11/10/2021

Poner en palabras

A mucha gente le han enseñado, desde siempre, a no darle demasiado crédito a sus emociones. Lo mejor es, según esta creencia, razonar, planificar o medir. Es por ello que la mayoría de nosotros no podemos reconocer y gestionar nuestro mundo emocional e, incluso, le tememos como si fuera algo peligroso que hay que evitar.

Es así como hay personas que confunden, por ejemplo, tristeza con depresión. Estar tristeza en algún momento es normal en cualquier persona; mientras que estar severamente deprimido no lo es. En algunos casos, puede llegar a convertirse en una enfermedad que requiere tratamiento especializado.

Cada uno de nosotros tiene su propia normalidad con respecto a las emociones. Esto se debe a las vivencias que hemos experimentado. Alguien que no se ha reído mucho en la vida, cuando vea a otra persona hacerlo a carcajadas, probablemente pensará que hay algo mal en él o ella. Lo mismo si alguien nunca llora, cuando esté en compañía de una persona que se emocione con facilidad, sentirá alguna molestia. Este es el motivo por el que cómo me siento y cómo lo expreso no debería ser un indicador para juzgar las emociones ajenas.

Las distintas clases de sentimientos que existen pueden ser comparados con los colores en la paleta de un pintor. Estos son la poesía que hacen que tu vida y la mía sean especiales. Nuestros días serían muy aburridos si no hubiera emociones expresadas.

Ahora, los sentimientos son emergentes. ¿Qué significa esto? Que, aunque nos sintamos bien en un lugar, si hay algún suceso negativo, podemos estallar a nivel emocional. Muchas veces reprimimos lo que sentimos y no lo verbalizamos, pero sin duda nuestro cuerpo siempre encontrará la manera de darle expresión.

La verdad es que nuestras emociones necesitan ser expresadas. Las siguientes son algunas de las formas en la que solemos anularlas:

-Las reprimimos.

-Las negamos.

-Las trasladamos a otros en forma de agresión física o verbal.

-Las expresamos negativamente.

Entonces, ¿cómo podemos liberar las emociones que hemos guardado durante mucho tiempo? Al enfrentar una experiencia emocional fuerte, por lo general, eso que uno siente queda guardado porque no logramos ponerlo en palabras en ese momento. Es así como se produce un bloqueo.

Si bien, en estos casos, no siempre resulta fácil verbalizar la emoción, podemos recurrir a un ejercicio muy útil que consiste en escribir eso que está encapsulado en el cuerpo. La mano funciona más despacio que la mente, lo cual nos permite darles una orden a nuestras emociones mientras las volcamos en papel (o una pantalla).

Personalmente suelo aconsejar, para descargar emociones, escribir, leer lo escrito y romperlo o borrarlo. Esto nos ayuda a quedar completamente libres, tanto de sentimientos como de ideas. Es una actividad muy aconsejable en casos donde la persona mantiene un dolor o un resentimiento profundos desde hace tiempo que no ha podido expresar.

Recordemos que aquello que la boca no expresa, el cuerpo lo expresará de algún modo. Es por ello que es fundamental poner en palabras lo que sentimos.

 

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