LA INDEPENDENCIA SE JURÓ UN 12 DE FEBRERO

| 18/09/2021

¿Por qué Chile eligió al 18 de septiembre para sus Fiestas Patrias?

¿Por qué Chile eligió al 18 de septiembre para sus Fiestas Patrias?
"La Zamacueca", obra de Manuel Antonio Caro.
"La Zamacueca", obra de Manuel Antonio Caro.

Por espacio de dos décadas, en el vecino país convivieron tres conmemoraciones en otras tantas fechas. La que llegó a nuestros días prevaleció por cuestiones de ahorro y de política interna.

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El 18 de septiembre de 1810 tuvo lugar en Santiago el mismo acontecimiento que se venía registrando en otras posesiones españolas de América: una junta asumió el gobierno en lugar de las tradicionales autoridades coloniales. Al igual que en el Río de la Plata, nadie hablaba abiertamente todavía de independencia, a tal punto que su nombre formal fue Junta Provisional Gubernativa del Reino de Chile a nombre de Fernando VII. Ese día nació la festividad del Dieciocho.

Se sabe, Fernando VII estaba en prisión después de la invasión francesa a España e, inclusive en la península ibérica, el gobierno recayó en la Junta Suprema Central. Como en otras de las ciudades importantes de la época, deliberó un cabildo abierto, en particular, en el edificio del Real Tribunal del Consulado. Algo más de un año después, el 4 de julio de 1811, se reunió el Primer Congreso Nacional.

Cuando replicaron las campanas en las iglesias santiaguinas para saludar a las nuevas autoridades, el pueblo recibió con música y alegría la novedad. El alborozo se reiteró al año siguiente, al cumplirse el primer aniversario del gesto autónomo. En efecto, “se celebró el cumpleaños de la Junta con misa solemne, sermón, Tedeum, y tres salvas de artillería, con dos días de iluminación y dos noches de fuegos”, más “mucha música en un tabladillo que se hizo en la plaza mayor”, según testimonio que legara Manuel Antonio Talavera. La ceremonia católica estuvo a cargo del fraile dominico José María Torres.

Llamativamente, el “Dieciocho” de 1812 se celebró el 30 de septiembre, jornada que cayó miércoles y se dedicó “al aniversario de la libertad e independencia de Chile”, según reconstruyó el mismo autor, aunque en realidad, todavía faltaban unos años para la escisión formal de España. Ese día, “al amanecer se hizo una salva de 31 cañonazos y al atardecer, otra de 21”.

A pesar de la postergación, las autoridades dispusieron que se iluminaría gran parte de Santiago de una manera especial, sobre todo, en derredor de la Casa de la Moneda. Ya por entonces existía una bandera y un escudo chilenos, que había creado José Miguel Carrera ese mismo año. Los escudos imperiales españoles no se removieron, pero se cubrieron para ocultarlos a la vista.

En la esquela de invitación para participar del baile que se iba a realizar, podía leerse: “El Gobierno que va a solemnizar el aniversario de su instalación y la feliz reunión de las provincias, el 30 del corriente, espera a Ud. para que lo acompañe por la mañana al Tedeum en la Catedral y a la noche en la Casa de Moneda, donde debe el digno vecindario chileno sensibilizar sus transportes por la libertad de la Patria”.

El tercer aniversario tampoco se celebró en fecha: pasó para el 22 de septiembre. Pero más impuntual fue el cuarto, que no pudo celebrarse institucionalmente porque la guerra que buscaba terminar con el yugo realista se tornó adversa para los partidarios de la revolución. Es más, el 2 de octubre de 1814 tuvo lugar la batalla de Rancagua, en la que prevalecieron las armas realistas.

En aquella jornada aciaga, las tropas patriotas resultaron diezmadas y los sobrevivientes buscaron refugio en Mendoza. Al período que medió entre 1810 y 1814 se le llama de la Patria Vieja en Chile, ya que luego se abrió un interregno de Reconquista para los partidarios de la monarquía española. El paréntesis se cerró cuando el Ejército de los Andes -en cuyas filas el contingente chileno era sustancial en términos numéricos- derrotó al adversario en Chacabuco (12 de febrero de 1817). Se considera al hecho de armas como fundante del período al que se llama Patria Nueva (1817-1823).

Pero la festividad no se retomó rápidamente. El 1ro de enero de 1818 se declaró la Independencia de Chile en Concepción, aunque recién se juró en Santiago el 12 de febrero, en coincidencia con al primer aniversario de la batalla de Chacabuco. La situación bélica terminó de inclinarse decisivamente del lado patriota el 5 de abril del mismo año, con la victoria de Maipú.

En consecuencia, durante un tiempo convivieron tres festividades: 12 de febrero, 5 de abril y 18 de septiembre. Pero las dificultades que debía afrontar el erario público para sostener tantas conmemoraciones y cuestiones de política interna, terminaron por consolidar al Dieciocho. En efecto, gobiernos posteriores a Bernardo O’Higgins, consideraron que tanto el 12 de febrero como el 5 de abril se relacionaban íntimamente con el otrora compañero de San Martín. Desde 1837 hasta el presente, el Dieciocho quedó como gran fiesta nacional chilena, con las lógicas repercusiones en San Carlos de Bariloche desde su origen, hasta hoy.

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