Cuando uno comparte actividades con alguien donde ambas partes disfrutan, se generan recuerdos lindos. Las acciones tienen el poder de unirnos y ayudarnos a sintonizar con los demás. Cosas simples como caminar, cocinar, mirar una película o jugar son acciones que fortalecen el vínculo con la gente cercana.

Se trata de una comunicación que no es verbal, que no hace uso de palabras, y que en realidad es el primer lenguaje que todos tuvimos al nacer antes de empezar a hablar: el lenguaje corporal. El gesto de hacer algo juntos con otro nos ayuda a construir intimidad emocional y confianza. Nos permite sentir que pertenecemos a un grupo.

Por ejemplo, ir a comprar algo acompañados nos brinda la posibilidad de intercambiar opiniones, lo cual nos hace sentir más seguros a la hora de tomar una decisión. En toda relación, el ingrediente más importante es el vínculo. Todos recordamos a alguien especial que nos marcó positivamente, como un abuelo, una tía, un amigo o amiga, una maestra.

Facilitarle la vida a alguien y brindarle algún beneficio nos convierte en personas nutritivas. Esto tiene que ver con mostrarle bondad al otro, lo cual no significa dejar que los demás nos usen, sino hacerles las cosas más sencillas en cuanto de nosotros dependa. Entonces, ser nutritivo es valorar a quien tenemos al lado y demostrar altruismo y empatía.

Tarde o temprano todos cosechamos lo que sembramos; también atraemos hacia nosotros aquello que somos. Dicen que con los años nos vamos pareciendo cada vez más a las personas con las que pasamos mucho tiempo. De modo que compartir horas con personas con una actitud negativa frente a la vida nos puede empujar a comportarnos de la misma forma, aunque no seamos conscientes de ello. Por este motivo, siempre deberíamos elegir con cuidado a la gente que nos rodea para vincularnos con ellos. Por supuesto, aquí nos referimos a las relaciones más cercanas que tenemos. Hay quienes parecería que siempre se relacionan con alguien difícil que los termina dañando. Una de las razones de esto podría ser que la persona, de manera inconsciente, busca a alguien que le provea de nuevos estímulos para su vida.

Y muchos otros sienten que, cuando se relacionan con alguien, se aburren. Esto se debe a que tienen necesidad de adrenalina. Entonces, de manera inconsciente, crean vínculos con personas complicadas que les brindan ese sentimiento de novedad que anhelan para disfrutar de la vida.

Para que nuestras relaciones interpersonales sean simétricas y prósperas, debemos trabajar en nosotros mismos, amarnos y aceptarnos tal como somos. Solo así nuestras vidas serán un refugio, un espacio nutritivo, para quienes nos rodean. Y el día de mañana seremos recordados por ello.

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