GRAN ESPECTÁCULO DE TANGO ESCÉNICO

| 03/12/2018

Un despliegue Del otro lado  

Un despliegue Del otro lado   
Del otro lado, con una cuidada puesta en escena.
Del otro lado, con una cuidada puesta en escena.

Bajo la conducción de Silvana Grill, once bailarines de Bariloche personifican un show más propio de las grandes ciudades que de la escena local. Un esfuerzo considerable que no deja detalles sin atender.

Los primeros cuadros insinúan situaciones de partida y despedida, de desgarros ante inminentes desarraigos, al irse unos y permanecer otros… Pero al finalizar el conjunto del trabajo, quedará en las retinas una sucesión vertiginosa de encuentros, un despliegue generoso de energías y precisiones, un torrente de elegancia por parte de una compañía que quizá no tenga precedentes en Bariloche.

En la noche del sábado, la Usina Cultural del Cívico (Biblioteca Sarmiento) albergó una función más a cargo de la compañía “Del otro lado”, que se integra con David Franzgrote, Guillermina Storari, Gustavo Núñez, Jacqueline Aguirre, Laura Venosi, Lorena Oviedo, Luis Painean, Mariano Niepo, Ricardo Silva, Rodolfo Cabrera y Sissy Vorgic. Bailarines que abrazaron o profundizaron la causa del “tango argentino” de la mano de Silvana Grill, directora de la experiencia.

En ocasiones con una pareja en escena, en otras con cinco y con formaciones intermedias, el grupo amplía las fronteras de la música ciudadana en su versión danza y abraza sin problemas lenguajes contemporáneos que quizás, ofusquen un tanto a los tradicionalistas. Las creaciones coreográficas de Grill remiten al tango por su estética y por sus raíces pero irían bastante más allá, si no fuera por la banda de sonido que sustentan el baile, de punta a punta.

La directora pensó además en una puesta integral: no estamos frente a una sucesión de piezas y sus correspondientes interpretaciones por parte de los bailarines. Juega un rol central en el imaginario que se sugiere al espectador las luces y los vapores que periódicamente, aportan penumbras misteriosas al escenario. Unas pocas sillas y mesas hacen de despojada escenografía, aunque no están presentes en todos los pasajes.

El tango de las milongas es apenas una rémora en las interpretaciones de la compañía. Aquí nada de cabezazos o de cadencias previsibles. Las y los bailarines no solo dominan los lugares más habituales del tango – baile, además pueden desplomarse sobre el piso, arrastrarse por la superficie y recuperar la horizontal con total naturalidad. O bien, construir entre todos los integrantes complejas figuras que se extienden verticalmente por el espacio, con desafíos al equilibrio que mantienen en vilo al espectador.

Desafío permanente

La dinámica también se extiende al vestuario: difícilmente los que están Del otro lado interpreten un cuadro con la misma vestimenta que en el anterior. Elegancia acorde a la dimensión del desafío que asume la compañía, al tornar tan flexibles como los respectivos cuerpos, los márgenes de la expresión. Inclusive los rostros aportan al sentido estético: nadie respira agitado, nadie luce cansancio, ningún maquillaje se desdibuja…

Es evidente que el grupo se toma la experiencia muy en serio. No hace falta ser experto para advertir que detrás del espectáculo hay siglos de ensayos, aunque el colectivo todavía no cumpla un año de existencia. En su contundencia se aúnan la experiencia que Grill sumó en Buenos Aires antes de instalarse en Bariloche, con la juventud de un elenco que encuentra en su guía una ampliación de sus posibilidades expresivas.

Por alguna dificultad técnica que no cabe magnificar, no pudieron proyectarse a espaldas de la acción, las imágenes que según expresara a este diario la directora antes del estreno, vinculan las atmósferas patagónicas con el desarrollo de la danza. Quizá fuera mejor así, para que la mirada no se perdiera detalle y se centrara en la faena de los bailarines, milimétrica y apasionada. En su colorido y vigor… Los bravos que comenzaron a escucharse en la sala, evidenciaron que nadie se molestó demasiado por aquella ausencia.

La música de la obra es original y lleva la firma de Ramiro Gallo y Andrés Pilar, entre otros. Vibrante desde el inicio hasta el final, dieron ganas de contar con los músicos en vivo, pero sería un esfuerzo de producción importante, cuando se ve que ya estamos ante un trabajo muy considerable. Por esas cosas que tiene la caprichosa agenda de espectáculos de Bariloche, Pilar tocaba esa misma noche en otro punto de la ciudad, a la misma hora que parte de su música se reproducía en la Usina Cultural del Cívico.

Hay que tener cuidado de las afirmaciones categóricas pero que recuerde el cronista, Del otro lado no tiene antecedentes en esta ciudad. Nunca existió un cuerpo de baile que desarrollara tango escénico con una marcada búsqueda profesional, que atendiera todos los matices con que debe contar un espectáculo y que pudiera persistir en el tiempo, con presentaciones también fuera de Bariloche. Innovación, a partir de una conjunción de talentos que sería justo apoyar.

De paso, digamos que en la fila antes de acceder a las localidades, no solo se escuchaba hablar español. Se sabe, las palabras “tango” y “argentino” son casi mágicas en el exterior y no fueron pocos los turistas que al enterarse de la propuesta, dirigieron sus pasos hacia la sala del Centro Cívico. Seguramente, Grill no pensó en estos términos cuando ideó el espectáculo, pero su creación también puede ser atractivo turístico, entre muchas otras cosas.

Que tomen nota quienes correspondan.

A M

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