EN SALA “PANOZZI” DEL CENTRO ADMINISTRATIVO PROVINCIAL  

| 16/10/2018

Irena Zuzek expone “Murmullos”

Irena Zuzek expone “Murmullos”

La propuesta se expresa a través de dos manifestaciones bien diferenciadas: los tonos tenues de la nogalina (tinta de nuez) y los estallidos de color. La expositora cruza los lenguajes de la pintura y de la ilustración.

La tonalidad apacible que recibe al visitante contrastará indefectiblemente con las estridencias escaleras arriba. Pero se trata de la misma artista: hasta el próximo 2 de noviembre podrá visitarse en la sala “Panozzi” la muestra “Murmullos”, de Irena Zuzek. Con el título, la plástica alude a “murmullos del viento, de las olas, del arroyo, de las hojas de los árboles, del vuelo del cóndor”, entre otros. Aunque habrá de conceder que en ocasiones, se transforman en voces más poderosas que sigilosas.

Tan extrovertida en su arte como tímida con la palabra, la expositora le dijo a El Cordillerano que “en la planta baja, presenté una serie con tinta de nuez, que funciona parecida a la acuarela. En la planta alta son todos lienzos, acrílicos y acrílico más tinta caligráfica”. Más allá de las técnicas y “en cuanto al contenido, principalmente elegí lo que tiene que ver con la naturaleza. Le puse como título Murmullos y traté de encontrar un concepto”, explicó.

Zuzek tuvo que hacer docencia con el cronista. “A la nogalina la conocí en 2004 en un workshop, con una calígrafa que se llama Marina Soria. A partir de ahí la empecé a investigar y ya hice dos series: una combinada con arena y la otra con gesso, una pintura acrílica que se usa en pintura. El acrílico funciona diferente sobre papel que sobre superficies impermeables pero el comportamiento es muy parecido a la acuarela”.

La introducción vino a cuento de la serie que puede apreciarse al ingresar a la sala, en el Centro Administrativo Provincial. El contraste con el segundo y tercer tramo de la muestra es llamativo. “Me gusta la ilustración y me gusta lo sobrio de la nogalina pero por otro lado, como soy pintora, me gustan los colores y los míos son saturados. Por ahí hago diferentes cosas a la par, al mismo tiempo: ilustrar y pintar. Mis pinturas raramente son de colores pasteles, es todo saturado”, resaltó.

Esa vocación obedece a una continuidad. “Siempre fue así, no soy muy amante de los pasteles pero por otro lado, con la nogalina es todo más tenue, de ahí que quizá se vea más clarito”. También hay diferencias apreciables en el tamaño de las obras. “En ilustración, generalmente se trabaja en chico, porque es el 20 por ciento de lo que se va imprimir, del producto final… Además, los papeles quizá se tuercen si se trabajan muy grandes porque con la nogalina se usa mucho agua, entonces conviene más trabajar en chiquito”, justificó Zuzek. 

Impronta de Bariloche 

En “Murmullos” conviven obras que tienen sus años con otras de ayer nomás. “Las dos cosas. La serie en nogalina es principalmente de 2010, cuando hice un curso de ilustración infantil con Saúl Rojas. Y lo del primero piso es un popurrí entre muchas obras de este año y unas sueltas de otros años anteriores”, resumió. Si bien predomina un lenguaje, “creo que en los 19 años que llevo pintando, Bariloche tiene su impronta. Aunque muchas obras son abstractas, yo veo naturaleza y fue lo que mamé de chica”, explicó.

Al llegar visitantes a la inauguración, la expositora se comunicó con ellos en un idioma que el hombre de El Cordillerano no pudo identificar. “Mis padres son de origen esloveno, nací en Bélgica pero viví toda mi vida en la Argentina y en casa hablamos esloveno, así que está muy marcada la parte del idioma y de la cultura. Pero soy argentina”, resaltó la artista. En su vida, “la plástica apareció en 2000, después de haber terminado la facultad, donde estudié Diseño Gráfico”.

Esa irrupción fue más que trascendente. “Se convirtió en lo que me define como persona, ahí me encontré realmente… Y la plástica enriquece al diseño porque la forma de trabajar que me transmitió mi maestro es a partir de la mancha y el trabajo, encontrar la forma… Lo mismo implemento en diseño: primero juego y después busco el concepto, mientras a la par voy construyendo el mensaje”, describió Zuzek.

Su currículum es inabarcable. “Sí, ya van a ser unas 80 muestras en 19 años, 26 individuales y el resto grupales. Me gusta, produzco mucho y también me gusta organizar las muestras. Me muevo”, definió. A pesar de tanta producción, “hay una estética común en todos estos años: si tomo algunas obras de 2000 y otras de 2018, no hay tanto salto. Me siguen gustando (las viejas obras) pero sí tuve una época que fue más geométrica dentro de lo abstracto y ahora, lo abstracto se está fusionando con la figuración. ¿Por qué? Porque a partir de 2010 me empecé a formar en ilustración, entonces conviven los dos lenguajes”, señaló. Y murmuran. Entre sí y hacia todas direcciones.

Tres muestras simultáneas 

Como consecuencia de tanto dinamismo, las inauguraciones y las exposiciones casi forman parte de la cotidianeidad de Irena Zuzek. “En este momento tengo tres muestras: una en Dina Huapi en el restaurante El Rincón, otra en los consultorios de calle Morales y esta”. A pesar de la sucesión e inclusive de la convivencia, “cada muestra para mí es importante y mi año pasa a través de mi cronograma. Mi tiempo está definido a partir de las exposiciones, todas son igual de importantes”.

En esa línea, adelantó que “el jueves (mañana) voy a estar en Buenos Aires porque me invitó la embajada eslovena a una muestra grupal, así que viajo para otra exposición. En este caso, voy a mostrar una obra porque participamos 20 personas”, describió. Si bien en la víspera llovía como si fuera otoño y otros asuntos reclamaron el concurso de la prensa, “hice publicidad y la gente va a pasar”, se esperanzó Zuzek. “Para mí es un honor estar acá, la sala me gusta”.

En cuanto a sus planes locales, “voy a seguir exponiendo en Dina Huapi, donde montaré otra muestra y después, no sé que surgirá”, dijo entre sonrisas. Por último para la charla, agradeció a Nancy González, de la delegación local de la Secretaría de Cultura de Río Negro, “quien me ayudó a colgar”. Obras que disparan color, “color que murmura y busca que el espectador descifre ese murmullo con su propia mirada, con impronta propia”, como dice la descripción de la muestra.

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