EDUCACIÓN POPULAR EN EL HOGAR DE CRISTO

| 27/09/2021

Se trata de generar un texto, un pensamiento y un vínculo

Se trata de generar un texto, un pensamiento y un vínculo

El Hogar de Cristo Piuke Hue abrió sus puertas a un nuevo espacio destinado a la educación popular, una herramienta de gran importancia para la enorme familia que lo compone. Cuentan con un espacio propio en el barrio Unión, al final de la avenida Crucero General Belgrano sobre la mano derecha.

Daniel Higuero, operador sociocomunitario en la problemática de adicciones de Río Negro, hace cuatro meses aproximadamente que visita el dispositivo comunitario y así fue naciendo la iniciativa.

“Trabajo la problemática de adicciones a través de la agencia provincial,  así que fue un intercambio, porque ellos comenzaron a venir a un grupo que tengo los días viernes”. Vinculado a esa temática, pero en términos de la generación o creación de un lazo social.

“Los procesos en el tiempo tienen un peso específico importante, ir conociéndonos con los pibes y que ellos vean quiénes somos nosotros consideramos que es muy importante y así nace esta idea”.

Es un proyecto vinculado a un espacio de encuentro, “relacionado con la pedagogía freiriana de saberes populares, porque lo que estamos buscando es acompañar a los chicos en este proceso de generar cosas”. Paulo Freire fue un pedagogo que pensó la educación como práctica de la libertad, donde la educación se construye en el encuentro con el otro.

Generar cosas en el mundo en el que vivimos, donde parece que todo es aspirar a una matriz productiva, “no se trata solo de generar un mueble, también un texto, un pensamiento y un vínculo”.

Siempre está vigente la idea de coconstrucción: “Con Michael Belmont (referente de la institución) trabajamos una figura donde el docente cumple además la función de discípulo. En esta doble figura tenemos claro que en este espacio no hay quien vaya a enseñar únicamente, se comparten saberes”.

En esta dinámica se entiende que todos tenemos algo para aprender y para enseñar, “de una manera compleja y permanente, si uno realmente está atento y alerta para que eso suceda”.

Agregó: “Entonces se empieza a entender que la jerarquía tiene un orden funcional, el que coordina el espacio se acerca en su rol de mediador o facilitador de la palabra en términos de que la comunicación tenga un orden”.

Asimismo, es un espacio de comunicación: “La palabra adicción quiere decir sin dicción, cuando uno tiene un problema para poder expresar en algún nivel algo que está atravesando interiormente, entonces cualquier adicción entra a jugar ahí”.

Por eso se pone énfasis en trabajar la comunicación,“tratando que sea un espacio donde se comparta el saber, la palabra, incluso estamos queriendo generar un texto entre tantas ideas para ir a una radio y poder hablar de esas problemáticas”.

Plantear diversos enfoques y puntos de vista, “practicar la autonomía en términos de que quien no se pueda sentir autónomo en este mundo en el que vivimos tiene muy pocas posibilidades”.

Educación popular

Con la incorporación de educación popular, el proyecto general del Hogar de Cristo va a variar en función de las fluctuaciones que vaya tomando esa coconstrucción con el grupo. “A veces no es muy cómodo trabajar así, porque uno está acostumbrado a llevar e imponer un tema y la lógica o seguir un programa, en este caso, si bien tenemos vectores que planteamos desde un lugar interesante, se está abierto a lo que surja”.

Al tratarse de un dispositivo de la Iglesia, a veces se toma la palabra de Dios, “pero se puede hacer una trasposición y que esa palabra sea de un ser humano, entonces la educación popular va a tener un perfil artístico en pos de la creación”.

En el primer encuentro trabajaron la idea de la integración a través de un rompecabezas y el segundo con el mapa de lo comunitario. “Un abordaje integral que supone que uno solo no puede salir de una situación, necesita de la comunidad y de muchos otros actores que están en este grupo de trabajo”, aclaró.

La consigna del Hogar de Cristo es precisamente “Recibir la vida como viene”, entonces abren sus puertas a las personas, cualquiera sea la situación actual de sus problemas, a nivel adicciones, conflicto con la ley, de salud mental, problemas familiares, etcétera. Luego se les propone integrarse a la comunidad del hogar mediante la participación en los talleres deportivos y artísticos, en las rondas de autoayuda, en las actividades extra que van surgiendo.

Dentro del espacio hay gente que es misionera, pero también se cuenta con psicólogo, trabajador social o, como el caso de Higuero, operador sociocomunitario.

Aclaró cuál es el rol que cumple este último: “Opera vínculos con la gente y es una suerte de puente entre las personas”. También busca los vínculos entre el joven con consumo problemático y su pasado.

 

Consumo problemático

Higuero quiso dejar de mencionar la palabra adicción porque genera una especie de corset donde pareciera que se deja de ser persona para ser adicto, un estigma muy pesado con el que deben cargar. “Un señalamiento social, entonces lo que decimos es que más allá de que tenga una adicción sostenida en el tiempo, es un consumo problemático, que en algún ámbito de la vida nos está generando problemas”.

Puede que ese consumo esté afectando nuestra autonomía “en cualquier área, por ejemplo el que cobra su sueldo y se va a jugar al casino, eso también es algo problemático, por eso es necesario sacarle un poquito el acento a la sustancia”.

“Trabajamos en una tríada donde está la sustancia como mediadora en el vínculo con el consumo, pero también el sujeto con toda su historia y con el contexto de los lazos, lo social y lo comunitario”. Eso mismo opera atravesando cualquier situación que se pueda abordar. “Si bien mi participación en el grupo es en función de un dispositivo con esta orientación, no puedo despegarme de la prevención específica sobre las adicciones”.

Todas las personas a las que se les brinda atención, contención y cariño, responden de manera positiva. “El hecho de que el Hogar de Cristo esté habitado por gente con diferentes saberes y experiencias, tiene que ver con que sabemos profundamente que no hay un solo saber que se priorice sobre los otros”.

Agregó: “Entendemos también que todos debemos hacer un esfuerzo personal a nivel interior para dialogar con diversos saberes e instituciones, porque muchas veces ocurre que cuando actuamos con otras personas nos juega esta cuestión del ego o superioridad”. Es necesario estar todos al mismo nivel para lograr entenderse realmente. “Está muy enraizado en nuestra cultura, porque vivimos la familia en términos donde se prioriza el tener que salir adelante de manera individual”.

“Hay que darse cuenta de que esto es una labor de todos, entonces tenemos que hacer un ejercicio interior para poder desarmar eso y poder pararnos y darnos cuenta que, en mayor o menor medida, cada uno de nosotros es necesario”.

La familia no es de determinada manera, es algo mucho más dinámico, se va construyendo en el día a día. “Una buena pregunta sería incluso indagar en qué es la familia para cada uno y se dispararían un montón de opiniones distintas”.

Todo ese proceso a nivel social y cultural ya está en marcha, “tenemos que seguir abriéndonos a esa escucha porque acompañando al otro también uno se está acompañando a sí mismo”, finalizó diciendo.

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