FUERON COMPAÑEROS EN PEDRO Y PABLO Y CON MIGUEL CANTILO

| 04/05/2021

Carlitos Casalla evocó a Rodolfo García

Carlitos Casalla evocó a Rodolfo García
Casalla y García, en uno de esos solos interminables
Casalla y García, en uno de esos solos interminables

El baterista de Almendra, Aquelarre, Tantor y tantas otras bandas que dejaron huella, falleció en la madrugada del martes, después de sufrir un ACV. En 2017 había tocado en Bariloche, en un show de La Gipsy.

Hay un barilochense que compartió tramos de la ruta con Rodolfo García, el legendario baterista del rock argentino que falleció en la madrugada del martes (4 de mayo). Carlos Casalla cruzó sus pasos con su colega a comienzos de los 80, cuando los dos confluyeron en la banda que sostenía a Pedro y Pablo. Se hicieron amigos inmediatamente y mantuvieron la relación en el tiempo, a tal punto que, en 2017, García participó de un show de La Gipsy.

“Lo conocí a fines de 1982 o principios de 1983, cuando reemplazó en la batería a Isa Portugheis, en la banda que acompañaba a Pedro y Pablo” recordó Casalla, a poco de confirmarse el deceso, en charla con El Cordillerano. “Trabajamos juntos acompañando al dúo y a Miguel Cantilo solista, si no me equivoco hasta 1985 o principios del 86”, rememoró. “Después, nuestra amistad siguió porque la verdad, apenas nos conocimos la conexión fue instantánea”, confió Carlitos.

El integrante de Almendra y Aquelarre, “era un tipo muy culto, muy gracioso y muy humano, aparte de un gran músico y baterista. Percusionista más que nada, porque si bien era principalmente baterista, también tocaba el cajón, las congas, el bongo y timbaletas”, enumeró su cofrade. “En varios de los temas, él dejaba de tocar la batería y se sumaba para hacer un solo de congas y timbaletas. Eran larguísimos y nos divertíamos muchísimo, una parte del show muy para arriba rítmicamente”, evocó Casalla.

Entre los dos “se forjó una gran amistad en las giras, que en esa época eran por todo el país e interminables. Creo que con él también llegamos a ir a Uruguay”. García sufrió un ACV el miércoles de la semana pasada, cuando se informó de su muerte cerebral. La partida definitiva “la verdad, duele”, compartió el percusionista emblema de Bariloche. “La vida es así: nos olvidamos todo el tiempo de que vamos a morir y de que estamos de paso, pero cuando pasan estas cosas, te golpean”, asumió.

La amargura se intensifica “sobre todo, con gente tan querida, cuando uno ni se lo espera por ese mecanismo de supervivencia que tenemos, de creernos eternos y de que nunca va a pasar, pero de golpe, pasan cosas”, describió Carlitos, hijo del gran Chingolo. “La vida tiene cosas bellas, como haber conocido a este ser tan especial y al mismo tiempo muy dolorosas, como tener que sentir y transitar su partida”.

El que firma asistió a varios de los recitales de Almendra cuando la banda que lideró Luis Alberto Spinetta se reunió, a punto de retornar la democracia. Recuerda que, al término de un tema, en el que había descosido su batería, el Flaco lo presentó: “Rodolfo García. Payaso y baterista”, ante las ovaciones del público. Recién 40 años después, al charlar con Casalla, entendió por qué lo de payaso… “Sobre todo con Roby Pesino, que era el bajista, y con Rodolfo, estábamos todo el día bromeando, creando personajes y chistes. Tengo unas anécdotas increíbles que darían para hablar muchísimo”, apostilló el músico.

Historia reciente: “tuve la suerte de que viniera en 2017. Nos mensajeamos y pudimos encontrarnos, charlar un rato y recordar esas épocas”. Ya que estaba, “vino a tocar con La Gipsy, porque justamente en esas noches había un show en La Luna y ahí apareció”. Se trata del proyecto de rumba flamenca que empuja Emiliano Zamora y también integra Casalla. “Yo le llevé un cajón y estuvimos tocando un rato”.
En definitiva, se fue “un tipo maravilloso: baterista de Almendra, de Tantor, de Aquelarre y de tantos otros proyectos. Director nacional de Artes en 2014, siempre apoyando y sosteniendo la cultura, no solo en la música. Gran intelectual, gran lector y siempre muy cerca de todo aquel que sufría y necesitaba ayuda”, aportó Casalla. De hecho, Carlitos encontró en García un respaldo muy oportuno.

En efecto, “él me ayudó mucho cuando tuve que sumarme a las grandes bandas y proyectos de esa época”. Recordemos que Carlitos hacía rato que vivía en Bariloche cuando su destino lo llevó a codearse con los grandes, en la escena del rock nacional. “La verdad, ya lo extraño. Ya lo extrañaba cuando estaba todo bien y de vez en cuando, nos escribíamos. Lo mejor es que vuele alto y que ya no sufra. Una gran pérdida”, sintetizó. Gran dolor.

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