INTIMIDAD DE UN GRAN ESPECTÁCULO

| 14/11/2018

Un día en el Cirque XXI

Un día en el Cirque XXI

En cada ciudad siempre pasa lo mismo cuando un espectáculo decide afincarse, aunque sea por corto tiempo, pero cuando se trata de un Circo el revuelo que genera entre los más pequeños es infinito y hermoso. Sin embargo, el espectáculo no sólo está sobre las pistas. Por suerte y de la mano de Gabriel, hemos podido involucrarnos un poco en la trastienda del Cirque XXI 360 que por estos días nos visita en la ciudad.

Del otro lado de la pista, detrás de los cortinados se levanta una miniciudad, edificada con lonas, campers, motorhomes, colectivos… donde cada día conviven todos los artistas, técnicos, y demás trabajadores que se necesitan para levantar una carpa como la que Cirque XXI 360 tiene en este momento sobre el Velódromo Municipal de la ciudad de San Carlos de Bariloche.

Ente sogas, luces, estructuras; sobre la arena, amparados de los vientos de nuestra región por lonas muy bien aseguradas y de material especial ignífugo, los sueños de mas de 30 artistas deambulan esperando la función, casi con la misma ansiedad que los niños que pronto vendrán a disfrutar de la función.

La vida del artista circense no es fácil pero tampoco imposible, hay que estar preparado para viajar permanentemente a diferentes ciudades o países. Existe toda una estructura empresarial que es la que no se ve pero que va armando el itinerario. Por eso también hay que tener todo en perfectas condiciones. No se para mucho durante un buen año, de aquí para allá permanentemente; incluso cruzando fronteras. Es una vida muy linda.

Payasos, malabaristas, acróbatas, lanzadores de cuchillos, todos, entre bambalinas nos abrieron su alma para contarnos un poco sobre la preparación previa al espectáculo. Las charlas más que amenas que pudimos mantener con los artistas, nos llenaron de alegría. El Cirque XXI 360 presenta un espectáculo pensado para toda la familia, pero sobre todo para los niños; ¿en qué se basan?… en el respeto, la sana diversión, sin golpes bajos y el trabajo diario de los diferentes artistas que arrancan las sonrisas del público sin chabacanerías. Hablando con los payasos Gato y Gatito -que también son padre e hijo-, nos contaban que ellos tienen 18 rutinas estudiadas y preparadas para poder ofrecer la que mejor funcione, y que varían por ejemplo, por la cantidad de público, no te vas a quedar con una rutina de 20 minutos si hay poco público y ves que no hay feedback, rápidamente tenes que pasar a otra que sea más dinámica y corta para arrancar la risotada pronto; esa facilidad la tiene el Payaso.

A pesar de esto, la calidad no se negocia, remarca Gato, todas las rutinas tienen que estar a la perfección.

Los niños son quienes hacen reír a sus mayores, por eso hay que cuidar de no caer en la vulgaridad de usar la palabra equivocada. El público se engancha con la calidad de las rutinas y no con la chabacanería. En Bariloche pasa, por ejemplo, que el público que tenemos es inmensamente receptivo, enseguida reacciona y se engancha con las rutinas; pero no solo las nuestras, también pasa con los otros números que presenta Cirque XXI 360, con este espectáculo.

El público argentino tiene un gusto muy exquisito por la calidad, es muy exigente; aunque hay un público que ya es chabacano y que busca ese tipo de comicidad, pero no es el caso de los grandes Circos como el Rodas, Serbian, Ruso; como tampoco el Cirque XXI, en este momento creo que son los que mejores espectáculos presentan, además, el público aquí es una maravilla.

Después de un rato de charla y risas con Gato y gatito, los dejamos para que se sigan preparando para la función y nos fuimos a visitar el camarín de una de las artistas que además de su belleza natural, es patagónica.

Oriunda de la ciudad de Roca, Rocío nos cuenta que a ella se la denomina “afuerina”, ya que se incorporó a la vida del Circo por gusto, con anterioridad a pesar de dedicarse a la gimnasia artística desde los cuatro años y hasta los 17, llevaba una vida tradicional con sus padres.

¿Cómo fué tu incorporación al Circo?

Mi incorporación a la vida circense fue por propia decisión, estaba viviendo en Neuquén donde estudiaba para contadora pública, un día llegó un circo a mi ciudad y fui a verlo, realmente flashee y le dije a mis padres que quería hacer la experiencia de trabajar en el circo un tiempo, digamos durante su paso por las ciudades cercanas, unos cuatro meses, Roca, Cipolletti, etc., pero, cuando llegó el último día, tomé la decisión y me fui con el Circo, hablé con ellos y acá estoy.

