Un procedimiento a cargo de Gendarmería, dictado por la Justicia, donde se debía quemar 21 toneladas de marihuana que había sido incautada, debió ser suspendida por las quejas de los vecinos.

La decisión había sido tomada por un juez federal de la provincia de Corrientes. Pero no bien comenzó el operativo, los vecinos de la zona donde se iba a proceder a incinerar la droga, dieron aviso que el penetrante olor y el humo estaba ingresando a sus casas.

Según los testigos, las ráfagas de viento sur fueron las que impidieron que el humo se elevara y por el contrario, lo llevaron desde el aserradero donde se había iniciado la quema al interior de los domicilios, a través de ventanas y cortinados.

 "Ningún habitante del pueblo tuvo que recibir atención médica, pero esto alteró a todos. La principal queja era por el humo que invadía todas las casas. Nosotros desconocemos las consecuencias que puede traer el humo sobre la salud y por eso pedimos que se suspenda (la quema) y se contemple la posibilidad de hacerlo en otro lado”, dijo el intendente Roberto Fracalosi.

Ante la situación, las autoridades de Gendarmería Nacional suspendieron el operativo cuando se había destruido poco más de un tercio de la droga incautada y lo reprogramaron para los próximos días, cuando se terminará de cumplir la orden judicial.