“Deportista va a ser seguro”, dice Cristina Barrera, acerca de su hija, Martina Mía, que es noticia por los 4,850 kilos con los que nació el lunes.

Y la afirmación responde a que la madre primeriza proviene de una familia donde prima el deporte.

Su papá es delegado de carreras de calle en el barrio El Mallín, y sus hermanos (tanto los dos varones, como otras tres mujeres) practican alguna actividad: fútbol, vóley, atletismo… incluso su mamá, Alicia, según cuentan, siempre está en movimiento.

Por estos días, quien alcanzó los portales informativos ha sido Luis, su hermano de dieciocho años, que juega en Estudiantes Unidos y el domingo fue el autor de uno de los tantos en la final donde su equipo obtuvo la copa Bariloche, frente a Cruz del Sur.

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En la tribuna, el día de la consagración, estuvo Cristina, que al día siguiente dio a luz, cesárea mediante, a la sobrina del número siete del “Pincha”, a quien llaman “Pochón” (él dice que no tiene muy en claro cómo surgió el sobrenombre, pero que apareció a partir de una ocurrencia de “los chicos del barrio”).

El delantero hizo un gol, y estuvo a punto de convertir otro  (“Al final del encuentro tuve otra oportunidad; no lo metí, pero la próxima va a entrar”, apunta).

En una fecha anterior, durante un partido ante Chicago, también había mandado la pelota al fondo de la red, y su festejo fue meterse el balón bajo la camiseta, como dedicatoria para su hermana. Pero ese día, justo, fue una de las contadas ocasiones en que ella no concurrió a la cancha: neviscaba, llovía, y prefirió no ir, cuidando el avanzado embarazo.

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Pero el regalo le llegó en forma de fotografía, en una imagen que circuló por las redes.

Se emocionó cuando vio al hermano riendo para la cámara con “la redonda” haciendo de panza.

“Pochón” comenzó a los cuatro años su derrotero futbolístico.

A los siete tuvo un temprano paso por Estudiantes, donde regresó hace ya un tiempo.

Fue un jugador clave para que la copa, tras once años, volviera a estar en las vitrinas del “pincha”.

“Me pude ganar un lugar”, señala, mientras sueña con un porvenir ligado al fútbol: “Me dicen que tengo un lindo futuro”, sonríe.

En cuanto a la sobrina recién llegada, sostiene: “La estaba esperando… Ahora, hay que cuidarla”.