Di Silvestro condujo a sus alumnos hacia la aventura de publicar un libro  

El destacado poeta está al frente de los talleres literarios de La Llave desde septiembre de 2017. Como resultado de la faena anual, varios de los textos confluyeron en una publicación que ya circula digitalmente y se hará tangible en breve.

”AbraPalabra” todavía está en imprenta pero ya comenzó a presentarse, con la excusa de la finalización del ciclo lectivo en La Llave. Es el producto de los Talleres de Escritura Creativa que funcionan en la institución municipal, al término de un año íntegro de trabajo con Sebastián Di Silvestro al frente. El poeta y editor se había sumado al staff docente en septiembre de 2017, de ahí que recién en 2018 pudiera llevar adelante su propia planificación.

El libro comenzó a gestarse en forma paralela a la novedosa experiencia. “Los Talleres de Escritura Creativa de La Llave se enmarcan en el área de Expresión Oral y Escrita. La Escuela está organizada por áreas, algunas son numerosas, como Artes Visuales, que tiene un montón de disciplinas y docentes. En el caso de Expresión Oral y Escrita, hay un solo docente, que sería un servidor”, introdujo Di Silvestro, entre sonrisas.

Su trabajo fue intenso. “Los talleres fueron seis: cuatro de Escritura Creativa Inicial y uno que se llamó Proyecto Literario, con personas que primero formalizaron un proyecto a partir de una sinopsis y que compartieron un espacio de crítica y clínica estilística. Hubo otro que se dictó en el hospital abierto al público, en la Biblioteca Énfasis en el Papiro Dorado, cuyos principales protagonistas fueron usuarios de la biblioteca, muchos de los cuales también son usuarios del Servicio de Salud Mental, pero también hubo gente que se arrimó al espacio y le gustó, porque el acento no estaba puesto en formalidades sino más bien en lo expresivo. Y un taller más, que fue integrado, con la profesora Andrea Juárez, para niños: Artes Gráficas y Poesía. Ese fue el conjunto de talleres”, reseñó el escritor.

La diversidad es comprensible. “Cada espacio se fue planteando objetivos de acuerdo con las potencialidades y a las necesidades de las personas que lo integraban. Eso marcó diferencias o, mejor dicho, particularidades. En términos generales, la gente llega a los talleres de escritura de La Llave con la motivación de la narrativa, hay poca gente que tiene interés en profundizar en lo poético, así que fui dándole curso a esa inquietud”.

En particular, “el eje del trabajo estuvo puesto en la acción como motor del relato, porque hay como una falencia endémica en la escritura inicial, que tiene mucho que ver con la descripción y con socializar perspectivas o emociones, en desmedro de aquello que hace que avance lo narrativo que, muchas veces, tiene que ver con la acción. Se trabajó fuertemente sobre eso pero igual, como mi interés particular está más en la poesía que en la narrativa, iba jalonando. El año que viene, vamos a armar específicamente un aula abierta de poesía”, avisó el poeta.

Satisfacción

Al término del primer ciclo lectivo, “estoy recontento. La verdad, estoy haciendo mis primeras armas como docente en materia literaria, sobre todo, para grupos tan numerosos, porque tenía alguna práctica en devoluciones interpersonales o en trabajar con alguien que estaba con un proyecto específico. Esto de lo áulico hizo que fuera creando a partir de mis motivaciones, con todo el entusiasmo que para mí conlleva lo literario, pero no veía qué iba pasando. Promediando la segunda parte del año, cuando nos pusimos a concretar el libro que ahora está en imprenta y que reúne trabajos de aquellos que estaban en condiciones de mostrar y quisieron participar, me encontré con un montón de denominadores comunes que pusieron en valor el trabajo”.

Di Silvestro dio algunos ejemplos: “estoy muy contento con lo temático, me parece que hay una representación del tejido social. Esa es una característica que tiene La Llave, que a mí me resulta interesante: el cruzamiento de gente de diferentes barrios y diferentes condiciones socioeconómicas. Se genera una cuestión afectiva, se producen empatías y solidaridades que, por ahí, no se darían en la vida cívica o en la calle, y eso se traduce en lo temático”.

