16/05/2021

¡Nadal campeón! Levantó su décimo título en Roma

¡Nadal campeón! Levantó su décimo título en Roma

En el marco de una gran final con Djokovic, Nadal cosechó su 10º título en el torneo Masters de Roma.

El balear se agigantó otra vez ante el mejor rival posible, Novak Djokovic, vigente campeón, para levantar su décimo título allí, el 88 en total de su surreal carrera, 36º de Masters 1.000 con el que iguala al serbio en lo alto de la tabla histórica de la categoría. 

En la Ciudad Eterna se vivió un nuevo duelo de la madre de todas las rivalidades, el 57º, entre dos de los mejores jugadores de la historia, viejos rockeros de 34 y 33 años que no se rinden y que se enfrentaron por novena vez (6-3 para el ganador) en la Centrale del Foro Itálico. No defraudaron.

"La NextGen somos nosotros", bromeó con intención Djokovic en la entrega de trofeos. Más tarde reconoció que su admirado archienemigo fue "mejor en los momentos decisivos".

Y es que en esta ocasión la balanza se inclinó a favor de Nadal, que llegó a la final tras salvar dos bolas de partido contra Denis Shapovalov en octavos, con "algo de suerte", como dijo él, pero antes había superado a Jannik Sinner y después, en cuartos, a Alexander Zverev, otros dos pujantes jóvenes. Desde 2017 casi ha nivelado el cara a cara contra el de Belgrado, que domina aún por 29-28, pero desde 2017 y tras una racha de siete victorias consecutivas de Novak, Rafa manda por 5-3, con dos títulos en la capital transalpina (el de este domingo y el de 2019) y otro en Roland Garros de por medio. A París llegará con la moral por las nubes, a por el 14º trofeo y tras abatir al número uno. Aviso para navegantes.

Movimiento y saque

Nadal tenía que ordenar el partido, hacerlo de nuevo más dinámico, meterle mucho movimiento. Y así arrancó el tercer set, con una tensión tremenda. El devenir del choque le requería también sacar mejor para continuar el punto con el drive y dominar. Porque Novak jugaba con mucha elasticidad y de tiralíneas. El 3-2 fue dramático y sacarlo adelante fue una inyección de moral para el campeón. Tanto que el siguiente resto lo ganó en blanco (4-2) con una determinación estremecedora. Faltaba el remate. Lo más complicado. La mejoría del servicio ayudó en el momento justo y también el lógico bajón de Djokovic, que no tuvo más remedio que entregarse no sin antes pelear. Fue otra batalla para la historia.

 

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