La artista comenzó a exponer cinco años atrás y, desde entonces, ni siquiera durante el paréntesis sanitario dejó de pintar.

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A instancias de la curadora Ángeles Irala, comparte sala con Florencia Burton y el chileno Calfu Kurruf.

Ella usa el diminutivo porque, en comparación con sus otras obras, son de dimensiones pequeñas, pero las acuarelas de Cora Langbehn exudan la misma grandeza que los paisajes que nos rodean y que la artista conoce tan bien, de tanto gastar suela en senderos. En forma simultánea, las personas que aparecen en la otra serie llaman la atención por su fuerza y sus derroches de color.

Con la expositora no cruzábamos nuestros pasos desde mayo de 2017, cuando mostró su quehacer artístico en la sala Panozzi del Centro Administrativo Provincial. Ahora, su quehacer forma parte de “Viento nómade”, la exhibición que acaba de montarse en Espacio La Gloria, la sala de exposiciones del Instituto Arte y Parte. Gracias a la imaginación de Ángeles Irala, curadora del lugar, Langbehn comparte el reducto con Florencia Burton y el trasandino Calfu Kurruf.

“Estoy mostrando unas acuarelitas (sic) de acá, de la zona. También, unos cuadros de trabajo con modelo que hicimos durante la pandemia con un amigo”, le dijo la artista a El Cordillerano, en una pausa durante la cuelga de las obras. “La mayoría de las acuarelas tienen que ver con la montaña y esa (señala) tiene que ver con el arroyo Gutiérrez, que es adonde me baño, mi pileta particular (risas). Algunas ya las mostré, pero la selección la hizo Ángeles”, aclaró.

No recordamos que, en aquella primera incursión en el ámbito de las muestras cinco años atrás, hubiera gente, pero Cora corrigió. “Vengo con la figura humana desde el principio, pero por ahí no he mostrado tanto. Son dos trabajos distintos: uno es al aire libre y el otro es en taller. Generalmente, nosotros trabajamos varios dibujantes y pintores juntos. En este caso, estábamos dos horas con una misma modelo vestida, una pauta diferente porque, generalmente, a la gente le gusta más trabajar con modelo desnudo”, señaló.

En cambio, “a mí me gusta mucho trabajar con la persona vestida y con (Juan Carlos) Cariaga, un amigo con el que venimos hace años laburando en distintos talleres, nos encontrábamos en la pandemia y, de hecho, nos modelaba gente de su familia (risas) por esa cuestión del cuidado y qué se yo”, relativizó la docente y guía de montaña. “Así que normalmente nos encontrábamos de a dos, cuando lo usual es encontrarse de a cuatro o de a cinco y trabajamos menos tiempo, porque al haber dibujantes, ellos siempre quieren más cortito”, bromeó.

Personas y colores. Foto: Facundo Pardo.

Para Langbehn se trata de la segunda presentación en público después del relajamiento sanitario. “La primera exposición la hice en el verano, en el SCUM. Lo llené con 57 o 67 obras (risas) más o menos parecidas, son del mismo tipo. Aunque no repito lo que expuse en el SCUM, sí son de la misma serie”, aclaró. “En las acuarelas, hay mezcladas algunas que son más antiguas porque tengo un montón, voy pintando todo el tiempo”, señaló.

La artista disfruta de la chance de exponer en un lugar que para esa finalidad se pensó. Con sus compañeros de sala “no nos conocíamos, el grupo se armó básicamente gracias a Ángeles vía WhatsApp, así que nos fuimos conociendo así y viendo las obras. Me pareció interesante que me den la oportunidad de exponer acá y con un grupo de gente, con casi todo más fácil y resuelto”, ponderó.

En términos numéricos, las obras de Cora son las que más presencia tienen en el espacio, sito en la casa histórica que construyera un siglo atrás el arquitecto y también escultor Osvaldo Lauersdorf. Se llevan de maravillas con las propuestas de Florencia Burton y Calfu Kurruf, quien llegó de Ancud. “Viento nómade” se puede visitar de martes a viernes de 14 a 20:30. El que firma casi escribe “se debe” visitar…