16/10/2018

Arrinconar a la pobreza extrema

La pobreza es un problema que atañe a los derechos humanos. A escala global, más de 800 millones de personas aún viven con menos de 1,25 dólares por día. Puede entenderse entonces que es demasiada importante la cantidad de gente que tiene dificultades para acceder a los alimentos indispensables, agua potable y saneamiento adecuados. Los datos son los que maneja el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

El documento que se titula “Los principios rectores sobre la extrema pobreza y los derechos humanos” proclama en su prefacio y con razón que “en un mundo caracterizado por un nivel sin precedentes de desarrollo económico, medios tecnológicos y recursos financieros, es un escándalo moral que millones de personas vivan en la extrema pobreza”. Pero la pobreza no es solo una cuestión económica y hay que dejar de observarla exclusivamente como una falta de ingresos.

Se trata de un fenómeno multidimensional que comprende, además, la falta de las capacidades básicas para vivir con dignidad. Es en sí misma un problema que atañe a los derechos humanos de manera urgente y a la vez, causa y consecuencia de violaciones a esos derechos humanos. Se caracteriza por vulneraciones múltiples e interconectadas a los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.

Las personas que viven en situación de pobreza están expuestas de forma regular a la denegación de su dignidad e igualdad. Reducir la pobreza y erradicarla es por tanto una obligación de todas las sociedades. La ONU se encargó de recordar que hace 30 años, el 17 de octubre de 1987, el sacerdote Joseph Wresinski hizo un llamamiento para luchar contra esta lacra, animando a conmemorar el Día Mundial para la Superación de la Pobreza Extrema.

Cinco años después la Asamblea General del organismo se inspiró en ese llamamiento y declaró al 17 de octubre como el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. De origen francés y religioso, Wresinski fundó el Movimiento por los Derechos Humanos ATD Cuarto Mundo (Aide à Toute Détresse Quart Monde). Se considera que con su prédica y accionar, fue uno de las primeros que puso en evidencia el vínculo directo entre los derechos humanos y la extrema pobreza.

En febrero de 1987, solicitó a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU que examinase la relación, al poner de manifiesto el vínculo entre ambos. “Allí donde hay hombres condenados a vivir en la miseria, los derechos humanos son violados. Unirse para hacerlos respetar es un deber sagrado”. Y subrayó que para poner fin a la extrema pobreza, se deben aplicar leyes nacionales e internacionales fuertes y ambiciosas, que tengan en cuenta los derechos humanos.

Además, subrayó la obligación moral de la sociedad y de su ciudadanía de garantizar y respetar los derechos humanos de las personas que viven en situación de pobreza. Al entenderla como una violación a los derechos humanos, se centra la atención sobre la exclusión social dominante, la discriminación y las agresiones cotidianas contra la dignidad humana que acompañan a la pobreza y se subraya la necesidad de desmantelar los sistemas de discriminación que perpetúan los ciclos de pobreza en los diferentes contextos culturales.

Esa caracterización obliga a mirar más allá del simple hecho de proporcionar un ingreso adecuado a las personas pobres y lleva a poner el acento en la dignidad, las capacidades, la elección, la seguridad y el poder que cada persona necesita para poder disfrutar de sus derechos fundamentales, tanto civiles, como culturales, económicos, políticos y sociales. El enfoque debería conducir a respuestas más adecuadas y eficaces que no vulneren los derechos humanos en la búsqueda del crecimiento económico y del desarrollo.

Sin embargo, las personas que viven en situación de extrema pobreza y en especial, las más excluidas, pueden ser desatendidas u olvidadas por políticos, gobernantes y proveedores de servicios a raíz de prejuicios, iniciativas de exclusión social, actitudes discriminatorias y a su falta de influencia política, económica y social. Al conmemorarse hoy el Día Internacional por la Erradicación de la Pobreza, la ONU exhortó a “unirse a los más excluidos para construir un mundo donde los derechos humanos y la dignidad sean universalmente respetados”.

En 2018 se vive un momento especial, porque toca conmemorar el 70º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En ese sentido, es importante recordar el vínculo fundamental que existe entre la extrema pobreza y los derechos humanos y como decíamos, tener en cuenta que las personas que viven en situación de pobreza están afectadas de forma desproporcionada por numerosas violaciones de los derechos humanos. Concepto a considerar cuando a raíz de las políticas de ajuste que implementa el gobierno nacional, es muy probable que vuelva a incrementarse la indigencia en la Argentina.

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