FUE PATRÓN DE “EL CÓNDOR” DURANTE CUATRO DÉCADAS

| 03/07/2022

¿A quién llamaban “el capitán del Nahuel Huapi”?

¿A quién llamaban “el capitán del Nahuel Huapi”?
Vapor "El cóndor" al mando de Daniel Márquez, alrededor de 1920.
Vapor "El cóndor" al mando de Daniel Márquez, alrededor de 1920.

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Proveniente de Chiloé, después de dominar el arte de la navegación en los botes familiares, se trasladó al este de la cordillera y capitaneó el vapor que hizo traer Carlos Wiederhold, hasta convertirlo en su segundo hogar.

Fue el capitán de una embarcación pionera durante 40 años, así que debió conocer mejor que nadie los secretos del Nahuel Huapi. Como solía permanecer en el pequeño navío, aunque estuviera a pasos de mayores comodidades en tierra, la gente comenzó a llamar al muelle, que estaba a la altura de San Carlos, Puerto del Capitán. Su padre también fue navegante, al igual que su hermano. Y quizás otros de sus mayores.

Su figura fue enigmática durante cierto tiempo. “Años llevo tras Daniel Márquez”, escribió Julio Riesgo para el medio “Bariloche” en mayo de 1975. Se refería al “hombre que mandara El Cóndor desde su botadura en 1899 y siguiera siendo su patrón hasta el 27 de junio de 1939, el marino que constaba con el número 26683 en los registros argentinos, el mismo que llevó el ánimo de los pobladores de finales de siglo pasado a bautizar al muelle de la aldea como Puerto del Capitán”.

En la búsqueda de su historia, Riesgo viajó hasta Chiloé y hurgó en ciertos archivos, con suerte. Según confió en su escrito, “al correr de los años y durante un hecho trascendental, hallé un nombre: Juan Márquez. Hubiera pasado desapercibido si no mediara una expedición del pasado cuyo nombre resultara notorio”. El investigador se refería a la misión científica al cabo de Hornos, cuya mención hizo en francés.

Según su reconstrucción, “ocurrió durante los años 1882 y 1883, todo se hizo a bordo de la fragata ‘Romanche’ y a sus 1700 toneladas de porte se habían unido 125 personas. Entre estas iban oficiales de planta, estudiosos, científicos, tripulantes y algún que otro chilote que serían guías de paso desapercibido, desconocido (sic)”. Al dar con esa misión, que estaba fletada por la Academia de Ciencias de París, Riesgo encontró parte de lo que buscaba.

“Todo porque, Juan Márquez, casado con Rosa Márquez –lejanos parientes– era uno de los chilotes que, a fuerza de corazón y remos, avituallaba con chinchorros a todo morador de la fragata. Y las papas, ostras de choros y de mariscos, alimento básico isleño, venían a su vez por tierra merced al entonces rapaz y grumete de a ratos: Daniel Márquez”. Tal el origen del futuro “capitán del Nahuel Huapi”.

Los servicios que prestó su familia a la misión francesa se convirtieron en “una forma más para poder vivir en unas tierras de escasos cultivos, casi cubiertas de pantanos, con un fondo de bosques vírgenes de donde brotaban vapores antes de transformarse en fuertes lluvias, siendo a cual más feos los pueblecillos y las casas levantadas a golpes de hacha”, consideró el autor, de origen español y director de Arquitectura de Río Negro durante un período importante.

Riesgo juzgó que en Chiloé eran “prolíficas las mujeres por su alimento esencial”, el piure, al que describió como “conchas secadas envueltas en algas”, cuando en realidad, el piure es un marisco que pocas veces falta en las mesas del sur de Chile. Luego, su texto se extravía al intentar establecer relaciones entre el piure y las algas con la consabida mitología chilota, más de invención criolla que indígena.

La cuestión que es que el joven Márquez, mucho antes de pensar en el vapor El Cóndor, abasteció de comestibles junto con sus padres a la fragata francesa “Romanche”. “En ese momento histórico contaba Daniel Márquez con 14 años. Buena lección tuvo y difíciles vías de agua debió recorrer para aventurarse con sus sueños marinos, aquende la cordillera, en este Nahuel Huapi, en 1895, experimentando emociones con una dalca y dos cortos remos en una época de supersticiones”, estimó el autor.

Sobre el vapor que condujo Márquez durante tanto tiempo, nos extendimos hace no mucho en El Cordillerano, pero quizá sea oportuno traer a colación al menos, uno de aquellos párrafos. “La llegada de esta embarcación, que desplazaba unas cuarenta toneladas y que fue bautizada El Cóndor, fue toda una odisea. Tuvieron que llevarlo desarmado atravesando la cordillera. El lugar de construcción fue Valdivia (Chile). El casco fue desarmado, pero con las dos calderas no pudo hacerse lo mismo porque no se contaba con los elementos para remacharlas en el lago”.

Finalmente, se logró el cometido de Carlos Wiederhold, propietario del emprendimiento. Y en este caso, fue Juan Martín Biedma quien apuntó: “Hay dos hombres que están íntimamente vinculados a la historia de la navegación en el lago. Me refiero a los hermanos Daniel y Nicolás Márquez, nacidos en la costa del Pacífico austral, quienes timonearon embarcaciones comenzando por el histórico Cóndor o quizás antes”. En efecto, Daniel ya sabía de leñeros y otros botes bastante antes de arribar al Nahuel Huapi.

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