UN ANÁLISIS DEL REFERENTE DEL SECTOR EMPRESARIAL GASTRONÓMICO Y HOTELERO

| 26/01/2021

Roccatagliata, feliz por Bariloche a la Carta, realizó un repaso de la temporada

Christian Masello
Roccatagliata, feliz por Bariloche a la Carta, realizó un repaso de la temporada
Foto de archivo.
Foto de archivo.

El presidente de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica de la ciudad, Claudio Roccatagliata, festejó la concreción de Bariloche a la Carta, postergada desde el año pasado por la pandemia, a la vez que previó la posible realización de la edición clásica de octubre, y analizó el funcionamiento de una temporada que se desarrolla en el marco de la “nueva realidad”.

 

El Cordillerano: –¿Qué significa, para el sector que representa, la realización de Bariloche a la Carta?

Claudio Roccatagliata: –Después de un año muy difícil, es poder pensar de nuevo en un Bariloche activo, con uno de sus diferenciales más importantes, que es la gastronomía, en movimiento, y mostrándole al público en general de lo que somos capaces. También traer el Valle y a la provincia entera a la localidad, donde se juntan productores y elaboradores, y eso, para nosotros, es una fiesta.

 

E.C.: –¿Cómo fue que se decidió hacerlo en verano?

C.R.: –Por lo general, se hace en octubre, pero, el año pasado, las rutas estaban cerradas y no teníamos actividad turística; así, pensamos en una postergación, no en suspenderlo definitivamente, porque queríamos que se hiciera. Creímos que en el verano podría volver el turismo, y de hecho fue así, por eso se cambió la fecha.

 

E.C.: –¿Cuándo se pensó que este sería un buen momento?

C.R.: –En agosto se empezaron a delinear posibles alternativas, pero siempre eran fechas tentativas, en la medida que la situación sanitaria y la actividad lo permitiesen.

 

E.C.: –Más allá de Bariloche a la Carta, por lo que se ha visto hasta ahora, ¿cómo calificaría a la temporada?

C.R.: –Es una temporada dispar, donde hay sectores que están muy bien, y otros, de hotelería, que no. La gastronomía trabaja con aforos del cincuenta por ciento y no logra hacer la cantidad de cubiertos que tenía en una temporada normal. Por eso es que digo que no hay una sola medida para todos. Depende dónde esté parado, uno puede estar mejor o peor.

 

E.C.: –La situación que indica sobre los restaurantes, que trabajan menos, ¿es únicamente por el protocolo o porque notan menos gente en la ciudad?

C.R.: –Por el protocolo, porque se les permite trabajar solo con el cincuenta por ciento de las mesas habilitadas.

 

E.C.: –Pero, dadas las circunstancias, igualmente están trabajando bien, ¿verdad?

C.R.: –La gente no come en cualquier horario. Por lo general, hay una concentración en determinadas horas. Ahora no tenemos público internacional. En otro momento, estaban los estadounidenses, que, por ahí, a las siete de la tarde se sentaban a comer. En esta época somos todos argentinos, y comemos alrededor de las veintidós. Por más que hayamos extendido el horario, que tampoco es una gran diferencia, porque habitualmente los restaurantes están abiertos hasta las doce de la noche, el giro de mesas que hacen no compensa lo que teníamos en otras temporadas. No es que falte público, sino que la capacidad de los salones no permite atender la misma cantidad de mesas que en el pasado.

 

E.C.: –¿Qué sucede con la hotelería? Mencionó que había establecimientos que trabajaban muy bien, y otros, no tanto. ¿La diferencia se observa entre categorías? ¿Cuáles están funcionando mejor?

C.R.: –Los de cuatro y cinco estrellas cuentan con más ocupación, y en los kilómetros mejor aún. En lo que hace a los de una, dos y tres estrellas, ubicados en el centro, están teniendo mucha menor cantidad de pasajeros.

 

E.C.: –¿Cómo fue, para el sector, atravesar el año pasado?

C.R.: –Realmente, fue muy duro e imprevisible, porque cuando cerramos el 18 de marzo lo que menos hubiéramos esperado era seguir así hasta el 4 de diciembre. Pensábamos que la apertura sería a los sesenta o noventa días. Ya cuando se bajó la temporada de invierno fue un golpe muy duro, porque es la más importante que tiene Bariloche, por los gastos que el turista realiza y lo que eso mueve. No haber podido llevar a cabo los eventos que habitualmente se desarrollan en el segundo semestre fue un impacto importante para la economía. Cuando vimos que había una posibilidad en cuanto al verano, se abrió una ventanita… Estimamos que hasta carnaval vamos a tener buenos niveles de ocupación en determinado tipo de hotelería. Veremos qué sucede luego del 17 de febrero, cuando se inicien las clases en Buenos Aires y en varias provincias.

 

E.C.: –Dadas las circunstancias, ¿se puede prever cómo será la temporada invernal? ¿O esto es un día a día?

C.R.: –Va a haber que esperar… Una cosa es si abren los aeropuertos y vienen brasileros, porque una temporada con Brasil es una cosa, y, sin él, es otra. Hoy no estamos en condiciones de tener certezas sobre lo que sucederá. La gran incógnita es esa: si abren o no las terminales internacionales para que arribe el flujo de brasileros, que es nuestro principal público en temporada de invierno.

 

E.C.: –¿Qué expectativas tiene para Bariloche a la Carta?

C.R.: –La perspectiva es buena, dentro del marco que tenemos, porque también habrá determinado aforo y no creemos que será como otras veces, pero es el Bariloche posible en estas circunstancias. Por eso brindamos la novedad de que la gente puede disfrutar los platos en su casa, no tiene la obligación de hacerlo en los locales o en la feria. Hay un servicio de delivery, para que las personas puedan degustar la comida en la comodidad de su hogar.

 

E.C.: –¿Imagina una nueva edición en octubre? ¿O eso también se verá sobre la fecha?

C.R.: –Si las condiciones son normales, o lo más normales que puedan ser, dentro de esta nueva realidad, como la llaman muchos, la intención es volver a hacerla en octubre.

Christian Masello

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