El juez Gregor Joos condenó a un sujeto a la pena de un año de prisión en suspenso con la obligación de respetar pautas de conducta por el término de dos años, entre las que destaca la obligación de realizar un tratamiento psicológico. Fue acusado por los delitos de lesiones leves agravadas por el vínculo y por haber sido ocasionadas en un contexto de violencia de género, amenazas calificadas por el uso de arma, atentado y resistencia a la autoridad.

M. S. A. (31 años) aceptó la propuesta de juicio abreviado que realizó el fiscal César Lanfranchi y resultó condenado a la pena de un año de cumplimiento condicional, sujeta a la obligación de respetar pautas de conducta por el término de dos años.

Fue acusado por un hecho ocurrido el 28 de diciembre de 2021, en las primeras horas de la tarde, cuando su pareja retornó al domicilio conyugal y lo encontró en estado de ebriedad. La mujer le pidió que se retire y el acusado acató, pero apenas unos segundos después regresó enfurecido y comenzó a golpear a la mujer y a romper con golpes y puntapiés diversos muebles y artefactos ubicados en la vivienda. Luego tomó un cuchillo e intentó agredirla, mientras le profería amenazas de muerte.

Horas después arribó una comisión policial al domicilio a raíz de los llamados telefónicos de los vecinos y mientras los uniformados se entrevistaban con la víctima, el acusado le arrebató el teléfono celular y la volvió a agredir, saliendo de la propiedad para arrojar piedras con las que dañó varios vidrios.

En el marco del procedimiento que comenzó a desplegar el personal policial, se convocó al Gabinete de Criminalística y mientras esperaban su arribo, el acusado arrojó piedras contra los uniformados y continuó merodeando los edificios y departamentos aledaños a los gritos.

Poco después regresó a la vivienda con una botella de vino, esgrimiendo un arma blanca y amenazando al personal policial, hasta que logró ser reducido.

La descripción del hecho señaló que la víctima sufrió lesiones de carácter leve, como así también dos de los policías tuvieron algunas lesiones menores.

La fiscalía relató que víctima y victimario tuvieron una relación de pareja de varios años, con una hija en común y varios episodios anteriores de violencia, que habían sido denunciados. Se trató, según definió, de una relación en la que predominó la agresión física, verbal y psicológica, con situaciones de hostigamiento, acoso, celos, control y manipulación.

La defensora oficial Natalia Araya pidió que se homologue el acuerdo propuesto por el fiscal Lanfranchi y aconsejó a su asistido que acepte la propuesta, ya que las pruebas y testimonios en su contra eran por demás elocuentes.

Así, el acusado admitió su culpabilidad en los hechos investigados y aceptó la pena propuesta y en consecuencia el juez Joos homologó el acuerdo y dictó la condena.

De tal manera el sujeto no irá a prisión, pero por dos años deberá mantener su domicilio, presentarse cada dos meses ante el Instituto de Asistencia de Presos y Liberados, no cometer nuevos delitos ni abusar de bebidas alcohólicas o estupefacientes y además no podrá acercarse ni mantener contacto por ninguna vía con la víctima y deberá realizar un tratamiento psicológico para abordar la impulsividad. Cualquiera de las condiciones que sea incumplida de manera injustificada, motivará la revocatoria de la condicionalidad y el sujeto podrá ser detenido.