Recorrí muchos lugares de nuestro país, de norte a sur desde hace ya cuatro años. Es una vida hermosa. Con trabajo, respeto, dedicación y convivencia. Somos una gran familia.

Los lunes me tomo descanso total, es decir, salgo a conocer el lugar donde está asentado el Circo, en este caso Bariloche, pero lo hago igual en otras ciudades, después de martes a viernes ensayo mis rutinas para afirmarlas y estar siempre en forma y mejorarlas todo lo que se pueda.

También por mi formación de gimnasia artística anterior, me brindaron la posibilidad de enseñarle a dos niñas, hijas de artistas de la compañía, lo que se y eso es también algo que disfruto mucho.

¿Cuánto tiempo llevas en el Circo?

Hace cuatro años que estoy en el Circo, soy acróbata, hago cama elástica, tela, en el piso y con una red blanca especial para que no se rompa y que me permite volar sobre la pista, también una rutina sobre la pista. Tuve la bendición de haber conocido en el circo a quien es mi pareja, él es quinta generación de artistas circenses, me ayuda muchísimo. Es también acróbata, primero fue mi entrenador y bueno el destino estaba ahí…

En otra charla íntima con Gato, seguimos enriqueciéndonos con la historia circense.

¿Cualquier persona puede elegir ser payaso, malabarista, acróbata?

No, ser artista circense es algo que se lleva adentro, se nace con ese don, podés perfeccionarte aprendeer rutinas, mejorar con cada show y con el trabajo y el esfuerzo que dediques... pero si no lo tenés dentro es muy difícil, podrás trabajar en el circo, pero te va a faltar la magia.

Yo no puedo ser malabarista porque no tengo habilidad en las manos

¿Cómo nace el Payaso de Circo?

En realidad tenemos que remontarnos a la época medioeval, cuando se instalaron las primeras carpas y donde se decidi´´o por vez primera cobrar entrada. Por ese entonces los arlequines, bufones eran los encargados de hacer reir al rey, y ojo con fallar. Esos artistas debían ser completos ya que hacían acrobacias, bromas, malabares.

Sin embargo, el payaso tal lo conocemos en nuestros días, con la nariz ROJA, nace de casualidad y su verdadero nombre era “El Augusto”, era un empleadito que armaba y desarmaba las esrtructuras del circo de carpa. En los albores del Circo, había trabajadores que tenían que llevar diferentes objetos para armar el espectáculo, casi siempre todo eso transcurría delante del público, ese trabajador al que llamaban el Augusto era quien realizaba esos menesteres, hasta ahí no existía el “Payaso” como lo conocemos ahora.

Cuenta la historia que una vez, este buen señor estaba realizando su trabajo diario llevando cosas de aquí para allá entrando y saliendo del cajón de pista delante del público, pero tan pasado de copas que se tropezó al entrar y terminó despatarrado sobre el piso.

Tan tremendo fue el golpe y tan despatarrado cayó que la gente comenzó a reírse a carcajadas.

Al momento lo socorrieron y se lo llevaron ensangrentada la cara fuera del lugar para no incomodar a los niños del público que no paraban de reír, junto a sus padres.
Al día siguiente, fue llamado por el dueño del circo. El hombre se desvivía en promesas de dejar de beber a cambio de no ser despedido ante la mirada de su patrón, quien por el contrario, en lugar de despedirlo lo había hecho llamar para pedirle que “sobrio” volviera a repetir la “payasada” de caerse ya que la gracia había sido un éxito total; desde ese día quedó creado el Payaso y las humoradas que hace, al que se llamó “El Augusto”.

Como por la caída real se había lastimado y sangraba, se reemplazó eso con una nariz roja, después su pensó en el traje que antes se vestía de “librea” o “barbera” era muy sencillo, con el tiempo se fueron agregando cosas y modificándolo a las épocas y modas.

El artista circense, por el tipo de vida nomada que lleva, ¿extraña o piensa de alguna manera en la diferencia de no estar asentado en algún lugar, como otras personas?
El Circo, es nuestro lugar en el mundo, es una familia que se mueve por todos lados isfrutando y llevando alegría, risas, diversión, arte, a otros... al revés sería imposible.

*Producción fotográfica y textos: Tonny Romano & Gustavo Grassano

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