11/10/2018

Aquel descubrimiento fue una falacia

Gracias a la tarea de los arqueólogos, sabemos que la presencia humana en la zona se remonta a 10 mil años. En el sitio El Trébol se encontraron rastros de la actividad que estos auténticos pioneros desarrollaron en su vida cotidiana, como un punzón de hueso, espinas de pescado, moluscos del Pacífico y restos óseos de los animales que formaban parte de su dieta: aves, un zorro extinto, un ciervo más grande que el huemul y un milodón.

No se trata del único sitio que existe en la región. Antes del hallazgo de El Trébol se tenía como evidencias arqueológicas más antiguas a las que se encontraron en las cuevas de Epullán Grande, Cuyín Manzano y Traful, del otro lado del Limay. Allí se encontraron muestras de artefactos que nuestros mayores utilizaron para la caza de animales y restos de pigmentos que se usaron para pinturas que se aplicaban a prácticas funerarias.

En este caso, la antigüedad también se sitúa entre los 10.000 y los 9.000 años antes del presente. En Traful se encontraron además cuentas que se confeccionaron con valvas de moluscos de origen oceánico y otros elementos que también aparecen en los sitios trasandinos. A la luz de estas exploraciones, queda claro qué tan reciente es la frontera que se instaló sobre los Andes a fines del siglo XIX.

Precisamente, en cercanías de Puerto Montt se encontraron las manifestaciones humanas más antiguas de la región. Éstas superan los 13.000 años. En Monte Verde, 35 kilómetros al sudoeste de la ciudad, se hallaron restos de estacas y pieles que hablan de la construcción de viviendas. Asimismo, se utilizaron útiles de hueso, madera y piedra. Aquellos “trasandinos” supieron valerse tanto de los recursos terrestres como de los marítimos.

Por aquí, para períodos más recientes se encontraron rastros de actividad en cercanías de los arroyos Pichi Leufu y Comallo, en particular en los sitios Cueva Sarita y Cueva Visconti. Los primeros habitantes de la Línea Sur rionegrina ya andaban por la estepa hace unos 3.000 años. Por último, para la columna, hace aproximadamente 2.000 años ya se encontraban en Patagonia grupos bien definidos regionalmente.

Si ampliamos la mirada a todo el continente y más allá de las divergencias que existen, se supone que se puede hablar de “americanos” desde hace 30 mil años. Algunos sostienen la hipótesis más clásica: grupos de cazadores recolectores cruzaron por el puente terrestre que por entonces constituía el estrecho de Bering y desde allí fueron bajando en un largo proceso de desplazamientos, hasta llegar a la Patagonia.

Otros dicen que esa antigüedad no se puede probar y apuntan que el poblamiento más antiguo data de 13 mil años. La hipótesis no explica cómo Patagonia pudo estar habitada más o menos al mismo tiempo que América del Norte. Por eso, otra corriente sostiene que los primeros patagónicos no llegaron desde el norte sino desde el este y que los sitios arqueológicos más antiguos están sumergidos bajo las aguas del Atlántico.

Aquellos desplazamientos pudieron producirse por vía marítima y entonces, nuestros antecesores habrían arribado tanto del Pacífico como del Atlántico. Pero más allá de las polémicas, está probado que la presencia humana en el sur del continente se remonta a por lo menos 13 mil años antes del presente. Por eso, resulta como mínimo anacrónico que todavía se hable del “descubrimiento” de América.

El asunto se actualizó algunos años atrás cuando un coleccionista chino presentó un mapa antiguo según el cual no fueron los europeos los primeros en navegar por el mundo y precisamente “descubrir” América, sino los asiáticos. Pero que cambie la nacionalidad del “descubridor” no modifica el dislate. El mapa en cuestión se confeccionó en 1763, aunque tiene una anotación que dice que es una reproducción de otro de 1418.

El documento presenta al mundo como un globo y los continentes exhiben una exactitud que los mapas europeos tardarían otro siglo en adquirir. En China se sabe que los barcos de Zheng He navegaron por el Pacífico e Índico entre 1405 y 1433. Los registros demuestran que exploró el sur de Asia, la India, el Golfo Pérsico y la costa este de África. Pero además un grupo de investigadores sostiene que estuvo en América en 1421, es decir, 71 años antes que Colón.

En realidad, no tiene mayor importancia. Pero que también los chinos llegaran a América antes que Colón revela el carácter euro-céntrico de los relatos históricos en los que abrevamos. Aún se sigue narrando y reproduciendo la historia del planeta desde el punto de vista del Viejo Continente, aunque también está suficientemente probada la presencia vikinga en las costas de Canadá. El continente en el que vivimos no podía descubrirse porque ya estaba habitado.

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