13/09/2021

“Le pido a mis compañeras que quemen sus camisetas y huyan”

“Le pido a mis compañeras que quemen sus camisetas y huyan”

Como se sabe la irrupción talibana no deja lugar a dudas sobre el cercenamiento de las libertades individuales, y sobre todo las de las mujeres. Ya no pueden andar solas, ni trabajar y el poder estudiar está muy limitado. Practicar deportes menos que menos. Y no solo eso, haberlo practicado puede tener sus consecuencias, por ello no llama la atención el desesperado pedido de la primera capitana de la selección de futbol de ese país: “Le pido a mis compañeras que quemen sus camisetas y huyan”. También que exhorto a que borren las fotos de las redes sociales. Aun así no estarán a salvo, basta con que alguien las señale para recibir represalias. En los mensajes de voz y en las últimas llamadas telefónicas, a quienes aún permanecen allá, puede notarse la angustia de Khalida Popal. 

Oriunda de Kabul, a sus 34 años, se encuentra exiliada en Copenhague. No es su primer desarraigo. En 1996 huyo con su familia a Pakistán y volvió en el 2001. En el 2007 se creó la selección femenina de futbol, la que comando hasta el 2011 cuando dejo de jugar para concentrarse en la divulgación de ese deporte. Fundó y dirigió en 2014 la ONG “Girl Power Organization” (Organización de Poder Femenino). “Utilizamos el fútbol y la educación como herramientas poderosas para crear inclusión social, además de destacar la valiosa contribución de mujeres y niñas de todos los orígenes culturales y sociales, especialmente las minorías étnicas, refugiados, inmigrantes y migrantes”. Por haber dicho públicamente que los talibanes eran sus enemigos empezó a recibir amenazas de muerte. En 2016 se exilió primero en la India y después en Dinamarca. En el 2018 colaboro para que se hicieran públicas las denuncias de abuso sexual por parte de los dirigentes. Se estima en 5000 las jugadoras federadas.

Khalida junto a otras personalidades lograron que Australia realizara un operativo para refugiar a 75 futbolistas afganas y sus familias. Otros países acogieron a deportistas de otras disciplinas.  Dentro de Afganistán un océano de terror, en el exilio unas gotas de esperanza.

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