VILLA LLANQUÍN

| 01/08/2021

El comisionado del pueblo

El comisionado del pueblo
Foto: Matías Garay.
Foto: Matías Garay.

Si la escuela hogar N° 245 es el corazón de Villa Llanquín, la Comisión de Fomento es su centro organizativo.

En este momento, está a cargo de Roberto Loncón, y él mismo explica la importancia del puesto: “Ser comisionado representa una gran responsabilidad, es como si fueras el intendente del pueblo; incluso, llegamos por el voto de la gente. Yo fui elegido con Juntos Somos Río Negro”.

Llama la atención su edad: tiene apenas treinta años. 

“Mi familia es oriunda de Llanquín, aunque mi mamá fue a Bariloche para que naciera. Pero me crié y viví siempre en este lugar”, se presenta.

Dice que el poblado, desde los años de su infancia, “cambió mucho”.

“Se ha ido embelleciendo cada vez más, y se pobló bastante”, apunta.

En cuanto a la época tan particular que le tocó en suerte para estar al frente de la Comisión, expresa: “No esperábamos algo así; la verdad es que aguardábamos tener una gestión mejor, pero entramos y, al poco tiempo, estábamos en pandemia, lo que trabó muchas cosas”.

“Se han detenido algunos proyectos en los que habíamos comenzado a trabajar… Así que ahora debemos insistir para conseguir las cosas que queríamos”, desarrolla.

¿Pero qué daño causó el COVID-19 en los pobladores?

Roberto cuenta: “En su momento, tuvimos una problemática importante con el coronavirus. Al ser un pueblo chico, se había puesto complicado. De repente, en una semana, aparecieron poco más de diez casos, lo que era preocupante por la cantidad de población”.

En ese sentido, indica que, en la actualidad, hay aproximadamente trescientos cincuenta habitantes.

“La situación se pudo controlar y se frenó. Desde hace unos cuatro meses, estamos sin casos”, resalta.

“Ahora, gran parte de la población está vacunada. La gente mayor ya se aplicó la segunda dosis, y hay un número importante de dieciocho años para arriba con la primera”, aprecia.

Explica que las vacunas llegan al centro de salud, ubicado a un lado de la sede de la comisión. A ese mismo lugar, médicos residentes de Bariloche se acercan cada jueves a atender a los pobladores.

El comisionado, por otra parte, manifiesta que “bastante gente del pueblo trabaja afuera”.

“Acá faltan fuentes laborales, entonces los que no logran conseguir trabajo se van a otras localidades, mayormente a Bariloche y Dina Huapi”, sigue.

Sin embargo, destaca que el lugar muestra un despertar turístico interesante. “Llanquín está teniendo muchos visitantes”, afirma, en lo que se dibuja como una puerta para futuros puestos de trabajo que eviten el ir y venir de los pobladores, con propuestas que requieran mano de obra local.

En tal sentido, la cuestión es cómo nivelar esa posibilidad con el perfil propio del sitio. Es decir, que el turismo no borre la tranquilidad característica del paraje.

Ese es el desafío.

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