En relación con el libro que ya circula digitalmente, “yo no sabía cómo ordenar los materiales. No quería hacerlo a partir de diferenciar quiénes habían participado de tal o cual taller para no generar ningún tipo prejuicio, entonces decidí el orden alfabético. Para aportar otro elemento, lo invertí: empecemos por la z. Entonces, el primer cuento que quedó es de Jerónimo Vázquez y se llama Bajo juramento. Es el relato de un neurocirujano que está operando de un aneurisma a un periodista que buchoneó a su tío durante la dictadura. Su tío está desaparecido y su madre, posteriormente, se suicidó… Es un ejemplo, así empieza el libro, entra de lleno en esa cuestión”.

Por otro lado, “hay cruce interesantísimo: un relato que de alguna manera es filo apologético de la estatua de Roca y que se pone en contra de la pintada de los pañuelos. Y hay otro texto que lo contesta. Fue una situación aislada pero, en los textos, aparece de todo: el tópico de la intersexualidad, la cuestión de género, la dictadura, la cuestión de la tierra y de los pueblos originarios, aunque no de una manera absolutamente explícita pero sí a través de relatos de pobladores que se ven complicados por alguna situación con terratenientes, niños del medio rural que son extirpados de su medio para ser llevados a la ciudad… La verdad, estoy muy contento con el trabajo. Con el resultado y con la experiencia”, subrayó Di Silvestro.

“AbraPalabra – Talleres de escritura creativa está en imprenta”, anunció. “En los primeros días de enero lo vamos a tener en las manos y en febrero nos proponemos hacer una serie de presentaciones en algunas bibliotecas populares. En principio, estamos pensando en la Aimé Painé de Virgen Misionera, en la Néstor Kirchner de Nahuel Hue, en la Comandante Chávez del SOYEM y en la Jorge Luis Borges del barrio El Cóndor. En principio, esas cuatro, también como forma de sacar la Escuela hacia barrios que están cerca pero aislados, como El Cóndor”.

Las presentaciones también servirán “para convocar a la gente a que participe durante el año lectivo de los talleres de la Escuela”, adelantó el coordinador. El inminente volumen “fue un proceso autogestivo por parte de los alumnos, las alumnas y les alumnes de los talleres, con una preventa y un acompañamiento por parte de La Llave, que aportó algo del fondo que se genera con el bono contribución de los alumnos porque no logramos vehiculizar ningún recurso a través del municipio”, lamentó Di Silvestro. Omisión que no alcanza a opacar la fiesta.

Entusiasmar a los demás

Editor a través del sello “Patagonia escrita”, poeta con varios libros publicados y auténtico apasionado por la literatura, para Sebastián Di Silvestro, su trabajo en la Escuela Municipal de Arte La Llave “es un aprendizaje continuo.

Siento que voy adquiriendo elementos para profundizar en la socialización de este lenguaje artístico con el cual me involucro. También me va dando seguridades respecto a mis propios potenciales, a la hora de socializar, motivar y entusiasmar a los demás”.

Además, entiende su faena como “la oportunidad de militar la literatura y la poesía tomando postura ante algunas cosas, sobre todo, ante el qué o sobre qué queremos hablar. Por ahí, la gente se acerca a los talleres porque tiene inquietudes como lectora, entonces empezamos a trabajar cuestiones formales para que se pueda objetivar un relato o un poema. Pero después entra el tema: ¿de qué venimos a hablar? Aquello de lo que venimos a hablar: ¿me involucra a mí o a la comunidad? ¿Dónde estoy parado o por qué me interesa este lenguaje artístico? ¿Para qué? Eso me entusiasma mucho: poder encarar el trabajo desde una perspectiva socio-holística. También convocar a intervenir el mundo a través de la literatura. Eso me motiva”, resaltó.