26/11/2018

Tecnología, xenofobia y racismo

Qué lleva a una persona a tener odio racial, cultural y social es algo que me pregunto muchas veces, porque más allá de nuestra crianza y valores inculcados, los seres humanos crecemos y podemos cambiar. Repetimos lo que nos enseñan, pero durante nuestra vida experimentamos y vivimos otras situaciones que nos pueden hacer repensar aquello que nos inculcaron, ya sea nuestras familias, la educación escolar o los medios de información que nos rodean.

Hoy podemos verificar que el tan mentado desarrollo tecnológico y la globalización lo cambiaron todo. La información, las redes sociales, el segundo a segundo que se vive a través de un celular, el minuto a minuto de una noticia en otra parte de la Tierra, todo eso ha generado seres humanos con millones de bits de información a su mano, pero me pregunto, ¿Del otro lado hay intención de informar lo que sucede o se usan estos medios para captar mentes?

En 1940, solo el nazismo y quienes lo apoyaban se animaban a hablar de razas superiores e inferiores, hoy parece moneda corriente, tal es así que sin análisis de nada, muchos apoyan a Bolsonaro que dice que si los indígenas del Amazonas no se corren los va a exterminar o Trump diciendo que dará orden de disparar a quienes pretenden entrar a EEUU, que por otra parte son víctimas del intervencionismo de EEUU en sus países.

Inyectar el virus del odio racial o de género, o sobre condiciones de clase, no es ni casual, ni mucho menos inocente, se trata de un sistema que viene avanzando en todo el mundo y cuyo propósito es lograr un pensamiento único y para ello necesita esclavos pensantes.

¿Qué es un esclavo pensante? Es aquella persona que se cree un libre pensador y emite, por ejemplo, juicios xenófobos y racistas de manera permanente y es alentada por otro grupo que hace lo mismo y creen que eso no solo es natural, sino que es producto de su raciocinio e intelecto, cuando en realidad son una simple máquina de repetir lo que les están inculcando día a día.

Claramente nos estamos acostumbrando a vivir en sociedades donde la discriminación es moneda corriente, y eso de alguna manera mina los principios básicos de convivencia para luego pasar a otro escalón donde la represión o exterminio del otro también sea tomado como natural.

La sociedad de idiotas a la que aludía Einstein está cobrando otra forma, donde no solo son idiotas ahora también son violentos y la violencia y la idiotez juntas generan un ser humano que destruye a sus pares o no hace nada para evitar que eso suceda. Un ser humano cuya esclavitud está garantizada, ya que su cerebro le pertenece a quienes lo vienen moldeando desde hace años.

Todo lo que ocurre no es casual, tiene que ver con el poder concentrado de las economías y riquezas globales y como decía Saramago “¡nos queda la tarea de resistir! y agregaría..."o ser espectadores de cómo la sociedad mundial se hunde y perece”.


Jorge L. Fernández Avello
DNI: 12.862.056

Te puede interesar
Ultimas noticias