El pasado 01 de abril se publicó en Brasil la Ley 14.132 que criminalizó el stalking. El stalking para esta ley quedó configurado como la persecución practicada por medios físicos o virtuales que interfiere en la libertad y en la privacidad de la víctima. La pena a este delito va de los 6 meses a los 2 años de prisión, y multa. Estas penas podrían ser duplicadas cuando las víctimas sean niños, adolescentes o jubilados, protegiendo a los más débiles por edad. También se duplica la pena cuando el stalking afecta a mujeres en razón de su condición de ser mujeres (violencia de género), cuando sea practicado por dos o más personas o con uso de armas.

Esta conducta viene de la acepción inglesa To stalk que significa perseguir o vigilar. No es nueva esta idea, siendo que Damásio de Jesús hace más de 10 años decía que no sería raro que una persona por amor o desamor, por venganza o envidia, o por cualquier otro motivo persiga a otra con habitualidad incansable. La repetición en el envío de cartas apasionadas, mails, telegramas, mensajes en el contestador, mensajes que llegan por interpósita personas, por radio o periódicos tornan un infierno la vida de la víctima, causándole como mínimo perturbación emocional. El Profesor Damásio mucho antes de la masificación de internet y de las redes sociales ya advertía del peligro del stalking.

Para que el lector tenga una cabal idea de las conductas que encuadran en el stalking podemos mencionar que es un acto de violencia invadiendo la esfera de privacidad de la víctima, repitiendo incesantemente una misma acción pero con varios actos, empleando diferentes tácticas o diversos medios; llamadas al teléfono, mensajes, enviar flores, o regalos no deseados, dejar mensajes en las inmediaciones de la casa, por ejemplo usando pancartas, permanecer en las inmediaciones de la casa, de la escuela de los hijos, del trabajo, o en las cercanías de algún recorrido que la víctima hace usualmente. También el stalker divulga mentiras o rumores sobre la vida personal o laboral de la víctima.

Como una especie diferenciada, aunque también penada por la ley brasilera, está el cyberstalking donde las conductas tienen que ver con dejar comentarios en exceso en los perfiles de la víctima, por mail o WhatsApp con un tono obsesivo e intimidatorio. Según la ONG Safernet también encuadran en la conducta:

Comentamos esta noticia para que sirva de ejemplo a los legisladores de nuestro país y comiencen a entender y preocuparse por delitos que no tienen pena hoy en día y quedan impunes.

Si no quieren tomar el ejemplo de Brasil, les recuerdo que esta figura ya está legislada en Alemania, Australia, Austria, Canadá, España, Italia, los diferentes Estados que conforman a los Estados Unidos de América, Holanda y el Reino Unido, para mencionar algunos países.