28/11/2018

Fernanda Cavallaro invoca “Silencio”

Fernanda Cavallaro invoca “Silencio”
Fernanda Cavallaro contó sus sensaciones.
Fernanda Cavallaro contó sus sensaciones.

No al que opaca disidencias, sino al que favorece la introspección y la comunicación con la naturaleza. Una serie en la que habitan el agua, la noche y las estrellas, entre otras manifestaciones.

Fernanda Cavallaro cultiva el perfil bajo, a tal punto que no quiso inauguración formal para dejar abierta su muestra. En cierto sentido, es comprensible: se denomina “Silencio. Ojos para ver. Oídos para oír”. La expositora prefiere que sean sus obras las que hablen y en eso estarán hasta el 5 de diciembre, en el SCUM de Moreno y Villegas. Adentrarse en los universos que plantea implica alejarse centenares de kilómetros de la rutina y el ruido, aunque apenas se den unos pocos pasos, desde la vereda hasta la sala.

El agua como elemento está presente en los primeros trabajos que reciben al visitante. “Como siempre, como buena pisciana”, bromeó la artista. “La naturaleza atraviesa todo, como gran maestra. Siempre hablo desde ahí y un poco, la propuesta es buscar esos espacios de silencio para poder ver con los ojos reales del alma y también poder oír los mensajes que tiene la naturaleza porque generalmente, uno antepone todos sus conocimientos y sus cosas y entonces, no escucha ni ve”, sentenció.

Según Cavallaro, “uno cree escuchar y cree ver pero no es así. Entonces, ese silencio profundo, el silencio de todo y de los pensamientos, da paso a la naturaleza, que está llena de mensajes. Cada vez que una se conecta con el viento o con el agua, ¡hay tanto para escuchar! No tiene que ver con los sentidos, pasa por otro lado. De eso habla la muestra”, sostuvo, un tanto enigmática. Digamos de paso que la abrumadora mayoría de las obras, es abstracta.

Sin embargo, hay pistas porque “siempre me gustó escribir. No es que sea buena ni nada, pero las cosas quieren salir y salen”, señaló la expositora. “Siempre trato de escribir un pequeño texto respecto de las muestras y fue a partir del silencio que vinieron estas frases. En realidad, también es relativo porque a medida que alguien le pone palabras a algo, lo condiciona, encierra una cosa muy enorme en una palabra. No es justo para ese todo encerrarse en una palabra, pero también hay que abrirse a la posibilidad y verbalizar algo que casi no tiene forma”.

Además del agua, en las obras hay otras presencias. “La noche como gran enigma y como invitación al vacío, porque uno en la noche ve lo absoluto, más allá de los sentidos. Se abre un espacio que uno no puede diferenciar. En uno de los cuadritos dice: la noche no quiere ser leída… Y es eso, porque tampoco quiere encerrarse en algo, es inabarcable, por más que quiera ponerle palabras”, sumó.

Brillos y texturas

En términos técnicos, no solo de pinturas se vale Cavallaro. “Siempre estoy buscando materiales nuevos, hay tantos que está buenísimo experimentar y probar. Últimamente, estoy buscando con distintos brillos y texturas para que de alguna manera, la obra se vaya moviendo y no sea tan estática. Las luces del SCUM mucho no me están ayudando (risas), porque hay cuadros que son muy distintos con la luz adecuada, sobre todo aquel (señala). Los dos primeros tienen pinturas iridiscentes que con una buena luz se separan y entonces, vemos al cuadro como tridimensional. Los brillos también hacen que se genere cierto movimiento cuando los ves. Siempre estoy en esa búsqueda para poder poner en algo todo lo que uno siente, aunque se encuentren las limitaciones del material y de la luz”, relativizó.

La anterior muestra individual de Cavallaro había tenido lugar en un escenario muy distinto. Desde entonces, pasaron cosas. “Después de la muestra de Farrarons Fenoglio llegué a un estado de vacío absoluto, que era lo que planteaba esa muestra. En aquel momento, planteaba un dios que mandaba conocernos a nosotros mismos. Entonces, estaban las vidas que íbamos transitando a modo de laberinto, con ciertas pistas que eran estos carteles (apunta), que ahora estoy mostrando de nuevo, para salir del estado de somnolencia de las vidas. La otra parte de la muestra (en FF Galería de Arte) hablaba de la liberación de ese estado e inclusive del deseo de Dios, liberarse de eso y conocerse a sí mismo. Dios o como quiera llamárselo… En ese estado de vacío y entrega absoluta, me costó mucho volver a trabajar. ¿Ahora qué?”, se preguntó la artista.

Según su experiencia, “una vez que uno se vacía, es difícil querer llenarse con algo y entonces, encontré en el silencio la pista para que fuera llegando lo que tuviera que venir, a través de ese silencio. Ahí empezaron a aparecer cosas y bueno, se fueron atravesando con otras que había dejado para que apareciera un hilo conductor, aunque tampoco sé para dónde sigue. Inclusive, hay cosas que ni siquiera estarían preparadas para mostrarse en este momento, porque siento que son procesos. Pero también hay que respetar lo que hay, lo que viene y de la manera que viene. Ser sincera desde ahí, no tratar de imponer algo que todavía no está dentro mío”.

Inclusive, Cavallaro encuentra cierta simplicidad en su trabajo. “La imagen se fue limpiando mucho, sobre todo en aquellos (señala), cuando incluso resolvía al cuadrito en el día. ¿No será muy poco? ¿No estaré diciendo demasiado poco? Pero trato de encontrar coherencia entre lo que pienso, digo y hago, que es lo más difícil (risas). Entonces, ¿cómo imponer algo que no quiere salir o que no está? No tenía sentido agregar para adornar, quise que quedaran de esa manera”. Será de sabios y sabias hacerse un lugar para dejarse ganar por “Silencio”. Queda a centenares de kilómetros, en Moreno y Villegas, ahí donde se paga el estacionamiento medido.

Liberar contenidos

En la primera muestra de Fernanda Cavallaro que fue objeto de crónica para El Cordillerano, llamaba la atención el cuerpo desde diversas perspectivas. Inclusive, como recipiente vacío o susceptible de llenarse. Es notable la distancia o más bien el recorrido que hizo la artista desde aquella experiencia, no tan lejana en el tiempo, hasta el convite introspectivo que plantea en la actualidad, aunque en diálogo con la naturaleza.

“Ahí empecé el proceso real de vacío, del que estamos hablando”, historió. “Yo siempre tuve problemas con el cuerpo de muy chiquita, eso viene de arrastre... Y cuando me animé a tratar el tema a través de lo que hacía, empezó el proceso que hoy decanta, no solo en vaciarme a mí misma, sino en liberar todos los contenidos que uno tiene en cuanto a la misma naturaleza. La naturaleza se expresa porque es, no es que piensa en nosotros y trata de buscar una forma”.

Añadió la expositora que “en los procesos naturales hay un continuo al que uno trata de darle un lugar o forma. A ese vacío, lo estoy tratando de llevar desde mí hacia todo lo que veo y siento. Todo lo que hago responde a procesos internos, no es que estoy proponiendo nada”, aclaró. “Trato de ser sincera con lo que siento”. La belleza viene de la mano.

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