27/09/2021

Me traicionaste: nunca me imaginé que me ibas a hacer esto

Mucha gente se desilusiona en sus relaciones interpersonales y se sienten traicionados por personas que nunca pensaron que actuarían de ese modo. Existen dos motivos por los que puede tener lugar una traición. El primero es un ideal no alcanzado. Es decir que “yo esperaba algo de vos y vos no me lo diste”.

Todos nosotros, cuando nos relacionamos con alguien, tenemos un contrato explícito. Dicho contrato incluye aquello que esperamos y decimos abiertamente. Y también tenemos un contrato implícito. Este segundo contrato, incluye cosas que esperamos del otro, pero nunca blanqueamos. No las expresamos porque creemos que el otro sabrá que tenemos necesidad de ellas.

Imaginemos que yo estoy trabajando en la empresa de gaseosa número uno del mundo y tengo un contrato explícito: tengo que entrar y salir a tal hora, me pagan tanto dinero, tengo vacaciones en tal fecha, etc. Ahora, un día, entro en mi oficina tomando una latita de la gaseosa número dos del mundo. ¿Qué sucederá? Probablemente me dirán que estuve muy mal o me despedirán. ¿Por qué? Porque, si bien eso no está escrito en el contrato, se sobreentiende, está implícito.

En nuestros vínculos, ocurre lo mismo. Todos, en algún momento, le reclamos a alguien: “Yo esperaba que me llamaras cuando estuve mal, y no lo hiciste”; “yo esperaba que me acompañaras en esta situación dura, y no apareciste”. Eso no expresado que no se cumple es justamente el dolor que sentimos porque percibimos la actitud del otro como traición. ¿Te ha pasado? Seguramente sí…

Por esta razón, es muy importante, cuando nos relacionamos con alguien, explicitar lo que esperamos del otro: “Yo necesito o quiero que vos hagas tal cosa”; “yo espero que vos hagas tal cosa”. Por lo general, el no decir y explicitar ese contrato implícito trae dolor de traición en los vínculos. Hay personas, incluso que comparten lazos de sangre, que no se han hablado más por este primer motivo.

El segundo motivo para que tenga lugar una traición es la envidia. Muchas veces, cuando alguien traiciona a otra persona se debe a que hay algo que admira profundamente. En el fondo, lo envidia y necesita destruirlo. Entonces, la traición es la manera de lastimar al envidiado. Es decir, que detrás de una traición suele haber una envidia encubierta.

¿Qué sucede cuando hay una traición? La confianza queda lastimada. Esta tarda años en ser construida, pero solo unos pocos minutos en ser derribada. Para reconstruir la confianza hace falta tiempo y, sobre todo, verdad. Uno debe ir construyendo confianza en una relación paulatinamente y no sobre la base de lo que nos dicen, sino de los hechos, de lo que vemos.

Para concluir, hoy más que nunca es fundamental cuidar nuestros vínculos, alejarnos (en cuanto de nosotros dependa) de la gente envidiosa y explicitar, con toda la gente que amamos y nos ama, lo que esperamos de ellos y lo que ellos también esperan de nosotros. De esta manera, disfrutaremos de relaciones saludables y satisfactorias.

 

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