El dueño de Facebook enfrenta otro nuevo dolor de cabeza por una férrea oposición a la idea de crear un Instagram infantil, para menores de 13 años. El pasado 15 de abril la organización Campaign for a Commercial-free Childhood le envió una carta abierta a Mark Zuckerberg pidiéndole que no continuase con esa idea. La carta tenía una extensión de 10 páginas de las cuales 6 corresponde al listado de las organizaciones y profesionales especialistas que suscribían a los argumentos y a la petición.

Desde la red social dicen que esta idea protegería a millones de niños que mienten en su edad para acceder a la plataforma, y que de este modo podrían abrir una cuenta pero en un ambiente seguro y con contenidos protegidos.

Desde la organización firmante de la carta afirman que Instagram promueve un culto irracional a la apariencia física y explota el miedo “de perderse algo” (Fear Of Missing Out), generando una enorme presión social, incitando a los niños a estar dentro de la red social y postear fotos con el único fin de buscar aprobación de otras personas. Estas dos cuestiones que se plantean como amenazas también afectan a los adultos, solo que los niños están menos preparados para manejarlas.

Dicen con buen criterio que difícilmente los niños que ya abrieron cuenta en Instagram mintiendo en su edad migren para la plataforma infantil. Por el contrario, lo que generará es que millones de niños que no abrieron cuenta hasta ahora lo harán, para luego migrar a la versión adulta. En simples palabras, serviría para conquistar nuevos clientes.

¿Por qué existe una oposición a que los niños ingresen a las redes sociales? Principalmente la pérdida de información y privacidad de los niños es un gravísimo problema. El uso excesivo de tecnologías del entretenimiento produce peligros claros como obesidad, menor bienestar psicológico, decaimiento de la felicidad, reducción del sueño, depresión y un aumento en la ideación, planificación y tentativas de suicidio.

El 59% de los jóvenes dijo que se sienten presionados para publicar fotos sensuales o sexualizadas para conseguir la atención y aprobación de sus compañeros. Las redes sociales propician actos de pedofilia o abuso sexual. Durante el 2020 Facebook e Instagram reportaron 20 millones de imágenes de abuso sexual infantil.

En una investigación la Royal Society for Public Health comprobó que Instagram es la peor red social para la salud mental de los jóvenes. El ciberbullying tiene números alarmantes. La policía de Inglaterra alertó que los casos de acoso sexual son peores que en cualquier otra red social. 

Siendo que el foco de la red social es aparentar consideran desde la organización que es muy dañina para los jóvenes que se están formando y desarrollando su personalidad.

A todos estos peligros y justificativos para prohibir un Instagram para menores de edad debemos sumar los peligros en la protección de datos personales, y la monetización de la red social con publicidad. Se estima que 1 de cada 3 publicaciones son publicidad, ello sin considerar la publicidad engañosa u oculta que la red social cobija.

Estoy en contra de que los menores usen redes sociales. Ninguna empresa debe sustituir el control parental, y puedo afirmar que no existe ambiente seguro en internet para los niños. Que los chicos usen internet es únicamente responsabilidad de los padres, quienes al autorizarlo asumen irremediablemente el arduo, incansable y constante trabajo de controlar lo que sus hijos ven, publican y comparten en la web.