LA “BRONCA INFINITA” DE GERARDO BLANCO

| 26/10/2021

El hijo de la anciana golpeada: “Yo no tengo espíritu de venganza, pero sí de justicia”

El hijo de la anciana golpeada: “Yo no tengo espíritu de venganza, pero sí de justicia”

“Todo comenzó cuando mi sobrina la fue a visitar, le quiso dar un beso, y ella se atajó la cara como si pensara que le iba a pegar.”

El relato pertenece al reconocido periodista Gerardo Blanco que, más allá de los hitos en su extensa carrera, desde hace varios años es sinónimo del programa Patagonia y destinos.

Pero, lejos de conversar sobre una situación grata vinculada al turismo y los paisajes patagónicos como podría imaginarse dado su perfil profesional, esta vez Blanco habla de una pesadilla que trascocó la tranquilidad familiar.

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Ese “ella se atajó la cara”, mencionado en el primer párrafo, hace referencia a Zulma, la mamá del conductor televisivo.

La mujer de cien años vivió un calvario que no se sabe bien por cuánto tiempo se extendió, ya que ella se vio imposibilitada de contarlo dado su estado –que es bueno, pero con los inconvenientes típicos de la edad–.

La persona que se encargaba del cuidado de Zulma de lunes a viernes, María Laura Chodilef, la golpeaba, de ahí el temor de la anciana cuando alguien se le acercaba y el acto reflejo que tuvo con su nieta.

La otra cuidadora, que estaba con la anciana los fines de semana, les comentó a los familiares que con ella también había actuado de un modo similar: “Cada vez que me acerco, es como si se atajara”, les había dicho.

“Mi madre se puede valer para ciertas cosas, pero ve de un solo ojo, tiene demencia senil, y por eso no fue capaz de decirnos lo que le estaba pasando; no supo expresarlo”, señala Gerardo Blanco.

Pero ante aquella actitud de Zulma con la nieta, las alarmas se encendieron.

“Empezamos a sospechar que algo raro sucedía”, expresa el periodista.

Para ese momento, ya habían notado que Zulma presentaba algunas lastimaduras. “Habíamos visto que tenía lesionada la pierna, que era donde María Laura más le pegaba, pero cuando le consultábamos nos decía que mi mamá se rascaba y, al tener la piel muy fina, se lastimaba”, apunta el conductor.

“Pusimos la cámara de seguridad y descubrimos que era ella quien la dañaba. Cuando vimos el video, observamos que la pateaba mucho en ese lugar, y es más, casi al mismo instante en que lo hacía, la llamó a mi hermana para decirle que otra vez se había lesionado la pierna…”, expresa Gerardo, con dolor.

“Las imágenes son elocuentes. Cuando las vimos, la desafectamos inmediatamente, y al otro día hicimos la denuncia penal”, cuenta.

El periodista informa que el hecho -que a partir de la difusión reciente de las imágenes captadas por la cámara de vigilancia trascendió los límites de Bariloche e impactó a la sociedad argentina en general- ocurrió hace un par de meses, y señala que María Laura Chodilef había sido contratada aproximadamente un año antes.

“Hasta ese momento, la relación era muy buena; nunca sospechamos nada, y, para nosotros, era bastante eficiente”, dice el hombre.

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“No podíamos imaginar lo que sucedía, hasta que la cámara de seguridad nos mostró una realidad totalmente distinta a la que pensábamos que existía”, manifiesta.

“Se ve que había un doble discurso: cuando nosotros nos encontrábamos presentes, estaba todo bien, pero cuando nos íbamos pasaban estas cosas…”, indica afligido.

Blanco explica que todo lo que se ve en las imágenes fue captado en una jornada. Detalla incluso que cuando se observa a María Laura Chodilef tapar la cámara con una cinta recién se le había avisado de la existencia del aparato, y su reacción inmediata fue esa: intentar bloquearlo; pero ya había registrado más que suficiente para que la familia pudiera darse cuenta de lo que sucedía.

“Cuando le formularon los cargos, la semana pasada, estuvo mi sobrina, que es la querellante, pero María Laura no hizo ningún tipo de declaración”, narra el hijo de Zulma, para luego añadir: “Estamos tratando de que cambien la carátula, porque figura por lesiones leves, y nosotros pensamos que fueron graves, y eso puede variar la pena que le toque a esta mujer”.

“Se trata de algo tremendo, porque se supone que esas golpizas las haría todos los días o, al menos, muy frecuentemente”, considera.

“¿Cómo se puede sentir uno cuando ve que le pegan a su madre, que está indefensa…?”, se pregunta retóricamente.

“Es como si golpearan a un chico de dos años que no se puede defender, que apenas puede caminar, que no puede decir lo que le está pasando…”, añade.

Blanco habla de “indignación, impotencia y una bronca infinita”, pero aclara: “Por suerte la familia se supo comportar dentro de los carriles de la ley, porque podría haber sucedido que alguno de nosotros, en virtud del enojo, hubiera hecho algo que no correspondía… Es muy difícil contenerse”.

“Mi madre siempre fue muy querible, tranquila. Nunca fue agresiva; si bien a alguna gente, a la edad que ella tiene, le puede dar rabietas o berrinches, ella no es así, por eso resulta aún más inexplicable lo que hizo esta mujer con una persona que es un pan de Dios”, comenta.

“Mi hijo vive atrás, en un departamento detrás del suyo, o sea que siempre está en contacto con mi mamá; además, con mi hermana pasamos a cada rato, pero la que tenía trato permanente con mi ‘vieja’ era la cuidadora”, mastica la bronca Gerardo.

“Ahora mi madre está contenida, con la gente que la atiende, y le están terminando de curar la herida de la pierna, que todavía no cerró del todo”, expone, a la vez que suma que a esas patadas que le daba donde aún tiene lastimado, se le añadían “pisotones y otro tipo de golpes, e incluso le tiraba alcohol en los ojos”.

“Estamos viralizando esta situación para que la gente que pueda tener algún tipo de contacto con María Laura pueda decir: ‘A esta persona no la contrato’, al menos para cuidar a un chico o un anciano”, sostiene el periodista.

Gerardo aclara que su mamá “ahora tiene otro semblante”.

“El 17 de octubre festejé mi cumpleaños número setenta y cinco, y junto con mi hermana celebramos el Día de la Madre. Fue un domingo agradable que pudimos pasar todos en familia. Tras lo que sucedió, se trató de una satisfacción muy grande poder estar juntos, más tranquilos”, relata el periodista, para después, en vista de los pasos que seguirán de acá en más contra María Laura Chodilef, concluir: “Yo no tengo espíritu de venganza, pero sí de justicia”.

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