte-terapia durante el encierro. Empezó como un ejercicio de buscar formas desde el gesto, del movimiento y la línea con carboncillo para que luego, de a poco, fueran emergiendo figuras que iba reconociendo: una ballena y otros seres”, explicó Felipe Figueroa, tal el nombre que aparece en su documento.

El proceso fue tan importante como el resultado porque, “al final, se configuró toda una historia que nace como desde la Luna y baja con rebotes hasta profundidades, que podrían ser el mar, pero en realidad, son las profundidades de nosotros mismos, porque es un trabajo introspectivo”, resaltó. La muestra puede visitarse de martes a viernes de 14:30 a 20 y la intención es que permanezca durante los meses invernales.

Continuó Calfu Kurruf: “el segundo es un cuadro pequeño, un retrato de un selknam que se llamaba Tananak y fue un registro fotográfico del antropólogo Martín Gusinde a comienzos del siglo XX. Tomé esta imagen y la trabajé con acrílico, carboncillo y capas semitransparentes de óleo. Un poco, es un homenaje a todas esas culturas que lamentablemente, han desaparecido y, de hecho, el cuadro se llama El espíritu se levanta. En cierta forma, con la misma pintura, estoy tratando de que aparezca este ser del fondo de la nada, del fondo de la oscuridad”, anheló.

“El espíritu se levanta” forma parte de una serie en la que abundan los rostros de personas pertenecientes a pueblos indígenas, en especial, el mapuche. “Tengo hartos quehaceres, pero uno, es el hecho de recuperar quiénes somos y de dónde venimos. En ese mismo afán, en el hecho de hacer retratos se juntaron dos historias, porque al hacerlos me pasó algo que no había logrado en otros quehaceres artísticos”, compartió el ancuditano.

La faceta estrictamente plástica “se unió con mi búsqueda personal de conocerme, porque yo tengo un poco de sangre mapuche y como chileno, me pareció muy importante conocer me más”, resaltó Figueroa. “Yo creo que en Chile el 80 por ciento tenemos alguna injerencia originaria, así que se juntaron esas dos historias: hacer retratos, especialmente de gente mayor -porque ahí se juntan las gestualidades y se puede sacar mucha información de las micro expresiones- más el conocimiento y la búsqueda de los pueblos originarios. Así se generalizó esta serie, a la que llamo Rostros. Hace 10 años que la vengo haciendo, trabajando muchos tipos de rostros y personajes”, subrayó Viento Azul.

Para el trasandino, exponer en Bariloche es un hecho significativo. “Estoy muy contento de estar acá, no había expuesto en la Argentina. Me pone contento compartir mi trabajo y conocer a la gente de aquí, agradeciéndole a Ángeles, que me dio la oportunidad de mostrar. Soy de Chiloé, así que estoy al lado, creo que es muy importante que vayamos hermanando cada vez más los lazos en todos los territorios que nos unen, como la geografía, la cultura y tal vez, los sueños”, señaló.

El visitante suele participar de los circuitos artísticos más transitados de su país. “Ahora estoy viviendo en Ancud, donde me crie. Viví mucho tiempo fuera de Chile, en Santiago, en Valparaíso y volví en 2018, antes de que casi se acabara el mundo. Mi rango habitual es Valparaíso, Santiago y también hay algunos vínculos con Puerto Montt, pero dentro de Chiloé hay hartos vínculos con Castro, donde me muevo más en estos tiempos”, apuntó.

También encontró atractivo compartir espacio con Burton y Langbehn. “Me gusta lo que está pasando, especialmente el trabajo de Florencia, que tiene más que ver con lo que hago yo: más figurativo y el detalle. El trabajo de Cora es más gestual pero también habla de personas y de lo humano. En Chile se habla mucho del canto a lo humano y el canto a lo divino. Acá tenemos los dos”, proclamó Calfu Kurruf. Al este de la cordillera, el viento azul también se hizo nómade.

¿Que opinión tenés sobre esta nota?


Me gusta 0%
No me gusta 0%
Me da tristeza 0%
Me da alegría 0%
Me da bronca 0%
Te puede interesar
Ultimas noticias